El desafío independentista
La consulta rebajaría el rating de Cataluña al «bono basura»
La redacción de la pregunta que Artur Mas hará a los ciudadanos residentes en Cataluña ha reabierto el debate sobre las posibilidades de que Cataluña pueda sobrevivir desde el punto de vista financiero fuera de España y, por supuesto, fuera de la Unión Europea.
Cataluña es la comunidad con mayor deuda en términos absolutos de todas las regiones españolas. Según los datos publicados ayer por el Banco de España, debe 53.665 millones de euros, un 81% más que su inmediata perseguidora, la Comunidad Valenciana, que tiene 29.643 millones.
Financiar esa cantidad empieza a convertirse en una utopía para Cataluña, que ha tenido que destinar este año el doble de dinero al pago de intereses. Y es que la deuda de Cataluña ha pasado de representar el 8% de su Producto Interior Bruto (PIB) en el año 2007, antes de que se desatara la crisis financiera, al 27,2% con el que ha cerrado el tercer trimestre del presente año.
Interés por riesgo
Para sufragar esta deuda, la Generalitat ha recurrido a la emisión de bonos, pero sobre todo a sobretipos para atraer el interés de los inversores, que sólo asumen determinados riesgos a cambio de rentabilidades muy elevadas.
Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB, cree que, en el hipotético caso de que Cataluña eligiera el camino de la independencia, la calificación de su deuda estaría en el nivel «especulativo», lo que popularmente se conoce como «bono basura», y no el de «investment grade», que aglutina las calificaciones de solvencia desde la triple «A» hasta «BBB».
El pasado año, la Generalitat emitió bonos a dos años con una rentabilidad del 5% y a un año, con una remuneración del 4,5%. Éste es el tipo de interés que percibe el comprador, pero el coste para el emisor está más cercano al 8%, teniendo en cuenta los gastos de publicidad y la comisión que cobran los bancos colocadores. La última salida al mercado fue para colocar 3.700 millones de euros, una cantidad que está en la banda alta de las emisiones que realiza el Reino de España.
El principal problema de estas emisiones de bonos patrióticos, como han sido calificados en algún momento, es su iliquidez. Es cierto que existe un mercado secundario de renta fija donde los tenedores de deuda pueden vender para recuperar su inversión o parte de ella antes de que se cumpla el plazo de amortización. La realidad es que los movimientos de compraventa que se producen son mínimos. Los compradores, fundamentalmente fondos de inversión los tienen en su cartera hasta vencimiento con el fin de garantizarse unos intereses elevados. En el mercado secundario no hay cotización, por lo que salir de la inversión sin pérdidas elevadas es casi imposible.
Un gasto desorbitado
¿Qué posibilidades reales tiene Cataluña de sobrevivir financieramente fuera de España? Ninguna, dicen los expertos. No es sólo separarse de España, sino salir de la UE y de la disciplina del euro, porque España no consentiría su uso. Sin el paraguas de la moneda única, Cataluña pasaría a estar vigilada constantemente por las agencias de solvencia y castigado por su incapacidad para reducir el gasto sin tener que recurrir a la deuda, una práctica que ha estado realizando desde que comenzara la crisis.
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