La travesía del “Juan Sebastián de Elcano” llega a su fin seis meses y más de 130.000 lectores después

Durante este tiempo, los guardiamarinas Guillermo Ferraz y Miguel Sánchez nos han contado cómo ha sido este crucero de instrucción desde dentro del buque escuela de la Armada

Seis meses y más de 130.000 lectores después, esto llega a su fin. Este artículo va a ser algo diferente, no queremos que sea triste ni mucho menos. Tampoco vamos a contarles nada que ya no le hayamos contado.

Estamos muy contentos y orgullosos de lo que hemos logrado, pero eso no se podría haber conseguido sin usted. Muchas han sido las veces en las que le hemos echado la culpa de que consigamos nuestro objetivo de dar a conocer cómo es la vida de los Guardiamarinas durante el crucero de instrucción. Hoy lo volvemos a hacer, usted ha sido el culpable de esos más de 130.000 lectores. Es una cifra que parecía imposible aquel 13 de enero de 2019, cuando con todo nuestro corazón, ilusión y miedo le presentábamos nuestro primer artículo. Ese que en menos de una semana llegaba a 8.000 usuarios y nos dejaba impactados, pues no sabíamos la bestia que habíamos creado, el proyecto en el que nos acabábamos de embarcar.

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Como podrá imaginar no siempre ha sido fácil, semana tras semana, hubiese lo que hubiese, exámenes, observaciones, guardias, clases, estancias en puerto, no podíamos fallar a nuestra cita con usted y esto era una de nuestras prioridades, ante todo. Decenas son las historias que le hemos contado y 11 las ciudades a las que hemos tratado de transportarle, esperamos que con éxito.

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Hoy también es un día de agradecimiento a la figura del teniente de navío Ignacio Grueiro, quien nos ha apoyado, guiado, enseñado y en ocasiones salvado. Sin usted mi oficial esto no hubiese sido posible, seguramente nunca le podremos agradecer todo lo que ha hecho por nosotros. Esperemos que la mar y la Armada nos vuelvan a juntar algún día.

Gracias también al apoyo de todos nuestros familiares y compañeros por acompañarnos en esta aventura. Quien le iba a decir a dos chavales de 21 años, sin ninguna experiencia en el ámbito periodístico, que no solo iban a escribir en un diario nacional tan importante como el Diario La Razón todas las semanas, sino que encima iban a conseguir todo este apoyo por parte de sus lectores.

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A pesar de la dificultad que este proyecto entrañaba por realizarse desde un buque y con todas las actividades que son parte de nuestra formación, hemos disfrutado enormemente compartiendo estas experiencias con usted. A su vez, esperamos que nuestras sentidas y sinceras palabras a lo largo de este viaje hayan logrado trasmitir todas las inigualables experiencias que hemos tenido la suerte de vivir. También ha sido sumamente gratificante el exponer el magnífico trabajo que realizan muchos miembros de la dotación y que a veces pasa desapercibido. Sobre todo, por el profundo agradecimiento que expresan al escribir sobre ellos. Teniendo tan solo 21 años sentimos que hemos podido ver cosas que no mucha gente ha vivido, de las que hemos aprendido mucho y de las que debemos seguir aprendiendo ahora que somos jóvenes para lograr ser hombres íntegros y formados en un futuro próximo, al servicio de España como miembros de la Armada. Como les hemos ido contando desde nuestros inicios, ahora más que nunca, nos damos cuenta de que todas esas vivencias, buenas y malas, pero sobre todo muy diversas y enriquecedoras, nos han hecho cambiar y mejorar como personas.

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Finalmente, y parecido a como imaginábamos desde que largamos la última estacha en Cádiz, el pasado sábado llegábamos a la Escuela Naval Militar de Marín. Esta entrada, muy conocida ya por nosotros, se hizo distinta al estar volviendo definitivamente a casa a bordo del Juan Sebastián Elcano. Fue un bonito y emotivo momento de reencuentro en el que con gran alegría nos fundimos en un abrazo con nuestros familiares tras más de 180 días alejados de ellos.

Como le decíamos, esta etapa llega a su fin, pero visto lo visto sería un placer volver a repetirlo en un futuro desde allá donde la vida nos lleve. Tal es la magia de la palabra y el poder que tiene para conectar, que sentimos haber formado un vínculo profundo con usted, una gran familia, a pesar de no tener la suerte de conocerle personalmente.

Por eso GRACIAS por todo ¡hasta siempre y buena mar!