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Las familias de republicanos en el Valle reclaman ya su exhumación

El Gobierno reconoce a los «olvidados» el derecho a recuperar sus cuerpos, que le exigen que «tome la iniciativa» como con Franco.

El helicóptero con los restos de Franco sale del Valle de los Caídos el 24 de octubre de 2019
El helicóptero con los restos de Franco sale del Valle de los Caídos el 24 de octubre de 2019larazon

El Gobierno reconoce a los «olvidados» el derecho a recuperar sus cuerpos, que le exigen que «tome la iniciativa» como con Franco.

La hasta hace poco quimérica salida de Francisco Franco del Valle de los Caídos supone para familiares de republicanos enterrados a unos pasos de donde estaba el dictador una esperanza de recuperar a los suyos. Según el censo del Ministerio de Justicia, en las criptas de Cuelgamuros están enterrados los restos de cerca de 34.000 personas –18.000 de ellas republicanos–, de las que casi 13.000 están sin identificar. Desde las asociaciones que persiguen ese objetivo el camino a seguir no es otro que recuperar esos cuerpos, más aún tras el traslado de los restos de Franco.

La creencia en que algo podía cambiar llegó para esas familias hace tres años, cuando un juzgado de San Lorenzo de El Escorial reconoció a los allegados de los hermanos Manuel y Antonio Lapeña Altabás el derecho a recuperar sus cadáveres para trasladarlos a su localidad natal,Villarroya de la Sierra (Zaragoza). Ambos fueron fusilados por las tropas franquistas en 1936 y enterrados en Calatayud, pero en 1959 fueron reinhumados en el Valle de los Caídos.

El caso de los Lapeña fue pionero y abrió el camino de otros. Por ejemplo el del padre de Fausto Canales, desaparecido el 20 de agosto de 1936. Un grupo de falangistas entró en su casa de Pajares de Adaja (Ávila) y se lo llevó a las dos de la madrugada. Formaba parte de una lista de «rojos» del pueblo elaborada por sus propios vecinos. En 1959 desenterraron a «los siete de Pajares» y trasladaron sus restos al Valle de los Caídos. En concreto, a la caja 198, situada en el primer nivel de la cripta del sepulcro. Otros tres quedaron en cunetas cercanas.

Patrimonio Nacional les reconoció el derecho a la exhumación de los cuerpos, una decisión que se adoptó con otras familias mientras el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses recogía muestras de su ADN para avanzar en el proceso.

Aunque no todos los descendientes están en igualdad de condiciones. En algunas criptas filtraciones de agua han destruido las cajas de madera y mezclado los huesos en un puzle de difícil solución: podrían recuperarse huesos tras multiplicar las pruebas de ADN por miles, e identificar restos óseos, pero la tarea se complicaría todavía más para llegar a recomponer cadáveres enteros.

Sí hay vía libre para las obras que puedan permitir llegar hasta lo que queda de los cuerpos. Los trabajos necesarios no dañarían la estructura y sería posible el acceso y la extracción de cajas sin entrañar riesgo para la cripta, según un informe del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, que pertenece al CSIC.

Un trabajo sobre problemas estructurales en la cripta adyacente a la Capilla del Santo Sepulcro de la Basílica del Valle de los Caídos supone uno de los últimos pasos para que se dé luz verde a la exhumación de los Lapeña. El documento –de 500 páginas, y en manos de Patrimonio Nacional– concluye que arquitectónicamente la estructura de la cripta resistiría ante las exhumaciones y no se dañarían sus paredes.

Con el informe ya concluido –se conoció una semana antes de que el Tribunal Supremo fallara sobre la exhumación de Franco–, las familias han pedido al Gobierno, en una carta abierta al presidente, Pedro Sánchez, que habilite una partida presupuestaria para iniciar los trabajos de extracción.

«Queremos que el presidente tome la iniciativa», ha declarado Silvia Navarro, de la Asociación de Familiares Pro Exhumación de los Republicanos del Valle de los Caídos, para quien es importante recordar que muchos de los familiares rondan ya los 90 años y necesitan que se actué sin demora.

En la carta firmada por Mercedes Abril, de la Asociación de Familiares Pro Exhumación de los Republicanos del Valle de los Caídos (AFPERV), se reclama que «se articule, de una vez por todas, una solución de carácter político a nuestras demandas».

Sus pretensiones no estaban lejos de ser realidad, de hecho el Ejecutivo de Sánchez tenía todo preparado para sacar adelante una proposición de ley en el Congreso, pero la repetición de elecciones ha paralizado la iniciativa. La propuesta indica que la institución directora del Valle de los Caídos dispondrá de «una dotación económica» para la «exhumación e identificación de los restos de las víctimas inhumadas, previa solicitud al efecto». Y no deja duda en que «se atenderán las reclamaciones y peticiones de exhumación de los familiares de las víctimas cuyos restos mortales se encuentren en el lugar y que hayan solicitado o soliciten su devolución».

Y mientras los «olvidados» de Cuelgamuros esperan que alguien les devuelva a los suyos, el propio Valle de los Caídos afronta un incierto destino una vez que Franco ha dejado de ocupar su lugar de honor allí.

Tras la exhumación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reavivó un objetivo que viene de atrás. «Cuando vuelva a abrir sus puertas, el Valle de los Caídos significará algo muy distinto: el recuerdo de un dolor que no debe repetirse jamás y un homenaje a todas las víctimas del odio».

Francisco Ferrándiz, antropólogo del CSIC y miembro del comité de expertos al que José Luis Rodríguez Zapatero encargó en 2011 la resignificación del monumento, ha propuesto un concurso internacional de ideas que atraiga a los mayores especialistas primero para atraer a «un visitante muy distinto al que tiene ahora».

«Podemos resignificar todo este monumento que tenemos aquí en el Valle de los Caídos. Darle contenido y hacer un trabajo de recuperación», considera por su parte Bonifacio Sánchez, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.