Crisis en el PSOE

Los «pedristas» viran a la abstención

Afines al ex líder socialista ya reconocen que acatarán el mandato del Comité Federal, que se celebrará el domingo 23, y la disciplina de voto.

El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández (c), preside la reunión que diputados y senadores socialistas han celebrado hoy.
El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández (c), preside la reunión que diputados y senadores socialistas han celebrado hoy.larazon

La mayoría de diputados y senadores del PSOE que han intervenido hoy en la reunión del grupo parlamentario se han mostrado a favor de la abstención para facilitar la investidura a Mariano Rajoy y de que se acate la disciplina de voto.

La resistencia numantina de los «pedristas» comienza a flaquear. La inminencia del Comité Federal y los pronunciamientos públicos de federaciones de peso –como Andalucía– pidiendo públicamente la abstención empiezan a hacer mella en el ánimo de quienes hasta ahora defendían el bloqueo. No se trata de una rendición, pues quedan amenazas residuales de ruptura de la disciplina de voto y se mantiene la voluntad de todos ellos de defender el «no», al menos hasta el domingo. Sin embargo, la reunión del máximo órgano entre congresos, que tendrá lugar el día 23, sí marcará un punto de inflexión en sus pronunciamientos, pues pocos se atreven ya a contravenir el mandato que emane del cónclave.

La reunión de los grupos parlamentarios socialistas en el Congreso y el Senado trasladó ayer una foto fija de la situación. El avance de la tesis de la abstención parece imparable y la mayoría de las intervenciones estuvieron orientadas a evitar terceras elecciones. No es una novedad. Ya en los encuentros precedentes los partidarios de esta fórmula se habían impuesto claramente a los defensores del «no», que evitaron tomar la palabra para exponer su posición. En las dos horas y media que duró la reunión, la tónica general fue dirigida a articular una «postura de partido», esto es, una abstención en bloque –y no de los 11 diputados imprescindibles para investir a Rajoy– y de un respeto escrupuloso a la resolución que emita el Comité Federal. Sin embargo, sería prematuro desechar esta hipótesis, pues existen conatos de rebelión activos como el del PSC, que podrían encontrar cabida en esta fórmula. Miquel Iceta se reafirmó ayer en su «no» a Rajoy tras reunirse en Ferraz con el presidente de la gestora, Javier Fernández. Sus siete diputados se opondrán a la investidura del candidato del PP.

Las férreas convicciones de Iceta contrastan con las de otros afines al ex secretario general Pedro Sánchez que ya han comenzado su giro hacia la abstención. Es el caso del que fuera su mano derecha, César Luena; de miembros de su Ejecutiva, como Adriana Lastra o María González Veracruz, y de otros dirigentes territoriales que no se plantean incumplir la disciplina de voto que marque el Comité Federal. Su viraje cobra especial significado, porque han sido firmes defensores de la consulta a la militancia y del veto a Rajoy. «Si hay abstención, se cumplirá», reconocía Luena. «Nunca incumpliré la disciplina de voto», prometía Lastra. «Hasta el domingo» se propone el secretario general del PSOE en Castilla y León, Luis Tudanca, defender su «no» al PP, ya que después «será respetuoso con las decisiones que emanan del partido». En la misma línea la secretaria general del PSM, Sara Hernández, consideraba que romper la disciplina de voto «no es la mejor solución».

Aunque los apoyos de Sánchez se difuminen, aún existe un reducto activo de «pedristas». Del total de 17 intervenciones de la reunión de los grupos parlamentarios –hubo 30 peticiones y algunos no pudieron hablar–, tres voces pusieron la nota discordante al discurso de dejar gobernar al PP. Fueron las de Odón Elorza, que pidió libertad de voto y consultar a la militancia; Margarita Robles, que criticó el discurso «catastrofista» de Fernández, y Marc Lamuá (PSC), que advirtió de la pérdida de confianza que generaría en la calle el cambio de postura. «Hincar la rodilla es más cómodo que mantenerse en pie y seguir firmes», dijo a puerta cerrada.

El «catastrofismo» de Fernández al que hizo referencia el fichaje estrella de Sánchez y número dos por Madrid, Margarita Robles, obedece a la intervención que el presidente de la gestora dedicó a las huestes socialistas en el Congreso y el Senado. El también presidente asturiano comparó al PSOE con un edificio en ruinas, «muy dañado», «dividido» y «debilitado» del que sólo queda «un solar» sobre el que «reconstruir un discurso, ideas, proyecto y un liderazgo». Un objetivo que se consolidará en el congreso extraordinario al que la gestora debe llevar al partido. Pero antes de eso, el PSOE tiene que tomar «una decisión» difícil, casi catártica, en el «territorio del mal menor» para dotar de un gobierno a España. Desechada la opción de una alternativa al PP, Fernández instó a elegir entre la disyuntiva de «abstenerse o elecciones».

Aunque la gestora no hará una propuesta formal al Comité Federal, su presidente sí dejó claro cuál es su punto de vista: «Abstenerse no es apoyar» y, ya que «los ciudadanos no quieren elecciones y van a señalar al partido que las provoque», otra cita con las urnas sólo supondría postergar «cómo, cuándo y con cuántos diputados va a gobernar el PP». Fernández también criticó el clima de «mutismo» que ha imperado en el partido en los últimos meses, donde el diálogo ha sido sustituido por un «silencio mineral», mantenido en parte por aquellos dirigentes que pensaba que el «no es no» en realidad significaba «de entrada no». Por ello, el presidente de la gestora reconoció la «responsabilidad» de todos los barones que «no encararon el debate» y prefirieron «cerrarlo en falso», lo que ha llevado a tomar «una decisión» en estas condiciones.

La decisión final deberá tomarse el domingo. El Comité Federal, convocado ayer, dará comienzo a primera hora con un orden del día muy abierto y con una nueva designación de la Mesa del mismo, hasta ahora de mayoría «pedrista». Destaca que esté prevista una primera intervención de Fernández, la gestora no quiere marcar el debate, y que únicamente se prevea el «debate y votación de la posición política del Grupo Socialista en el Congreso ante el proceso de investidura». Fuentes socialistas apuntan a que esta votación será finalmente a mano alzada, los afines a Sánchez temían que fuera voto secreto, por lo que todos los dirigentes deberán significarse.