Rojo
Ferraz acusa a los barones de «instigar» el «golpe» e ir contra los militantes
La dirección de Sánchez quiere celebrar un Congreso para elegir una nueva Ejecutiva
La dirección de Sánchez quiere celebrar un Congreso para elegir una nueva Ejecutiva.
Dos horas tardó el núcleo duro de Pedro Sánchez en digerir el envite perpetrado por los críticos para, con la dimisión de la mitad de la Ejecutiva más uno, acabar con el liderazgo del secretario general. Desde las cinco de la tarde, cuando Antonio Pradas y Eva Matarín depositaron en Ferraz las 17 renuncias, hasta las siete, cuando el ex secretario de Organización, César Luena compareció ante los medios. Durante estos 120 minutos todos los esfuerzos de la dirección se centraron en buscar reparos a la salida que les había marcado la mayoría de su equipo por falta de confianza en el secretario general. La tarea no era sencilla, pues suponía hacer una enmienda al criterio con el que el propio Luena ha disuelto federaciones como la castellanoleonesa o la madrileña en su corto mandato. Para ello, el ya ex secretario de Organización se acogió a un escrupuloso cumplimiento del reglamento, que no especifica el escenario posterior a la dimisión de la mitad más uno de la Ejecutiva, aunque en la práctica –aplicada por Luena– esto siempre ha implicado la salida de la dirección. El ex secretario de Organización explicó que «el único órgano competente para disolver cualquier órgano es la Ejecutiva», esa Ejecutiva que, a su juicio sigue con plena vigencia –a pesar de verse notablemente mermada en sus miembros– y que se reunirá hoy para convocar el Comité Federal, como marcan los estatutos del partido, para fijar la fecha de un congreso extraordinario.
Luena apeló a «demostrar que somos capaces de resolver democráticamente» estas cuestiones y acusó a los barones de «instigar» este proceso «para que al PSOE lo dirija una gestora». «Es muy grave. En el partido se ha querido torcer la voluntad de los militantes», señaló el ex secretario de Organización, al tiempo que advertía de que «no caben atajos, ni golpes, ni esconderse, ni temer a los militantes para intentar que no voten».
De este modo, Luena hacía un ejercicio de escapismo y un requiebro a sus propias prácticas, enrocándose al frente de la dirección con un único objetivo: que sea Pedro Sánchez quien pilote el proceso que el partido deberá transitar hacia el congreso. En este proceso se augura una utilización partidista de las bases y prueba de ello es que ayer desde la dirección se llamó a que «mantuvieran la serenidad» y a «demostrar un comportamiento ejemplar».
A la dirección federal le pilló por sorpresa la iniciativa de los críticos de impulsar la dimisión de la Ejecutiva más uno, porque –aunque la información ya había sido adelantada por este diario– no les creían capaces de llegar tan lejos. Quizá por ello, el propio Sánchez les retó horas antes a que presentasen su dimisión, un desafío que, unido a la intervención del ex presidente del Gobierno Felipe González precipitó los acontecimientos.
Aunque los críticos no reconocen la legitimidad de la dirección, en Ferraz consideran que «el secretario general es Pedro Sánchez» y hoy reunirá a lo que queda de su Ejecutiva para convocar un Comité Federal que dé cumplimiento al reglamento, en lo que respecta a la convocatoria del congreso extraordinario. Si los críticos acuden a esta cita todavía tendrían en la manga el as de promover una moción de censura, aunque ya no cuentan con el 20% de las firmas para promoverla desde la Ejecutiva.
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