Trabajo
Mas presiona a Martorell para que renuncie mientras protege a Pujol
«Tenemos que saber formar parte de la solución y no del problema», dice
«Ante los nombrosos frentes que tenemos abiertos, tenemos que saber formar parte de la solución y no del problema». Con estas palabras, Artur Mas trató ayer de que el actual responsable de prisiones de la Generalitat, Xavier Martorell, se decida a renunciar a su cargo después de que trascendieran una serie de correos electrónicos que evidencian que su relación con la agencia de detectives Método 3 no se limitó a pedir «un favor» para la agrupación de Convergència en Sabadell (Barcelona), tal y como aseguró Martorell, sino que negoció precios para contratar sus servicios.
Los correos electrónicos con Método 3 desmienten la versión de Convergència, que en todo momento ha negado la contratación servicios de detectives. Sin embargo, CDC ha dejado en manos de Martorell la obligación de dar explicaciones claras sobre sus actividades en relación a la citada agencia. «¿Ponemos 1.500 euros y el barrido?», le propone Martorell al gerente de Método 3, José Luis Marco, en un correo fechado en febrero de 2010 que ayer difundió «La Vanguardia». En esta época, Martorell se ocupaba de la seguridad del FC Barcelona, pero también se hacía cargo de esta misma área en Convergència de forma voluntaria, según asegura el partido nacionalista.
Mas quiso cubrirse las espaldas anteayer y se limitó a ofrecer la versión que dirigentes de CDC le habían hecho llegar. «Si algún día alguien de esta empresa trabajó para una sede territorial, lo hizo sin cobrar, porque debía tener una buena relación (con Martorell), pero siempre desde el ámbito privado, e hizo seguramente una tarea pequeña. Esto es lo que se me dice y yo tengo que creérmelo», comentó el presidente de la Generalitat.
Sin embargo, ayer, durante el primer consejo nacional de Convergència de este año, Mas intentó que sus cargos se hagan responsables de sus actos aunque sin dejar claro si también se refería a Oriol Pujol. Hasta el momento, el líder de CiU se ha mostrado partidario de blindar a Oriol Pujol abogando por que mantenga sus cargos mientras no sea procesado. Incluso estando imputando –cosa que decidirá el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña durante las próximas semanas–, Mas considera que su fiel escudero puede mantenerse en primera línea como secretario general de Convergència y como presidente del grupo parlamentario de CiU.
Mas aprovechó su intervención ante el consejo nacional para advertir de que no piensa dar marcha atrás al proceso de autodeterminación que ha abierto en Cataluña y para denunciar, una vez más, el «juego sucio» que, en su opinión, se practica desde el Estado. «Nosotros no tenemos centrales de inteligencia, no tenemos cuerpos policiales que hacen informes fantasmas, no tenemos una agencia tributaria con toda la información, no tenemos fiscales que filtran secretos de sumario y no tenemos medios de comunicación que intoxican más que informan. Pero tenemos la capacidad para decir que nos nos apartarán de nuestro proyecto», arengó el líder nacionalista a sus cuadros.
Un código ético a su medida
De todos los dirigentes de Convergència Democràtica reunidos ayer en el consejo nacional del partido, tuvo que ser Oriol Pujol –que en pocas semanas podría ser imputado como «colaborador necesario» de la trama de concesiones de ITV– el encargado de defender ante sus correligionarios la necesidad de impulsar un nuevo código ético. Con esta iniciativa, Convergència pretende dar una respuesta más contundente ante los casos de corrupción que en los últimos meses están siendo protagonistas en Cataluña. Este nuevo código ético contempla, entre otros puntos, que se publiquen las cuentas del partido en su página web, que la dirección de Convergència haga público se patrimonio y su renta y, sobre todo, hará constar el compromiso de todos los cargos de dimitir si se produce un comportamiento «ilícito o reprobable». El manual de buenas prácticas que prepararán cinco dirigentes de CDC –entre los que no figura Oriol Pujol– incidirá en la necesidad de «respetar y hacer respetar» la legalidad, así como en la conveniencia de dar publicidad a la agenda de trabajo de los cargos electos, auditar anualmente las cuentas del partido y no aceptar donaciones anónimos para su financiación. El actual código ético de Convergència es una retahíla de propósitos en clave genérica.
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