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Gobierno

El ministro Cuerpo, bajo el fuego de Moncloa por el embargo contra Israel

La coalición enfrenta otra pelea a cara de perro: Sumar acusa al PSOE de ocultarle los detalles del embargo de armas a Israel

A cara de perro. El decreto de embargo de armas a Israel anunciado por el presidente del Gobierno hace más de una semana se está convirtiendo en otro dolor de cabeza para la coalición. A la lista de ministerios señalados por ralentizar el desarrollo de la norma (Interior y Defensa), se unió ayer el de Economía, Comercio y Empresa que dirige Carlos Cuerpo. Fuentes del Ejecutivo apuntan al ministro. De hecho, Podemos denunció a su departamento por prevaricación precisamente por considerar que está frenando el citado embargo.

Las fuentes consultadas explican que la fuente de los problemas está en la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso. Ese departamento, dependiente de la Secretaría de Estado de Comercio, es el máximo órgano de evaluación de las operaciones relativas al comercio exterior del material de defensa y doble uso. Y es el encargado de informar sobre las modificaciones que haya que realizar en la normativa reguladora del comercio exterior. Cuerpo se mostró sorprendido por la denuncia de Podemos, así como por el momento que eligió. El ministro dijo que su departamento ha liderado «desde el primer momento el esfuerzo por meter toda la presión posible hacia el Gobierno israelí».

El Ministerio de Hacienda también es otro de los implicados en la redacción. Fuentes del departamento que dirige la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, apuntan que los técnicos están ultimando una reglamentación que permita a los funcionarios de Aduanas, por ejemplo, identificar con exactitud los productos, así como su vinculación con Israel para que sepan proceder en la incautación en caso de que arriben a España e intenten colarse por los puertos y aeropuertos del país.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, se mostró ayer cabreada con el asunto de marras y reiteró que su departamento no está causando retraso alguno, aunque en juego están servicios que afectan a la seguridad nacional; una cuestión altamente sensible que obliga a la máxima discreción. Lo cierto es que la redacción reglamentaria del decreto se está realizando con total opacidad por parte del ala socialista del Ejecutivo. Fuentes de Sumar explican que el PSOE les oculta los detalles. En verdad, los socialistas diluyen la responsabilidad del retraso y confunden para no dar detalles.

Es más, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, aseguró ayer en el Congreso que les toca esperar a ver cómo queda finalmente el decreto antes de valorarlo. Eso sí, el socio minoritario del Gobierno aplaude la voluntad política del presidente. Pero no esconden su recelo. Sumar no lanza las campanas la vuelo. La información entre socios (y entre departamentos) no fluye como debería. Aunque fuentes gubernamentales socialistas insisten en que «no hay ningún embrollo». Si en algo coinciden en el gabinete de coalición es en que los problemas está causando la «complejidad técnica» de la norma terminarán siendo solventados por el propio Pedro Sánchez personalmente. «Al final, será el presidente quien termine resolviendo», zanjan fuentes del Ejecutivo. No obstante, como contó ayer este diario, Sánchez está ultimando algún tipo de excepción en el decreto, porque la desconexión total de Israel en la prestación de servicios de defensa y seguridad es complicada. También el ministro de Exteriores, de viaje oficial en Egipto con los Reyes, se refirió al embargo y dijo que es «cuestión de días». La Abogacía del Estado lleva días trabajando sin descanso para garantizar que España no comete infracción alguna que le suponga una cuantiosa multa, como ya advirtió antes de la rescisión definitiva del contrato de compra de balas que firmó el Ministerio del Interior para la Guardia Civil y que abrió una crisis en el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska que le hizo presentar su dimisión a Sánchez el pasado mes de mayo.

Cuerpo es un ministro con un perfil técnico, aunque de un tiempo a esta parte se está labrando un perfil político y mediático que le está haciendo ganar peso en Moncloa. La ofensiva desatada contra él da cuenta de ello. El presidente del Gobierno redobla el conflicto diplomático con Tel Aviv. Sánchez se quiere erigir en el referente occidental de la reprimenda a Israel por su invasión de Gaza. No obstante, el presidente está recurriendo a la política exterior para diluir su debilidad interna. El líder socialista y la legislatura penden de un hilo. Por eso, el aparato de persuasión de Moncloa está inmerso en una estrategia de agitación que persigue movilizar a la izquierda y quién sabe si sacar las urnas.