Crisis del PSOE
No porque sí
Pedro Sánchez siempre ha conseguido sus objetivos, porque en el camino alguien se ha retirado, nunca por méritos propios. Fue diputado en la IX Legislatura porque Pedro Solbes dejó su escaño. Fue diputado en la X Legislatura porque Cristina Narbona también dejó su escaño.
Ahora quiere ser presidente y tampoco por méritos propios, como sería ganar unas elecciones. Quiere ser presidente a costa de que el Partido Popular se retire de ejercer un derecho que las urnas le han otorgado. Y las urnas, señor Sánchez, por mucho que le pese, han dicho que el presidente sea Mariano Rajoy con el apoyo de otras fuerzas políticas.
¿Cuáles son los argumentos que esgrime el señor Sánchez para no facilitar el Gobierno al partido que obtuvo más votos? Ninguno. No trasciende ninguno porque prefiere no escuchar, no dialogar antes que posicionarse sobre temas de Estado como la unidad de España, la lucha antiterrorista, la pertenencia a la Unión Europea y seguir en la senda del crecimiento económico y la creación de empleo. Pedro Sánchez utiliza la estrategia del «habla chucho que no te escucho».
El minuto de gloria lo tuvo al enterarse del ofrecimiento de Pablo Iglesias para formar gobierno. Palpó por décimas de segundo ser el nuevo inquilino de La Moncloa. La sonrisa de cartón se instauró en su rictus. Daba igual que el ofrecimiento de Podemos fuera un insulto al Partido Socialista, daba igual el que ya se hubieran repartido los cargos del Gobierno. El cómo no importaba. Él sólo se veía de presidente. Las voces no se hicieron esperar y elevó a la máxima potencia la regla del habla chucho que no te escucho.
Un necio es aquél que se aferra a posturas equivocadas, demostrando poca inteligencia. Con esto no quiero decir que el señor Pedro Sánchez sea un necio, que a lo mejor sí lo es, sólo quiero intentar comprender su postura del no porque sí. Ahora se saca de la manga someter a los militantes socialistas (unos 197.000) los acuerdos con otros partidos. ¡Mira qué bien! ¿Les va a contar la verdad de los pactos o va a ser la típica pregunta de «¿qué prefieres, un gobierno de izquierdas progresista o un gobierno de derechas?». Y ya puestos a escuchar, por qué no oye también lo que dicen los barones de su partido y sobre todo por qué no escucha lo que han dicho en las urnas los casi 7,5 millones de votantes del Partido Popular.
Le digo señor Sánchez, por si escucha, que no está de menos saber que la ambición personal y desmedida es el último refugio del fracaso.
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