Gobierno de España
“Operación dos tazas”, la estrategia del PSOE
El plan de Sánchez siempre fue colocar a dos catalanes al frente del Congreso y el Senado: «No cabe un paso atrás».
El plan de Sánchez siempre fue colocar a dos catalanes al frente del Congreso y el Senado: «No cabe un paso atrás».
Pedro Sánchez y Miquel Iceta hablan a menudo. Tras las elecciones del 28 de abril Sánchez aprovechó para sondearlo. No fijó una propuesta, solo insinuaciones. En 2018, Iceta le dijo no al Ministerio de Cultura. La llamada clave llegó el martes 7. Sánchez le propuso ser presidente del Senado. El líder socialista catalán consultó con unos pocos. Por la noche, aceptó la propuesta.
Miércoles 8. Iceta llama al senador, y ex presidente de la Generalitat, José Montilla, para pedirle su necesaria dimisión. Montilla, un hombre que entiende el partido como un proyecto colectivo, acepta sin titubear. Con el sí en la mano, Iceta llama a Joaquim Torra, presidente de la Generalitat, y a Roger Torrent, presidente del Parlament, para comunicarles la decisión. Aquella misma mañana se hizo pública. La reacción fue airada tras una monumental sorpresa.
ERC criticó que los socialistas no se lo comunicaran, aunque Iceta llamó a Torrent. Quizás el pulso interno en ERC en el que Pere Aragonés, Roger Torrent y Sergi Sabrià, marcan posiciones para ser el cabeza de cartel en unas hipotéticas elecciones catalanas, hizo que Torrent no lo comunicara ni a Sabrià, ni a Pere Aragonés. O eso, o ERC miente en su versión. Aragonés, vicepresidente de la Generalitat acude el sábado 11 a Soto del Real. Junqueras es partidario de apretar, pero reduciendo la presión, sin cerrar la puerta. Todo inducía a que, a pesar del ruido, ERC no vetaría a Iceta.
No todo el mundo lo veía así. El entorno de Pedro Sánchez preparaba un plan B: «La operación dos tazas», una propuesta que reafirmara que un catalán sería la cuarta autoridad del Estado. «Ante un rechazo no cabía un paso atrás». En la más absoluta discreción, el equipo de Sánchez, con su jefe de gabinete, Iván Redondo, a la cabeza se puso a trabajar. La propuesta: Meritxell Batet, presidenta del Congreso, y Manuel Cruz, presidente del Senado. Nadie conocía este plan. Ni el propio Iceta. Ni la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Al menos la gran mayoría.
Los acontecimientos se precipitaban. ERC redoblaba su presión. Los socialistas se mantenían en su negativa a negociar, ni siquiera la Mesa del Congreso. El martes 14, la Junta Electoral Central deniega el permiso a Junqueras para acudir al debate de TV3. Sergi Sabrià, responsable del grupo del Parlament, desata la tormenta anunciando el «no» de los republicanos. Lo hizo de forma unilateral, pero los partidarios de no cerrar la puerta no pudieron enmendarlo. Lo tenían difícil. No era conveniente desautorizarlo porque las bases republicanas querían contundencia. Apareció el «gen» de los republicanos capaces «de pegarse un tiro en el pie en su mejor momento.
Tras el no republicano se desataron las especulaciones. Los planes de Sánchez eran otros «había que demostrar como se le gana al independentismo: presupuestos sociales, institucionalidad y Presidencia del Congreso y del Senado». Con la más absoluta discreción, el presidente llamó a Meritxell Batet y a Manuel Cruz. Era la tarde del jueves 16. Sánchez convoca una reunión extraordinaria de la Ejecutiva del PSOE para el viernes 17. Los miembros de la Ejecutiva conocen en ese momento la propuesta. Iceta lo supo un rato antes.
Dos catalanes presidirán la tercera y la cuarta institución del Estado. «Si no quieres caldo, dos tazas», dice el refranero. Los independentistas negaron a Iceta el Senado, y se encuentran con dos catalanes al frente del Congreso y del Senado. Ciudadanos y PP quedan desarmados en sus denuncias de acuerdos secretos, y los socialistas refuerzan su posición en la campaña electoral marcando la estrategia política. Esta era la estrategia de Pedro Sánchez. La «operación dos tazas». Si ha sido exitosa, o no, se comprobará la próxima semana.
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