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Pablo Iglesias: «Si la lista de Errejón gana no seré secretario general»

A cuatro días de Vistalegre reconoce las heridas abiertas en su partido y asegura que «me horrorizaría verme convertido en Felipe González»

Pablo Iglesias, ayer, junto al director de LA RAZÓN , Francisco Marhuenda, en la redacción del periódico en Madrid
Pablo Iglesias, ayer, junto al director de LA RAZÓN , Francisco Marhuenda, en la redacción del periódico en Madridlarazon

A cuatro días de Vistalegre lamenta las heridas abiertas en su partido y reconoce que están dando “un espectáculo que no se puede repetir”.

A cuatro días de Vistalegre reconoce las heridas abiertas en su partido y asegura que si su lista no sale vencedora dará un paso atrás para que el líder sea Errejón

–La gente dice sobre Podemos: «Si no pueden gobernarse, ¿cómo van a dirigir el país?».

–Estamos teniendo un debate democrático. Yo creo que estamos gobernando mejor en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Cádiz... Al mismo tiempo somos capaces de tener un debate que no se plantea en otros partidos como en el PP, un congreso a la búlgara. Sí admito que nos hemos excedido en llevar debates a los medios que quizá habríamos tenido que tener internamente. Pero es bueno que la gente decida entre dos liderazgos y dos proyectos para el futuro de Podemos.

–DeVistalegre I sólo quedan Errejón y usted en el tablero...

–Yo creo que, en realidad sigue casi todo el mundo. Monedero no tiene responsabilidades orgánicas pero tiene una incesante actividad política como miembro de Podemos, sin cargo. Es una manera de hacer política muy legítima. Bescansa seguirá siendo diputada. Creo que es bueno que en Podemos tengamos claro que ninguno somos imprescindibles y que todos estamos de paso en política. En el futuro las diferencias tendremos que tratarlas de una manera más sensata.

–¿Sigue siendo defendible el discurso del «sano debate de Podemos» con estos niveles de disensión interna?

–Entiendo la pregunta y estoy de acuerdo. Hemos dado un espectáculo que no está gustando a nuestra gente y eso no se puede repetir. Debatir no puede implicar dividir. No tiene sentido que una fuerza política que ha irrumpido y que representa a 5 millones de personas de repente hable más de sí misma y de sus diferencias internas que de los problemas reales de la gente. Eso tiene que terminar y una de las razones por las que quiero ganar es para que esto termine.

–¿Cuál es su análisis de cómo han llegado a este punto y cuál es su estrategia para salir de esta situación?

–Lo segundo es fácil de responder. Dijo un compañero: «La unidad no se decreta a golpe de corneta por el secretario general». Estoy de acuerdo con eso. Pero ese toque de corneta lo está dando la gente. Nos están haciendo un mandato claro: después de esto os queremos unidos. En cuanto a lo primero: en tres años hemos vivido lo que otras formaciones han vivido en 30 y cuando pegas el estirón tan rápido te pueden doler las rodillas. Esto forma parte de nuestro problema de madurez. En tres años se nos han ensanchado las espaldas. En política, como en la vida, lo que no te mata, te hace más fuerte. Vamos a salir más maduros, que es algo necesario.

–Tras la victoria de Espinar, se procedió a algo que los medios denominaron «purga». ¿Si pierde Errejón acabará en el gallinero?

–Esa decisión la tomará el Consejo Ciudadano. En Podemos ningún cargo es eterno. El mío tampoco. Mi criterio personal es que Errejón debe seguir teniendo un papel importante y destacado en Podemos. Creo que lo ha hecho muy bien en lo que se refiere al trabajo parlamentario. Se le da bien y le gusta, que es algo importante. La decisión no depende de mí pero yo estoy satisfecho con su trabajo.

–¿Y la alcaldía de Madrid?

–He hablado con Errejón de lo que supone estratégicamente para nosotros Madrid. Tenemos que revalidar el ayuntamiento y ganar las elecciones a Cristina Cifuentes. Eso deberá decidirse en primarias, pero he hablado con Errejón de que si él quisiera presentarse, el podría ganar. Creo que podría ser alcalde o presidente de la Comunidad de Madrid y eso sería bueno para Madrid, bueno para España y, estratégicamente, bueno para seguir avanzando posiciones. Esto es crucial, pero es una decisión personal que le corresponde a él. Creo que Íñigo es un valor indiscutible que tendría enormes posibilidades para ser alcalde o presidente de la Comunidad de Madrid.

–¿Y él está por la labor?

–Él lo que planteó fue que no es el momento para tomar esa decisión, que cuando la tome será en un momento ulterior porque ahora hay dos proyectos diferentes del partido que fraternalmente tienen que confrontarse. Me parece absolutamente legítimo, pero Íñigo es un valor fundamental en Podemos y debe tener un recorrido largo en nuestra organización y ha de tener oportunidad de desarrollarlo.

–Si gana la votación a secretario general pero pierde la del Consejo Ciudadano se daría una paradoja incómoda...

–La elección importante es la del Consejo y los documentos, que es donde hay una competición real de proyectos. El líder del partido será, de facto, el que gane esa votación. Eso es una realidad. Y que se llame o no secretario general es lo de menos.

–¿Es recuperable la conexión con Errejón?

–Podemos no puede ser una cosa de uno, pero tampoco puede ser una cosa de dos. Podemos ya no es la formación política de los profesores de la Complutense. Podemos es una formación más madura, con presencia en todo el Estado. Esto ya no puede ser el grupo de la «Complu». Hace falta que se vean muchos portavoces, muchas más mujeres en primeras posiciones y gente de la sociedad civil. El futuro no pasa por un tándem. Pasa por un coro.

–¿Cree que va a ganar la votación de Vistalegre II?

–Sí. En Podemos siempre hay elementos de imprevisibilidad que tienen que ver con un amplísimo censo de inscritos. Pero creo que vamos a ganar. Los resultados hay que aceptarlos como vengan, pero soy optimista. Creo que vamos a ganar y que vamos a ganar bien. Si tuviera que hacer una quiniela digo que ganamos.

–¿Se imagina un Podemos sin Pablo Iglesias?

–Nadie puede estar atado al sillón, nadie puede ser imprescindible. Quiero seguir al frente de Podemos pero si no lo hago será porque los inscritos han decidido otra cosa y eso hay que aceptarlo con normalidad.

–¿Qué errores no volverá a cometer si gana en Vistalegre?

–Se nos ha ido de las manos la forma del debate. Los medios no pueden ser el espacio en el que se diriman dinámicas internas que tienen que tener otros espacios. Hemos pecado de ingenuidad y nos lo está diciendo todo el mundo. La transparencia está bien pero creo que en algunos momentos hemos pecado de ingenuidad. Ciertas heridas que tenemos van a cicatrizar y nos van a dar un cuerpo más fuerte.

–¿Cómo es hacer una campaña contra tu jefe de campaña?

–Es una sensación extraña. Hemos inaugurado una formación política inédita. Hablar de medio millón de personas llamadas a nuestras urnas inaugura una democracia interna apasionante pero que también tiene sus contrapartidas. Una de ellas es que parece que estamos en una campaña contra compañeros. Se producen situaciones extrañas con las que tenemos que ser extremadamente cuidadosos. Evitemos las simplificaciones y las caricaturas y no perdamos de vista algo que nos está diciendo la gente a voces: «Sois compañeros y lo fundamental es que estemos unidos».

–¿Qué diferencia hay realmente entre ustedes dos, qué es lo que les separa?

–Siempre hemos tenido debates ideológicos y teóricos muy intensos. Cuando nos dedicábamos a la academia o a experiencias militantes muy modestas podías acabar con unas cervezas. Pero cuando estás al frente de una fuerza política que es la oposición al gobierno de Mariano Rajoy puede ser más complicado. Desde la fraternidad tenemos diferencias políticas que se han hecho evidentes.

–¿Le preocupa que le voten como secretario y voten la lista de Errejón al Consejo para compensar?

–Si la lista de Errejón gana no seré secretario general y no lideraré el partido. Que nadie piense que puedo liderar Podemos si mi lista y documentos no tienen mayoría. No lo haré.

–¿Cuál podría ser su papel si no fuera secretario general del partido? ¿Podría ser candidato a la alcaldía de Madrid?

–No, cuando hablo de un papel discreto, será discreto. Podría dedicarme a la formación, como por ejemplo a dar clase, que a mí me gusta mucho y creo que en los partidos es importante. Además, tengo algo de experiencia como para enseñar a los militantes más jóvenes y ser útil. Cuando uno deja la posición de liderazgo lo último que tiene que hacer es sombra a los que vienen después. Lo que hay que hacer es saber ocupar un papel discreto y útil sin molestar a los que vengan después.

–¿Se esperaba el artículo de Alegre?

–Me entristece que uno de los filósofos más brillante de este país como Luis Alegre sea noticia por insultar a un compañero. Y no quiero hacer comentarios de ese artículo. Creo que es incompatible con la cultura política que necesita Podemos.

–¿Le ha desautorizado la dimisión de Bescansa?

–No. Me hubiera encantado que Carolina estuviera en nuestra lista, que se presentara por otra, o que presentara su propia lista. Tengo que agradecerle que haya dicho públicamente que va a votar a nuestra lista. Ha dicho que quiere seguir trabajando como diputada y estoy convencido de que lo hará muy bien.

–Se descalifica a Podemos como una amalgama de confluencias sin cohesión...

–Una de las grandes virtudes de Podemos es la capacidad para liderar uniendo. Nuestros aliados nos han reconocido algo que no es fácil: el liderazgo. A partir de ahora sólo podemos ser generosos.

–¿Quién debe tener miedo a que un día Pablo Iglesias sea presidente del Gobierno?

–Creo que sectores oligárquicos que han mandado en nuestro país no tienen que temer que vayan a seguir existiendo, porque lo harán, pero seremos muy rigurosos a la hora de hacer que se cumpla la ley. Tenemos la sensación de que hemos tenido gobiernos muy rigurosos con los débiles y enormemente complacientes con los poderosos. Tiene que haber sitio para todos.

–¿Se arrepiente de algunos comentarios hechos en «La Tuerka»?

–Con respecto a «La Tuerka», digamos que uno siempre habla desde un lugar de enunciación, de un «enfant terrible» que presentaba un programa muy «underground» en una televisión muy de barrio con una cierta vocación de provocar para poder colarnos en ciertos debates y la necesidad de viralizar contenidos. Es muy distinto al papel de alguien que aspira a ser presidente del Gobierno. Cuando presentaba «La Tuerka» no me esperaba ser un aspirante a terminar gobernando España. Seguramente el hábito hace al monje más de lo que dice el refrán.

–¿Pero no se pone una piel de cordero siendo un lobo? ¿No hay dos Pablos?

–Tengo muchos defectos pero siempre he sido muy sincero intelectualmente. He dejado escrito todo lo que pienso que no son necesariamente cosas que gusten a todo el mundo. Creo que cuando hablo no soy uno de esos políticos que oculta lo que piensa o que no dice lo que cree aunque eso implique que le puedan dar duro y que le puedan decir ciertas cosas.

–¿Educación concertada, liberad religiosa, monarquía o república...?

–La educación concertada jugó un papel histórico y fundamental en España porque la educación pública no podía cubrir todas las plazas, pero un gobierno sensato debe establecer como prioridad la educación publica. Sobre la libertad religiosa, por supuesto creo que debe ser absoluta, pero por ejemplo, sobre la catequesis en los centros públicos no estamos de acuerdo. Creemos que la monarquía no es el tema que más preocupe a los españoles, pero nosotros somos demócratas y entendemos que la Jefatura del Estado tendría mas sentido que se eligiera democráticamente.

–¿Se puede ganar al sistema? También Felipe González ganó unas elecciones, pero al poco tiempo estaba integrado en el sistema mediático o económico...

–Es un riesgo permanente y me preocuparía y horrorizaría verme convertido en Felipe González del que pienso que se ha convertido en una caricatura de lo que representó en este país. Es un riesgo que siempre hay que temer. Uno no tiene que tener la arrogancia de decir que esto no va a a pasar pero para eso hay que establecer controles y mecanismos democráticos que impliquen evitar la tentación de hacer ciertas cosas. Las bases deben tener mecanismos para controlarte y bajarte de ahí.Creo humildemente que si algo he demostrado –y mis palos me ha costado– es que no me dejo domesticar fácilmente y de eso estoy orgulloso, del hecho de que no hayan logrado que me calle ciertas cosas a pesar de la fama de enfadado que he podido adquirir es algo que me enorgullece. Prefiero tener fama de duro que fama de vendido.

–¿Por qué a veces parece tan enfadado?

–Hay cosas que me enfadan. Lo de la factura de la luz... me enfada muchísimo que en este país se estén forrando los dueños de las eléctricas con planes de pensiones blindados... me cambia el gesto. El día que nos dejen de ofender ciertas injusticias habremos perdido nuestra razón de ser.

–¿Pablo o Pablo Manuel?

–Soy Pablo. En mi DNI pone Pablo y me gusta que me llamen Pablo. Manuel se llamaba mi abuelo. Pero yo me llamo Pablo.