Mariano Rajoy
Rajoy salva los Presupuestos pero subleva a sus «barones»
Feijóo exige transparencia sobre el Cupo vasco y Génova culpa al PSOE del pacto
El proyecto de Presupuestos Generales de 2017 ha superado su primer examen parlamentario al confirmarse por tres veces en el Congreso el empate entre partidarios y detractores, y por tanto rechazarse las enmiendas de totalidad que pedían devolver el proyecto al Gobierno.
Las previsiones se cumplieron y el Gobierno consiguió ayer que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017 superasen su primer obstáculo parlamentario, las siete enmiendas a la totalidad presentadas por la oposición. Empieza así su trámite en comisión, y Mariano Rajoy sólo necesita conseguir un voto más , el del diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, para conseguir su aprobación definitiva. La negociación avanza bien, según fuentes gubernamentales. Pero Nueva Canarias, con sólo un escaño, ya advierte de que también piensa cobrarse «caro» su apoyo a las cuentas. Además, ahí el Ejecutivo tiene que hacer equilibrios entre lo que concede a Coalición Canaria (CC) y lo que permite que se adjudique como mérito propio el partido de Quevedo, quien en las elecciones generales se presentó en coalición con el PSOE. De hecho, Quevedo defendió ayer incluso una enmienda a la totalidad.
Tanto el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hicieron expresos guiños a su voluntad de seguir buscando acuerdos para sacar adelante el proyecto presupuestario. Unas cuentas que Rajoy ligó expresamente con la continuidad de la estabilidad política y del crecimiento económico y de la creación de empleo, en una jornada marcada por los buenos datos de la evolución del paro y de la Seguridad Social.
Después del acuerdo con el PNV, el debate presupuestario concluyó con un empate técnico a 175 escaños, que hizo decaer la enmiendas a la totalidad de la oposición. Ese empate obligó a repetir tres veces la votación, todas con el mismo resultado, lo que inclinó la balanza del lado del Gobierno según el reglamento parlamentario. A partir de aquí comenzará el debate sección por sección en comisión, antes de la votación final del proyecto ante el Pleno de la Cámara, que se celebrará a finales de mayo. El Gobierno tiene a su alcance la posibilidad de vetar enmiendas que impliquen incremento de gasto, pero pese a esta potestad siempre ha intentado «racionalizar» el trámite que ahora comienza para asegurarse un «colchón» de tranquilidad con el PSOE. Aunque ha sido una estrategia con más sentido de posicionamiento público, y de presión sobre los socialistas, que de confianza real en llegar a algún acuerdo de mínimos con ellos. La negociación presupuestaria irá quedando encauzada antes de que el PSOE resuelva el trámite de elección de su nuevo líder, y para la fecha de la votación final de los Presupuestos no dará tiempo a que se asiente en su responsabilidad el nuevo secretario general socialista. En el Gobierno se temen que la rivalidad entre PSOE y Podemos se traduzca en una competencia «fuera de la realidad» en la negociación de enmiendas. Los socialistas han anunciado que presentarán todo un bloque dirigido a dar la vuelta a las cuentas, y entre ellas estará por ejemplo la exigencia de suspender el actual índice de revalorización de las pensiones para que suban de acuerdo con el IPC. Yendo así contra el criterio de Bruselas.
Ante el revuelo por la factura del pacto con el PNV, Génova apunta contra el PSOE «por no asumir su responsabilidad en pactar un tema de Estado». Un argumento que sus barones compran a medias. Sí en el discurso público, aunque esto no oculta el malestar por una negociación a puerta cerrada frente a la que ellos tienen que dar la cara en sus respectivos territorios en un momento en el que está abierto el pulso para mejorar la financiación autonómica. El propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, exigió ayer transparencia sobre el acuerdo del cupo vasco, aunque, al tiempo, compró el «argumento» a Génova y responsabilizó al PSOE de que Euskadi salga tan beneficiada, frente a otras autonomías. Ahora la clave está en ver si el precio compensa porque el PNV ofrece su apoyo a los Presupuestos de 2018, o si, por el contrario, el Gobierno tiene que empezar de cero, como el miércoles apuntaron los nacionalistas.
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