Malestar
Preocupación y malestar en el seno del PSOE: «La legislatura no existe»
Sánchez intenta recuperar el control de la agenda y aprobará hoy el plan de regeneración contra la «máquina del fango»
Pedro Sánchez dirigió ayer a las huestes socialistas el tradicional discurso de arranque de curso. En la reunión de la interparlamentaria del partido en el Congreso –donde se dan cita diputados, senadores y eurodiputados– el presidente del Gobierno desplegó un ejercicio de pedagogía para disipar la sensación de inviabilidad de la legislatura. Esto, después de un arranque de curso accidentado, en el que el Ejecutivo perdió una primera votación por la dispersión de sus aliados –a cuenta del apoyo del PNV al reconocimiento como presidente electo de Venezuela de Edmundo González– y trasladó el mensaje de que está dispuesto a resistir, incluso sin el «concurso del legislativo».
Sánchez busca volver a tomar el control, sobre su mayoría y sobre la agenda pública, proyectando una imagen de proactividad legislativa. A los contactos con los socios clave de la aritmética gubernamental de la semana pasada –las reuniones que Félix Bolaños mantuvo con Junts y PNV con trascendencia pública– se suma ahora la recuperación del Plan de acción por la democracia, que aprobará hoy el Consejo de Ministros, o la ronda de presidentes autonómicos que desfilarán las próximas semanas por La Moncloa. El objetivo del Gobierno es acaparar los focos, llenar de contenido el debate público y desviar así el interés de los asuntos que lo copan y que le son adversos: los frentes judiciales del «caso Begoña Gómez» y el «caso Koldo» o la debilidad parlamentaria.
Sin embargo, pese a que el Gobierno bracee para atraer la atención, en el partido cunde el malestar y la preocupación. La sensación, según varios dirigentes consultados es que «la legislatura es inviable». «La legislatura no existe», zanja un socialista de peso. «Resistir en estas condiciones es materialmente imposible», tercia otro que viene advirtiendo de la volatilidad de haber entregado la gobernabilidad a un partido tan imprevisible como Junts. Todas las voces coinciden en lo mismo: la clave de bóveda serán los Presupuestos y si estos no prosperan, la legislatura estará sentenciada. Apuntan que con unas cuentas prorrogadas se pueden resistir unos meses, pero no hasta 2027 como predica Sánchez, que ayer volvió a reiterar que «queda legislatura para rato». «Tener que reafirmarlo continuamente no es una buena señal», asume una fuente, que recuerda que se necesita a Junts para aprobar leyes y convalidar decretos. «No es verdad que se pueda gobernar sin el Parlamento».
Y esto por no hablar de las reformas que Europa exige para el desembolso de los fondos europeos, los Next Generation, a cuya inyección fía el Gobierno su capacidad de resistir en La Moncloa. Tampoco lanza señales más tranquilizadoras que el líder socialista haya decidido convocar el 41º Congreso federal de partido. «Viene una renovación integral, pero la cuestión de fondo es la gobernabilidad... muy complicada», aseguran las fuentes consultadas. Sin embargo, Sánchez busca proyectarse inmune a las dificultades y se dice abonado al «optimismo» frente a los malos augurios. Tras semanas de parón, el Consejo de Ministros aprobará hoy el Plan de acción por la democracia. Un compendio de medidas de regeneración democrática que surgieron como «punto y aparte» tras los cinco días de reflexión del presidente en abril y que tienen como objetivo luchar contra lo que él define como «máquina del fango».
Hasta ahora, el Ejecutivo no ha aportado mayor concreción que la que el propio Sánchez ofreció en una comparecencia monográfica el pasado mes de julio y en la que se limitó a detallar el reglamento europeo –de obligada aplicación–sobre este asunto. El Gobierno busca retratar con esta cuestión al PP, forzar su apoyo a la iniciativa, recordándole que su partido ya la avaló en Estrasburgo.
El objetivo, dijeron entonces fuentes gubernamentales, es alumbrar un «esqueleto» al que ir dotando de contenido con los grupos parlamentarios con los que se iniciaron reuniones sin trascendencia pública. La única medida concreta que el presidente avanzó antes del parón estival fue una reforma de la Ley Electoral con un doble objetivo: «establecer la obligatoriedad de celebrar debates electorales entre los candidatos en los medios de comunicación» y una reforma de la LOREG para que todas las encuestas publiquen sus «tripas», esto es, los microdatos y la metodología de estimación de resultados.
Más allá de visibilizar proactividad ejecutiva, el presidente también intenta hacer pedagogía sobre la debilidad parlamentaria de su Gobierno y trata de volver a compactar las filas. Para ello, ha recuperado el argumentario de campaña, apelando a la amenaza de una «ola ultra que arrastre a nuestro país a una época oscura de la que tanto nos costó salir». El mejor cemento para reconstruir un «muro» con fisuras contra el PP y Vox. Sánchez definió como «inevitable» la actual fragmentación parlamentaria, recordando que es «consustancial» a otros parlamentos europeos y autonómicos, lo que obliga a «tejer mayorías con partidos diversos». En este punto, reconoció que si bien hay diferencias que les «separan» y que son «insalvables» también hay un «deseo de avanzar» y de evitar que avance la «mayoría ultraderechista».
«No nos dejemos confundir por quienes quieren convertir el Congreso y el Senado, sobre todo el Senado, en un espectáculo poco edificante», señaló ante los suyos, llamando a evitar que se consoliden las tesis de quienes quieren imponer su «mayoría ultraderechista» o lo «bloquearemos todo». Por ello, el presidente pidió «asumir con altura de Estado la aritmética que dictan las urnas» y recordó que si el Gobierno pierde una votación «quien gana o pierde no es este o aquel partido político, sino el conjunto de la sociedad».
En este punto, recordó que «si se quiere, se puede» y cómo otros gobiernos en minoría aprobaron avances sociales tan importantes como el divorcio, el matrimonio igualitario, la revalorización de las pensiones conforme al IPC o el Ingreso Mínimo Vital, entre otras políticas. «La oposición insiste en que la actual ausencia de mayorías claras invalida el trabajo de las Cortes Generales», se quejó Sánchez, avanzando en ese ejercicio de pedagogía y recordando que la ausencia de mayorías también afecta al PP y Vox, porque hay 10 gobiernos autonómicos en esta situación, la mayoría gobernados por los populares, o que «ha habido más años sin mayorías absolutas que con ellas». Sánchez ofreció su «mano tendida» y las «puertas de la Moncloa abiertas» en la antesala de que el próximo viernes comiencen a desfilar por la sede del Gobierno los presidentes autonómicos en la ronda territorial de reuniones bilaterales que tiene previsto llevar a cabo antes de convocarles de manera multilateral.
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