Conflicto de Gibraltar
Prohibido pasar con más rocas españolas a Gibraltar
Aduanas adopta la decisión para frenar la entrada de camiones con piedra de una cantera de Málaga. El martes ya se ordenó a la Guardia Civil que impidiese atravesar la Verja a los vehículos cargados de arena
El Gobierno actúa tras la denuncia a la Fiscalía adelantada por LA RAZÓN. El pasado martes ordenó que no entraran más cargamentos de arena de Tarifa
El Gobierno de Gibraltar, capitaneado por Fabian Picardo, no podrá correr tanto como hasta ahora en su desmedido afán por ganar terreno al mar. El Ejecutivo español, que el martes dio instrucciones a la Guardia Civil de que impidiera que camiones cargados de arena atravesasen la Verja, amplió ayer la limitación a los vehículos que transporten rocas. El Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales, dependiente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, decretó esta prohibición tras recibir un escrito de la Fiscalía General del Estado fruto de una denuncia de los armadores.
La decisión de Aduanas llega, además, después de las informaciones sobre el tema publicadas por LA RAZÓN en los últimos días. Este periódico ha dado cuenta puntualmente de las denuncias de grupos ecologistas que alertan de que, desde hace 25 años, en el Peñón entran gran cantidad de piedras procedentes de la cantera del karst de la Utrera, perteneciente al término municipal de Manilva (Málaga). Fuentes de la organización Verdemar-Ecologistas en Acción explicaban en estas páginas que el enclave geográfico donde está situada la cantera de áridos tiene «alto valor ecológico y paisajístico», pero que se está degradando «a pasos agigantados». Según recalcaban, las extracciones no son ilegales, pero los trabajos se han acelarado tanto que la montaña está vacía. «Se ha vaciado completamente la montaña. Se la han comido y han dejado una pared exterior para aparentar que no», lamentaban, antes de reclamar una limitación de las extracciones para salvaguardar el karst.
Gran parte de las rocas sacadas de este lugartienen como destino Gibraltar y, esencialmente, la zona este del Peñón, donde se está desarrollando el proyecto para recuperar Sandy Bay. Esta iniciativa, impulsada por el propio Picardo –que ha destinado 4,5 millones de euros–, pasa por ampliar la playa y construir varios espigones, a pesar de que «sus costas están protegidas y son zona de especial conservación en las que no se puede llevar a cabo ese tipo de trabajos», como recordaban en este periódico ecologistas. De hecho, éstos pedían al Gobierno central que «tome las medidas necesarias para proteger el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del Estrecho Oriental, propuesto por España y aprobado por la UE, donde se llevan a cabo los espigones».
En esta línea, Verdemar ya interpuso en junio una denuncia ante la Comisión Europea por la vulneración de la directiva sobre los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres en relación a ese LIC, que forma parte de la Red Natural 2000. En el escrito, recogido por este periódico, se advertía de que el Peñón «está realizando rellenos de áridos, algunos con materiales contaminados, en los bancos de arena cubiertos permanentemente por agua marina», sin considerar la presencia de especies protegidas.
Desde el martes no llegan camiones con arena española para continuar con estos trabajos, pero hasta ayer seguían pasando numerosos vehículos repletos de piedras por la Verja que separa España y Gibraltar, un hecho que ya estaba en manos de la Fiscalía. El viernes, tal y como contó LA RAZÓN en su edición de ayer, camiones cargados de rocas hacían su entrada en el Peñón con una diferencia de apenas cinco minutos entre uno y otro. Eso sí, la mayoría de los transportistas parecían haber recibido órdenes de ocultar, o al menos disimular, su mercancía. Casi todos llevaban los pedruscos tapados con una especie de estructura metálica, mientras que hasta entonces los habían introducido en el Peñón abiertamente.
A pesar de las limitaciones actuales, en muchos foros se hace hincapié en que Gibraltar ha podido comer terreno al mar con materiales españoles y con la ayuda de empresas de España. Por ejemplo, las primeras estimaciones de los ecologistas sugieren que en los trabajos en Sandy Bay se han utilizado más de 2.700 toneladas de arena protegida procedente de la playa de Valdevaqueros (Tarifa, Cádiz).
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