Acoso a los políticos
Provoca inseguridad
Más allá de lo penal (en lo que el auto del Juzgado de Instrucción nº 4 de Madrid concluye que el escrache producido el 5 de abril en la vivienda de la Vicepresidenta del Gobierno no es delito), preocupan ciertos razonamientos añadidos del Auto, tales como que las consignas y gritos se encuadran dentro de la libertad de expresión y son consecuencia inevitable del ejercicio del derecho de manifestación, obviándose de esta forma el uso extensivo que precisamente viene dándose al derecho a la intimidad por el propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Porque, si para este Tribunal Europeo, en sentencias bien conocidas («caso López Ostra»), el derecho a la intimidad llega a impedir por ejemplo hasta injerencias de tipo ambiental, ¿cómo justificar entonces estas otras que cuentan con un mayor grado de agresividad e inmediatez? El mayor reproche al que llega el auto es a decir que estos escraches son «molestias». Las que, por cierto, un político y su familia han de soportar, al parecer, por el hecho de que los límites a la crítica son menos estrictos en estos casos. Este tipo de afirmaciones, más allá de lo penal, provocan una cierta inseguridad.
Podría haber expresado el Juzgado, por ejemplo, que tal como está regulada la norma no queda más remedio que juzgar del modo que se hace, mostrar alguna reprobación mayor o, sobre todo, haber evitado la referida justificación constitucionalista que se hace del asunto. Siempre en las resoluciones judiciales hay que leer el fallo, pero también este otro tipo de fundamentos que a veces son esenciales, porque bastaba con aludir al Derecho penal como última ratio y cosas así, que es, además, lo habitual. O, ya de salirnos de lo estrictamente penal, se podrían haber hecho mayores advertencias limitativas o preventivas, aparte de aquellas que se limita a exponer el auto (puramente obvias, por su agresividad), porque en definitiva da la impresión de que entonces mañana mismo, y pasado y el otro, pueden volver a producirse estos hechos al parecer para nada objetables. Es preciso advertir, para posibles ingenuos, y ya que del Auto no se desprende, de que en Derecho los criterios cambian y de que puede haber riesgos en relación con estos hechos que se mueven en una zona de penumbra. Eso sí, de momento, el escrache va ganando.
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