Cataluña

PSOE y PSC aplazan la ruptura

Fernández e Iceta se dan dos meses para resolver unas discrepancias que permanecen intactas w Se citan en una comisión de trabajo sin un consenso previo sobre si la Declaración de Granada debe ser el «punto de partida» o el «de llegada».

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la rueda de prensa que ofreció tras la reunión que mantuvo hoy en Ferraz con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, durante la rueda de prensa que ofreció tras la reunión que mantuvo hoy en Ferraz con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernándezlarazon

Fernández e Iceta se dan dos meses para resolver unas discrepancias que permanecen intactas w Se citan en una comisión de trabajo sin un consenso previo sobre si la Declaración de Granada debe ser el «punto de partida» o el «de llegada».

El voto negativo de los socialistas catalanes en la investidura de Mariano Rajoy, contraviniendo el mandato del Comité Federal, marcó un punto de inflexión en las ya sensibles relaciones entre el PSC y el PSOE. El desacato a la resolución del máximo órgano entre congresos socialista puso de relieve un pulso de legitimidades y cuestionó la participación orgánica asimétrica que se da entre ambos partidos: el PSC participa en los órganos del PSOE, pero no viceversa.

Tras semanas de amenazas veladas de ruptura y advertencias sobre las consecuencias del incumplimiento, ayer los máximos responsables de ambos partidos se reunieron en Ferraz para abordar la revisión de las relaciones entre sus formaciones. Una primera toma de contacto entre el presidente de la gestora, Javier Fernández, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, sin más resultado que constatar que las discrepancias que les llevaron hasta allí siguen muy vivas. La reunión se saldó con un diagnóstico del problema en dos vertientes: sus diferencias políticas sobre el modelo territorial y la dimensión de las relaciones orgánicas entre las formaciones, y con la vocación de crear una comisión de trabajo, formada por tres o cuatro miembros de cada partido –todavía sin determinar–, para abordarlo en el plazo máximo de dos meses. La amenaza de ruptura se aplaza, pero no se disipa, pues la intención de los dirigentes con más peso territorial en el partido es que se expulse al PSC de los órganos de la formación para que no tengan voto en sus decisiones.

La voluntad es mantener el vínculo, pero ni siquiera existe consenso sobre la posición desde la que se parte. La Declaración de Granada, el texto en el que el PSOE fijó en 2013 su planteamiento territorial abogando por el federalismo, es para Iceta un «magnífico punto de partida», mientras que para Fernández lo es «de llegada». En Ferraz se considera que los socialistas catalanes han sobrepasado los límites de esta resolución –en su defensa de España como «nación de naciones»– y sólo se abren a explorar una ampliación de sus facultades en negociaciones con otros partidos, para abordar la reforma constitucional, pero no en el seno del suyo propio.

La reunión fue «cordial, franca y larga» –de más de hora y media de duración– y prueba del buen ambiente que se respiró es que ambos intervinientes declararon la «dificultad» de enfadarse con su interlocutor. Tampoco se quiso asumir ninguna decisión inmediata y, muestra de ello, es que por el momento se pospone la entrada de la representante del PSC prevista en la comisión gestora, hasta que no avancen las conversaciones entre ambas formaciones y se dilucide, en cierta medida, la relación futura. Del mismo modo, no se entraron a valorar las posibles sanciones que se impondrán a los diputados díscolos del PSC por incumplir la disciplina de voto en la investidura de Rajoy. La gestora se reunirá el jueves por la tarde para estudiar el planteamiento en este y el resto de casos de desobediencia.

De llegar a acordarse la eventual ruptura de las relaciones entre PSC y PSOE tampoco existe unidad de actuación sobre la fórmula a aplicar. La gestora considera –aunque ayer no quiso explicitarlo Fernández– que bastaría con que se acordara en un Comité Federal, mientras que Iceta entiende que debería aprobarse en el marco de un congreso, ya que dicha relación tiene cabida en los estatutos del partido, un texto que habría que modificar.

La cuestión que trasciende en la revisión de las relaciones y la expulsión del PSC de los órganos del partido es el derecho a voto de los socialistas catalanes en las decisiones de la formación, tales como las primarias a la Secretaría General. El PSC es la segunda «federación» en número de militantes y la exclusión de sus 18.000 afiliados del censo favorecería las opciones de la presidenta de la Junta, Susana Díaz. En este sentido, Iceta destacó que «no me gustaría pensar que hay un interés en los votos del Congreso Federal» y manifestó su «lealtad a prueba de bombas» con el PSOE y con todos sus líderes. El primer secretario del PSC quiso ir más allá y, preguntado por los periodistas si ve a su partido dentro del PSOE con Susana Díaz como líder, no dudó en asentir.