Opinión
Lo que haga falta para Begoña
No pudo evitar echar la culpa (como hace su marido) a una campaña de bulos con un objetivo político
Esperaba que doña Begoña Gómez no compareciera en la Comisión que la investiga en la Asamblea de Madrid sobre si hubo o no trato de favor, por parte de la Universidad Complutense, en la concesión de cátedras y másteres con el argumento de acompañar a su esposo a la Cumbre del Clima de Bakú.
Argumento que ya había utilizado para no ir a recoger la notificación de la nueva querella por intrusismo laboral del juez Peinado porque tiene que acompañar a Pedro Sánchez a la Cumbre del G-20 de Río de Janeiro (es de todos sabido que sin la presencia de la señora Gómez en el G-20, los líderes de las grandes potencias económicas se replantearían su asistencia y su celebración).
Pero la esposa del presidente del Gobierno llegó a la Asamblea de Madrid arropada por un séquito de diputados autonómicos socialistas y trabajadores de Ferraz para que no echara en falta las dosis necesarias de peloteo y adulación que conllevan mantenerse en el puesto. ¡Lo que haga falta para la esposa del presidente! Era una comparecencia fácil para doña Begoña porque se acogió a su derecho a no declarar. Pero doña Begoña no pudo evitar (como hace su marido) echar la culpa a una campaña de bulos con un objetivo político, marcando las directrices que debían seguir PSOE y Más Madrid en la Comisión y que sus señorías siguieron con sumo gusto.
Después de tachar de antidemocrática la Comisión de Investigación pusieron en marcha la máquina de insultos contra la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, a tan alta potencia que, solo les falto acusarles de estar detrás de la muerte de Manolete o de haber dirigido la campaña de Trump. ¡Lo que haga falta para doña Begoña!
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