Opinión

Lo que se sabe y lo que se supone

Los apoyos actuales a Feijóo son superiores a los de Sánchez, aunque los apoyos potenciales de Sánchez sean superiores a los de Feijóo

El Rey Felipe VI recibió la semana pasada a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para fijar la ronda de consultas que comenzará el lunes
El Rey Felipe VI, en ronda de consultaslarazon

El Rey terminaba ayer su ronda de consultas y debía decidir candidato para la investidura, como le corresponde. La decisión, previa consulta con los representantes de cada grupo político con representación parlamentaria, corresponde exclusivamente a él. El artículo 99.1 de nuestra Constitución así lo contempla: «Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la presidencia del Gobierno». Es decir, el Rey propone candidato, se lo comunica al presidente del Congreso y este da a conocer, en su nombre, la decisión. Una decisión endiablada, dicen algunos. Una disyuntiva, un dilema. Un marrón. Yo no lo veo así. Creo que está muy claro a quién debe proponer: a Feijóo. Me explico.

Finalizadas sus consultas, lo que el Rey sabe es, por un lado, la disposición tanto de Feijóo como de Sánchez para presentarse a la investidura, en caso de que así lo estime oportuno. Conoce también las cábalas de ambos, los números que manejan. Pero como aquí los representantes no tienen, constitucionalmente, una capacidad de delegación de intención de voto, los grupos que no se han presentado a consultas, en puridad, no han trasladado al Rey, por la razón que sea, esa intención Y él no tiene por qué darse por enterado si no le es informado. No es el papel de la prensa ni de los candidatos siquiera, aunque estos sí pueden trasladar sus elucubraciones. Pero no tendrían (no deberían tener) la cualidad de intención real de voto por portavoz interpuesto. Así, el Rey lo que sabe, no lo que cree o lo que otros dicen que saben, lo que él sabe porque así ha sido informado directamente de ello es que Feijóo cuenta con los 137 votos de su propio grupo político, más los 33 de Vox, como así se lo ha hecho saber Abascal, el apoyo de Coalición Canaria y el de UPN, manifestados directamente por sus representantes. 172 votos sabe el Rey que son. También sabe el Rey que Sánchez cuenta con los 122 votos de su grupo y los 31 de Sumar y que el apoyo del PNV no está asegurado. Pero no sabe qué votarán ni Bildu, ni JuntsxCat, ni ERC, porque sus representantes no se han reunido con el Rey y no le han comunicado esa información. Así que el Rey no sabe qué votarán: sabe lo que Sánchez cree que votarán y lo que la prensa está publicando que ellos dicen que votarán. Lo que el Rey sabe, no lo que cree, es que Feijóo cuenta con 172 votos y Sánchez cuenta con 153.

Así las cosas, no veo la disyuntiva por ningún lado: Felipe VI, en cumplimiento de lo que la Constitución establece, debe presentar un candidato a la investidura tras las rondas de consultas con los representantes de cada grupo. Y, en este momento, el candidato que cuenta con más apoyos es, además, el candidato que resultó ganador en las elecciones: los apoyos actuales a Feijóo son superiores a los de Sánchez, aunque los apoyos potenciales de Sánchez sean superiores a los de Feijóo. La diferencia es que lo potencial cae en lo meramente especulativo mientras que los apoyos comunicados son información.

Pero, en España, nos estamos acostumbrando tanto a todo tipo de excentricidades, desde que la Presidenta del Congreso lo primero que haga sea ignorar y violar el reglamento de la Cámara, que el hecho de que un candidato se presente ante el Jefe del Estado como mandatario de otro grupo político que decide no asistir ni cumplir con sus obligaciones constitucionales no nos ha hecho siquiera llevarnos las manos a la cabeza. No solo eso, es que en este momento, con Armengol camino de Zarzuela para conocer la decisión del Monarca, todas las opciones siguen abiertas: proponer a uno, a otro o a ninguno.