Bruselas
Rajoy mantendrá la estabilidad de su equipo tras el relevo de Arias Cañete
Si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no sorprendió cuando, antes de Semana Santa, el PP anunció que su «cabeza de lista» para las elecciones europeas sería el todavía ministro Miguel Arias Cañete, ahora sería toda una sorpresa que Rajoy hiciera algún movimiento en su Gabinete que fuese más allá de sustituir la pieza que pierde. El cambio, en principio, se espera en Moncloa para esta misma semana, con la que arranca un cierre del presente curso político que Rajoy ve bastante despejado para los intereses de su Ejecutivo.
En lo más inmediato, este mes estará condicionado por la campaña electoral, en la que Rajoy se implicará personalmente con la previsión de que el «viento» de la recuperación económica sopla a su favor y ayudará al PP a mejorar posiciones con respecto a las de partida, con las encuestas coincidiendo en su mayoría en otorgarle la victoria al PP, por poco, sí, pero con el suficiente margen como para poder decir al día siguiente de la cita con las urnas que en un contexto muy delicado su partido ha vuelto a superar a los socialistas. El argumentario para ese día, de confirmarse que el PP gana al PSOE, está ya escrito: el Gobierno interpretará y venderá el resultado como un aval a su política económica.
Rajoy hará campaña con un mensaje en positivo, en clave de cifras macroeconómicas, pero mirando también al empleo. Y, además, esta vez el discurso en positivo se extenderá al terreno de la iniciativa legislativa, con la reforma fiscal como gran baza de aquí al verano y casi ya hasta las siguientes elecciones autonómicas y municipales, e incluso generales.
El presidente del Gobierno no ve obstáculos de entidad en la travesía que le viene por delante que puedan poner en peligro su hoja de ruta para los próximos meses: afianzar la recuperación económica y reforzar, también, la posición electoral de su partido frente a la del PSOE. Ni siquiera por el problema catalán. En relación a esto último, de aquí al verano no habrá novedades de alcance en su estrategia. El Gobierno mantendrá la ayuda económica e institucional a la Generalitat y Rajoy seguirá dejando la pelota en el tejado de Artur Mas, observando desde la barrera si éste insiste en enredarse en su laberinto o si, por fin, decide buscar una salida del mismo. Sólo entonces Rajoy se moverá de su sitio, pero para ello debe ser el líder nacionalista el que antes confirme por obra y palabra que no va a dar ningún paso fuera del marco legal.
La actividad de Rajoy en relación a la ofensiva nacionalista seguirá siendo «discreta» en el plano público e intensa en el plano privado, según describe uno de sus colaboradores en Palacio. «Somos conscientes de la dimensión del problema que está creando Artur Mas, pero seguimos convencidos de que nuestra obligación, por sentido de Estado, no es entrar en sus provocaciones salvo para frenar cada envite que se salga de la ley», explican en el entorno del presidente. Como, en cualquier caso, en Madrid no esperan que el presidente de la Generalitat llegue a atreverse a sacar las urnas a la calle de manera ilegal, el tiempo se mide con cierta tranquilidad y desde la perspectiva de que las urnas democráticas acabarán obligando a CiU a rectificar.
Otro de los retos importantes para el Gobierno es la preparación de los Presupuestos Generales del Estado para 2015. Son ya para un año electoral y en ellos debería demostrarse que es un hecho la salida de la crisis, pero sin desobedecer las obligaciones que continúan marcando las autoridades de Bruselas, especialmente en el plano de la consolidación fiscal. En Moncloa anticipan que también tienen en mente seguir reforzando la agenda internacional de Rajoy. Mañana presidirá una reunión del Comité Ejecutivo del PP en la que la estrategia de la campaña electoral condicionará en su conjunto el debate político. En cuanto a incógnitas, entre las más importantes, y relevantes, está, sin duda, la de ver en qué se queda la nueva Ley del Aborto.
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