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Rajoy: «Que quede claro, ni habrá referéndum ni se fragmentará España»
Si alguien esperaba un mensaje ambiguo de Mariano Rajoy en su visita a Barcelona se equivocaba. Si alguien confiaba en que el presidente del Gobierno pasaría de puntillas sobre la consulta soberanista también estaba en un error.
Si alguien esperaba un mensaje ambiguo de Mariano Rajoy en su visita a Barcelona se equivocaba. Si alguien confiaba en que el presidente del Gobierno pasaría de puntillas sobre la consulta soberanista también estaba en un error. Porque Rajoy hizo todo lo contrario. «Mientras yo sea presidente del Gobierno, ni se celebrará ese referéndum que algunos pretenden, ni se fragmentará España», proclamó Rajoy entre los aplausos y vítores de las 1.500 personas reunidas ayer en el Palau de Congressos de Catalunya, donde clausuró la Convención del PP.
En un discurso sin concesiones, el jefe del Ejecutivo entró de lleno en «lo que está pasando en Cataluña». Lo hizo desde el primer instante. Sin rodeos y sin digresiones para abordar otros asuntos. Rajoy fijó la postura del Gobierno con contundencia. «Cada catalán, como cada valenciano, es copropietario de toda España, que es un bien indiviso», dijo en los primeros compases de su intervención. «Esto que digo no debería sorprender a nadie. Lo decidimos en 1978 y no era nuevo. El propietario de la nación española no ha cambiado desde la Constitución de Cádiz, que tiene 200 años», argumentó.
El camino recto
Sin perder el hilo del desafío soberanista, Rajoy realizó a continuación una cerrada defensa de la Constitución y lamentó que algunos la califiquen como «un estorbo» cuando, en su opinión, es todo lo contrario, «nuestra mejor garantía». En todo caso, retó a quien no le guste a modificarla . «Quien no esté a gusto con la ley puede tratar de cambiarla. Ése es el camino recto, el que marca la ley», subrayó.
Tras recordar los avances que ha permitido el texto del 78 en materia de autogobierno a las comunidades–«ha sido sinónimo de prosperidad»–, Rajoy propuso que todos los pueblos de España continúen su colaboración. «Unidos somos capaces de llegar mucho más lejos de lo que llegaríamos por separados», aseguró.
Dicho esto, el presidente arremetió contra los promotores de la independencia por fabular con una Cataluña de ensueño. «Diseñan un futuro idílico, en el que todo sale bien y los inconvenientes no aparecen ni siquiera en la letra pequeña. Es muy chocante», ironizó.
Hecha la crítica, Rajoy ofreció una serie de argumentos de orden práctico para deshechar la idea de la secesión. «La Seguridad Social, como consecuencia de la crisis, hoy es deficitaria en Cataluña, pero los pensionistas no lo sufren. Los créditos bancarios son muy superiores al nivel de depósitos, es decir, los ahorradores de otros lugares de España están ayudando al crédito que se concede en Cataluña», explicó.
Citó, además, el plan de pago a proveedores puesto en marcha por el Gobierno y el Fondo de Liquidez Autonómico como instrumentos estatales que han servido para auxiliar a la Generalitat. A todo ello piensa darle continuidad. «Yo no voy a escuchar las voces que piden que se corte el grifo de las ayudas a la Generalitat. Ni voy a cortar el grifo, ni voy a frenar las inversiones, no voy a perturbar ni una décima de segundo las posibilidades de recuperación de Cataluña», prometió en alusión a los ultras que defienden el boicot como respuesta al desafío independentista.
Sin mencionar a Mas en ningún instante, el presidente del Gobierno lanzó un mensaje inequívocamente dirigido al titular de la Generalitat. «Yo estoy permanentemente abierto al diálogo para todo lo que afecte al bienestar de los españoles, a sus problemas, a sus carencias (...) Pero que no se me busque en el campo de la ilegalidad, ni se me pida dialogar sobre lo que no es mío y por tanto no puedo dar porque pertenece a todos los españoles», expuso.
Superados los primeros 20 minutos de la intervención, no había rastro de la retranca que suele caracterizar los parlamentos del político gallego. Pero Mas acabó recibiendo su ración. «Me gustaría decir algo más: es muy conveniente que quien quiera dialogar respete a las formas y el decoro. Digo esto porque hay quien ya ha decidido todo unilateralmente: que va a hacer una consulta, la fecha, las preguntas... y si me apuran hasta la respuesta», dijo con sorna.
Rajoy todavía se guardaba algunos cartuchos para el final de su discurso, dominado por la idea de la unidad de España. «Mientras yo sea presidente, no consentiré que ningún español que viva en Cataluña se vea privado de su derecho a ser español (...) No quiero que nadie niegue a los españoles a Dalí ni que a los catalanes se les expolie a Goya. No quiero porque eso no sería justo para nadie, porque no es justo privar a nadie de lo que es suyo», afirmó el presidente, aclamado por los suyos tras 40 minutos de oposición frontal a la independencia.
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