Elecciones generales

Rajoy repetirá listas y campaña si hay elecciones

En el PP creen que si se cumplen las encuestas, el PSOE sustituirá a Sánchez y les dejará gobernar tras el 26-J

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en su escaño en el Congreso de los Diputados
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en su escaño en el Congreso de los Diputadoslarazon

En el PP creen que si se cumplen las encuestas, el PSOE sustituirá a Sánchez y les dejará gobernar tras el 26-J

Si hay elecciones, los partidos harán de nuevo campaña electoral, aunque los comicios se celebren sólo medio año después de los anteriores y sin que haya variaciones sustanciales en los compromisos con los que se presentan. En el caso del PP, en Génova anticipan que Mariano Rajoy no sólo hará campaña, sino que será «tan intensa» como la que acompañó a las elecciones de diciembre. Aquellas elecciones vinieron precedidas del debate sobre si Rajoy debía implicarse mucho en la campaña debido al desgaste por la gestión de la crisis y derivado también de los casos de corrupción que han afectado a su formación. Y la decisión estratégica fue dejar que él cargara en primera persona con el peso del discurso electoral en coherencia con un mensaje que tenía como principal referente poner en valor el cambio de rumbo en la situación económica y a Rajoy como artífice de la recuperación. El PP ganó, pero sin llegar al porcentaje del 30 por ciento de los votos, que ellos mismos se habían marcado como barrera de seguridad.

Mientras Pedro Sánchez se ha dedicado a mantener viva la expectativa de un Gobierno con sus 90 escaños y el apoyo de Albert Rivera y Pablo Iglesias, opción que decayó el pasado viernes, el líder popular lleva semanas participando en actos de partido con un perfil ya claramente preelectoral. «La campaña ya está hecha», sostenían este fin de semana en Génova ante la pregunta de por dónde va a ir su estrategia. Se refieren a lo que ha ocurrido desde diciembre y al papel que ha asumido cada uno de los partidos desde esa cita con las urnas.

El PP se presentará con el mismo candidato, las mismas listas y el mismo programa, salvo unas cuantas propuestas nuevas que salen de las convenciones que han ido celebrando para que no decayese del todo el documento de cinco pactos que Rajoy ofreció a las demás formaciones como base de la negociación. Pero en lo sustancial del programa electoral no habrá ningún cambio porque pese a la presión que ha recibido el líder del PP para que hiciera algún gesto, y alguna cesión, para poner en marcha la negociación con socialistas y Ciudadanos, él no se ha movido ni un paso. Explican desde su entorno que detrás de su «inmovilismo» estaba la convicción de que no había posibilidad de que saliese adelante la gran coalición y que, por tanto, no tenía sentido «hacer cesiones a la galería».

Desde el viernes pasado en la dirección popular no dejan de sacar pecho porque «una vez más Rajoy ha acertado en la administración de los tiempos». E insisten también en que Rajoy acertó no presentándose a una investidura que tenía perdida y que Sánchez se equivocó al no hacer caso a los que le dijeron que debía pasar a la oposición porque con sus escaños no era posible formar un gobierno estable.

Y ahora los colaboradores del presidente en funciones sostienen que Rajoy «tiene más derecho que nadie» en defender la posición que adoptó desde el día después de las elecciones generales. Ahora empieza una segunda parte en la que el PP se enfrenta al reto de mejorar el resultado de diciembre para conjurar el riesgo de que Albert Rivera siga exigiéndoles la renuncia de su candidato. En Génova prevén que Rajoy deje pasar esta semana, hasta que se resuelva el referéndum en el que es previsible que las bases de Podemos se pronuncien en contra del acuerdo Sánchez-Rivera, y que luego, en la semana del 18, puede que haga un último gesto para residenciar en el líder del PSOE, y también posiblemente en el de Ciudadanos, la responsabilidad de que no haya sido posible la gran coalición. Gestos políticos, de los que no esperan novedades frente al bloqueo.

A partir de ahí, Rajoy entraría ya de lleno en una campaña que no ha dejado de ver desde que después de los comicios de diciembre Sánchez le contestó con un «no» rotundo a su oferta de diálogo. Aunque el líder popular seguirá defendiendo la gran coalición, en sus planes y en los de la dirección de su partido se impone la hipótesis de que tras unos nuevos comicios ese acuerdo pueda dejar de tener sentido incluso como formulación discursiva si con Ciudadanos consiguen sumar más escaños y se acercan más a la mayoría absoluta. En ese escenario, y si Sánchez no mejora su resultado de diciembre, prevén que la crisis interna en el PSOE se lleve por delante a su actual líder y también la negativa a dejar que gobierne la lista más votada. Un juego de hipótesis en el que las únicas certezas son que, de momento, los sondeos les son favorables. No sufren desgaste y su candidato es el mejor valorado por sus votantes.

Otra certeza es que el PP ha vuelto a respirar más tranquilo después de que durante tres meses han ido a más los nervios ante la sensación de que su líder estaba desaparecido. Del resultado de las elecciones dependerá el futuro de Rajoy, como también de Sánchez. La diferencia con respecto a la semana pasada es que en el PP creen que ellos han vuelto a tomar ventaja.