Opinión
Recordando a Rajoy
Es imposible que ERC y Junts alcancen un acuerdo antes del 11-S
El PP está obstinado. Quiere que el Rey señale a Feijóo para intentar la investidura. Debería el líder popular recordar a Mariano. A ese Rajoy que eludió la investidura porque sabía de antemano que tendría más votos en contra que a favor. Rajoy ganó las elecciones pero se puso de perfil. Feijóo, al contrario, se empecina en el error. Sabe que jamás logrará la investidura porque sus votos a favor siempre serán insuficientes. Es vivir en una utopía. Ya saben eso de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, y Alberto Núñez Feijóo no parece tener suficiente con el batacazo de la constitución de la Mesa del Congreso.
Dicen quienes defienden que el PP se presente a la investidura que es un buen movimiento para poner el reloj en marcha y que las negociaciones de Pedro Sánchez se eternicen. Sin duda, es una forma de meter presión al adversario, pero es que el adversario ya tiene presión por sí solo. Me explico, ligar un acuerdo de investidura será largo, tedioso y con los nervios a flor de piel. Si Feijóo ahora presenta su investidura, fallida evidentemente, se pondrá en marcha el reloj y Pedro Sánchez tendrá dos meses para presentarse en el hemiciclo. Exactamente los mismos que tendría si Feijóo no se presenta.
El presidente sabe de la complejidad y sabe que necesita tiempo. No solo porque la amnistía será jurídicamente compleja y hay que dejarlo todo atado y muy bien atado, para evitar sustos y disgustos posteriores. Sino porque es difícil, casi un imposible, que ERC y Junts alcancen un acuerdo de investidura antes del 11 de septiembre y del 1 de octubre. O sea, que hasta dentro de dos meses no habría investidura Sánchez se presente o no se presente Feijóo. Con lo cual lo de meter presión se convierte en un argumento falaz y el mero hecho de presentarse una chiquillería que va a traer más problemas internos.
Rajoy hizo lo contrario. Dejó que Sánchez se churrascara con su pacto con Ciudadanos. Sabía de sobra que no contarían con el apoyo de Podemos. Y así fue. Repetición electoral y nueva victoria popular con más margen. Jugó bien sus cartas. Feijóo no lo está haciendo y encima pone en una tesitura complicada a Felipe VI.
Se habla en estos días sobre la amnistía y se viste como sinónimo de rendición. No creo que las amnistías signifiquen rendición. ¿O fue una rendición la amnistía de 1977? No diré lo mismo de la amnistía fiscal de Montoro, se lo aseguro. Pero en el 77, la amnistía fue la piedra filosofal de la recuperación de la política después de una dictadura. Ahora, una amnistía, en la forma jurídica adecuada, es volver a la política después del desaguisado del independentismo. No es una rendición sino una apuesta por una España fuerte que sabe como resolver los problemas buscando el punto de encuentro, huyendo de la confrontación. No habrá derrota del independentismo con el palo. Podrá ser derrotado si España cambia la cuestión del debate como se hizo en junio de 2021.
El tema no deja de ser un laberinto, también para los independentistas. Cerrar un acuerdo con el PSOE antes de los días de ardor guerrero sería tanto como perder la calle. ERC y Junts saben que una buena parte de su electorado está hastiado y frustrado por una derrota en la que no creían porque sus líderes decían que era imposible. El resultado es desmovilización y la radicalización de la Asamblea Nacional Catalana que sigue evocando un gran enfrentamiento con el Estado. Eso sí, no dice ni cómo ni cuándo porque siguen enganchados a la fe, no a la política.
Feijóo debería tener en cuenta todo esto. Le pinta todo feo y ni siquiera tiene los votos de Vox. En la Mesa del Congreso los menospreció y ahora quiere votos gratis. ¿Quién piensa en Génova? Por favor, recuerden a Mariano.
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