Casa Real

La Reina, con las mujeres maltratadas de Cabo Verde

Visita dos proyectos de la cooperación española dirigidos a combatir la violencia de género y favorecer la autonomía de las víctimas

La escritora Vera Duarte (Mindelo 1952) describe en uno de sus poemas la "fascinación" que siente por la mujer de Cabo Verde. Ella misma, que fue ministra de Educación y la primera juez del país, habla de sus compatriotas como mujeres "de lucha", mujeres que se "atreven" y mujeres "que hacen". En una entrevista publicada en 2009, esta insigne intelectual destacó la especial resiliencia de las mujeres caboverdianas, que afrontan desafíos y adversidades en cada esquina pero que "siempre se levantan y continúan adelante".

Estos retos de los que habla Duarte siguen bloqueando a las mujeres en este archipiélago de África Occidental al que ayer llegó la Reina Letizia. Violencia de género, machismo generalizado, dificultades para identificar la agresión sexual, falta de equidad... Todos los males que asolan a tantos países de este continente (y del nuestro) reconcentrados en una población de apenas medio millón de habitantes diseminados por una decena de islas.

Esta mañana la Reina ha podido ver de cerca lo que se puede hacer, y se hace, para avanzar en igualdad. En su primera actividad del viaje de cooperación que durará hasta el jueves, ha conocido de primera mano las historias de algunas de estas mujeres que salen adelante, en parte, gracias a la solidaridad española. Doña Letizia se ha mostrado especialmente impresionada por los relatos de madres adolescentes en Casa Manuela, en la isla de Santiago. Un centro que acoge a menores de edad y a sus hijos, víctimas de la violencia sexual, con los que la Reina pasó un rato de risas, juegos y abrazos.

Historias de vida como la de Fátima (nombre ficticio), que a los 12 años empezó una relación con su padrastro de la que resultó embarazada. La madre quedó en cinta al mismo tiempo y terminó echando de casa a su hija. Ahora lleva viviendo aquí cuatro años con su pequeña, ambas protegidas por la ONG española Fundación de Religiosos para la Salud (FRS), que está a punto de abrir el quinto centro de este tipo en el país.

Marisa Carvalho, presidenta del Instituto para la Igual de Género en Cabo Verde, es un pilar en esta batalla. En conversación con un grupo de periodistas españoles, explicó la especificidad de una sociedad que apenas empieza a entender qué es la violencia o el maltrato. El tamaño diminuto y endogámico de las comunidades dificulta enormemente la denuncia y, al mismo tiempo, la reinserción del agresor. Aquí no hay a dónde huir ni dónde esconderse.

Las cifras oficiales hablan de un maltrato de género de un 11%, aunque las que suenan más aterrizadas superan ampliamente el 50%. Lo cierto es que no hay estadística en la que apoyarse. Pese a todo, Carvalho se muestra esperanzada porque el Gobierno está de su lado y la cosa avanza; lenta, pero segura. "En 2018 hubo 8 muertes, una cifra que ha ido bajando hasta el año pasado, en que se registraron 5. En lo que va de año no ha habido ningún asesinato. Y en marzo, que está a punto de terminar, siempre ha habido fallecidas".

El perfil de agresor y agredida es, como en tantos lugares del mundo, heterogéneo. Ricos, pobres, vulnerables, con formación o sin ella, la violencia machista no distingue. Y pese a que el número de hijos es extremadamente bajo para África (1,9 por mujer), la precocidad feroz de la maternidad las condena a un futuro muy precario. Y es que en más de la mitad de los hogares caboverdianos la cabeza de familia es una mujer y solo el 38% de ellas logra un trabajo remunerado fuera de casa.

Proyectos como la Cooperativa de Corte y Costura de Santa Cruz, que también cuenta con financiación española, tratan de dotar de un oficio a la población femenina para puedan conquistar su libertad desde la independencia económica. En tres años ya han conseguido con más de 500. Con ellas también ha compartido doña Letizia unos minutos de charla y ha sido obsequiada con un "pano di terra", un pañuelo blanco y negro tejido aquí.

La cooperación española ha sido clave en la creación y aprobación de la primera Ley de Paridad de Cabo Verde en 2019 y continúa impulsando iniciativas para fortalecer el liderazgo femenino, combatir la violencia de género y mejorar el acceso de las mujeres a empleos dignos. Para el Gobierno, es un referente en el continente en materia de derechos políticos y civiles, con una gran estabilidad democrática e institucional. En este momento, un total de 32 cooperantes españoles –21 mujeres y 11 hombres– trabajan en cinco de las nueve islas habitadas. Entre 2021 y 2024 la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) invirtió en Cabo Verde 13 millones y el coste de los proyectos en curso hoy de las ONG ascienden a 3,7 millones de euros.