El desafío independentista

Repunte ante la tensión

La Razón
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La CUP es una organización política fundada hace treinta años. Las primeras elecciones en las que participó fueron las municipales de 1987. Tras varios años en crisis vuelve con éxito en las municipales de 1999. En 2000 inicia su refundación en un congreso en tierras valencianas. Lo cual se hace con toda la intención pues aspiran a crear una unidad política independiente que incluya las actuales regiones de Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares, y otros territorios dispersos, bajo la denominación de Países Catalanes. Este proceso finaliza en 2002 dando como resultado la actual CUP. A su independentismo y pancatalanismo añaden su ideología anticapitalista y republicana. Su aspiración es aglutinar toda la izquierda separatista catalana al margen de ERC, con la cual compiten por el voto independentista de izquierda. Muchos catalanes los consideran los «batasunos» de Cataluña.

Está presente en las municipales de 2003 y 2007. En estas suma 18.536 votos, su mejor resultado hasta entonces. Pero habrá que esperar a las locales de 2011 para constatar su crecimiento. Obtiene 62.206 votos. El enrarecimiento del clima político es el caldo de cultivo de su crecimiento.

Con estos datos positivos deciden concurrir a las autonómicas de 2012. David Fernández es el candidato y reúnen 126.435 votos. Duplican los votos obtenidos en las municipales del año anterior. La CUP entra por primera vez en el Parlamento de Cataluña con 3 escaños.

En 2015 la tensión política entre Cataluña y el Estado llega a unos niveles desconocidos. En este año electoral la CUP se presenta a una doble prueba: municipales y autonómicas. Supera ampliamente ambas, mejorando ostensiblemente sus resultados con respecto a las anteriores. En las elecciones municipales prácticamente triplica los votos con respecto a 2011. Mientras que en las elecciones al Parlament alcanza los 337.794 votos, 211.359 más que en 2012. Su candidato es Antonio Baños, que aumenta la representación de la CUP de 3 a 10 diputados, fundamentales para dar oxígeno al proyecto secesionista de CiU y ERC, puesto que estas dos formaciones pierden la mayoría absoluta en la Cámara catalana.

Los diputados de la CUP se convierten en valiosísimos para la estrategia de Juntos por el Sí, pero tienen que ceder a su chantaje. Empiezan negándose a investir a Mas y terminan imponiendo al Govern el 1-O, un «referéndum desobediente» como lo denominan. La alternativa serían unas elecciones autonómicas que el PDeCAT no permitirá, porque su expectativa electoral es tan pobre que perdería el protagonismo que ha tenido en Cataluña desde 1980.

Siempre han rechazado concurrir en las generales españolas por considerar que su ámbito de acción son sólo los «Países Catalanes».

La CUP, junto a los miembros de la Asamblea Nacional Catalana y Ómniun Cultural, son los principales agitadores callejeros hoy en día en Cataluña. Los independentistas más activos y desempeñarán un papel crucial para el separatismo en los acontecimientos que se desarrollarán este fin de semana y en los primeros días de octubre.

Constituirán un auténtico problema de orden público cuando fuercen la apertura de colegios electorales para el referéndum ilegal y también en el momento de la ilegal proclamación unilateral de independencia. Y serán el «escudo humano» que intentará evitar el arresto del Govern en pleno que se producirá cuando en los próximos días el Gobierno catalán consume formalmente la ilegal secesión.