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Viaje de Sánchez

Los riesgos de flirtear con China: "Presionar para una relación más estrecha es peligroso"

Los analistas advierten de que "Pekín tiene todas las cartas mientras Madrid presume de jugada maestra"

Alicia García Herrero, economista jefe para Asia Pacífico en la institución financiera Natixis, advirtió a LA RAZÓN sobre los riesgos de un acercamiento sin una estrategia clara hacia China. «Esta visita, si se maneja adecuadamente y sin exageraciones mediáticas, podría fortalecer los lazos. Sin embargo, presionar para una relación más estrecha con China es peligroso, ya que no hay beneficios claros para Europa», señaló. Asimismo, subrayó que Pekín ha estado reduciendo sus importaciones desde Europa, especialmente tras la pandemia y que la inversión europea en China no está generando beneficios significativos. Por otra parte, García puso en tela de juicio la propuesta de eliminar aranceles a los coches eléctricos: «Esto podría llevar a que los fabricantes chinos prefieran exportar desde su país, donde tienen márgenes más altos, en lugar de producir en Europa. Eso sería contraproducente, incluso para atraer inversión directa».

En cuanto al sector automotriz, enfatizó que las plantas en España, muchas con componentes chinos, se enfrentan a un panorama incierto, con Estados Unidos manteniendo altos los aranceles. «No veo ventajas en esta estrategia», concluyó, destacando que los intereses entre el gigante asiático y España son menores comparados con los de naciones como Alemania y Francia. Además, alertó de que un acercamiento podría acarrear represalias de Washington y de que Europa «no debería convertirse en un peón en este juego geopolítico ya que Estados Unidos ya penaliza a países que producen para exportar a su mercado».

En paralelo, el analista geopolítico Sebastián Contin Trillo-Figueroa reforzó esta crítica al advertir a este medio que «China tiene todas las cartas», mientras que «Madrid está sin comodines, tratando de hacer creer que tiene una jugada maestra». De esta situación, dice, son plenamente conscientes en Pekín. De acuerdo con el experto, Sánchez busca cerrar acuerdos y solidificar su perfil internacional, pero su equipo trabaja bajo percepciones erróneas. «Su enfoque hacia China se basa en una visión idealizada de la relación», explicó Contin. «Madrid presume que Pekín lo considera un aliado europeo singular, distanciado de las posturas más duras de otras capitales de la UE. La creencia de que China valora su pragmatismo y lo percibe como un canal útil para influir en la política europea alimenta esta percepción errónea, con Sánchez convencido de que ganarse su confianza fortalecerá su peso político en el continente».

No obstante, la realidad es que «Sánchez no goza de confianza en los círculos del Partido Comunista Chino». Contin señala que el episodio de los aranceles a los vehículos eléctricos dejó al descubierto su oportunismo: «Primero los promueve en Bruselas, luego en Pekín los califica de locura y, finalmente, se abstiene en la votación final». Este tipo de ambigüedad no es aceptable en los códigos políticos y culturales chinos. Aunque China no lo manifiesta públicamente, «desprecia este tipo de perfiles políticos», y podrían surgir demandas que España no debería aceptar para asegurar la lealtad de Sánchez.

La visita, aunque de interés mutuo, responde a objetivos divergentes. Para Sánchez, representa un esfuerzo desesperado por proyectar relevancia internacional en medio de crisis internas: «Carece de mayoría parlamentaria, tiene dos presupuestos bloqueados y enfrenta un gobierno fracturado, rodeado de escándalos de corrupción que lo salpican a él mismo y a su círculo». Se presenta como el líder de un «frente global anti-Trump», pero Contin lo criticó por su falta de legitimidad y liderazgo en esta cruzada, lo que lo lleva a buscar capital político «con una credibilidad equiparable a la de un vendedor de coches usados».

Para China, por el contrario, el periplo tiene una dimensión estratégica. «España ha sido una pieza obediente en Bruselas, apoyando sin cuestionar a una Úrsula von der Leyen que ha adoptado posturas hostiles hacia Pekín». Perciben una oportunidad: si logra que España rompa con ese seguidismo acrítico y adopte una postura más pragmática, puede convertirla en un interlocutor valioso en la UE.

El impacto de la figura de Trump ha reconfigurado el panorama, creando un clima propicio para acuerdos mínimos que se presentarán como un refuerzo bilateral e inversiones chinas en España. Sin embargo, Contin advierte: «No hay que confundirse, China lleva la delantera; controla qué, cómo, cuándo y cuánto en estas negociaciones, mientras Sánchez intenta camuflar su debilidad». No hay que perder de vista que la balanza comercial entre España y China es alarmantemente desfavorable: «En 2024, las importaciones desde China fueron seis veces mayores que las exportaciones españolas». En este contexto, «los medios y analistas locales aplauden cada gesto de Sánchez en relación a China como si fuera una jugada maestra», obviando la evidente desventaja.