Eduardo Madina

Rubalcaba hace un guiño al discurso nacional de López: «Es solvente y profundo»

El ex lendakari hilvana una intervención en clave de aspirante

La Razón
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No estará aún en la carrera, pero lo parece. Ha hilvanado ya un discurso nacional que hasta Alfredo Pérez Rubalcaba califica de «solvente y profundo». Y esto en el baile de aspirantes por el liderazgo del PSOE puntúa, aunque no se sabe si a favor o en contra. Patxi López llegaba ayer a la clausura de las jornadas sobre el futuro de la socialdemocracia organizadas por la Fundación Ramón Rubial –en la que algunos han visto una especie de plataforma para las primarias– satisfecho de haber contado con la participación de Felipe González, Susana Díaz, Javier Fernández, Emiliano García-Page, Elena Valenciano, Martin Schulz... Lo que igual no esperaba –o sí– es que el secretario general del PSOE le hiciera un guiño como el que le hizo: «¿Y ahora qué digo? Cualquier cosa se mirará con lupa». Pues la lupa estaba puesta, en efecto. Y pudo haber elegido otros términos, pero subrayó: «Ha sido un discurso solvente, profundo. Lo mejor será decir que estoy encantado».

Y lo dijo después de que el ex lendakari le presentara a él como un «referente ideológico capaz de frenar a la derecha y de volver a poner en pie los valores de libertad, solidaridad e igualdad». Ambos cenaron la noche anterior en Bilbao, e igual limaron alguna de las asperezas de los últimos meses. A saber. Lo cierto es que se cruzaron elogios mutuos en presencia además de otro aspirante –el también vasco Eduardo Madina– y que la intervención de López se leyó en clave de candidato de primarias, pese a que desde su entorno sostienen que la decisión no está tomada y que no la tomará hasta el otoño.

Hasta entonces, ayer habló de economía, de Europa, de globalización, de tensiones territoriales, de modelo federal, de la derecha y sus «dogmas», del aborto, de educación y hasta del sistema financiero. Convencido de que la política «ha de retomar el control de la economía» y de que las instituciones «deben poner límites a los especuladores», apostó también por «derribar fronteras» frente a los «nacionalistas excluyentes». ¿Sobre primarias? Cero. Es más, la reflexión que el público pidió sobre el valor de las mismas en el coloquio posterior, se la centró a Rubalcaba, que se limitó a poner en valor la decisión de la militancia del PSOE de compartir con los españoles que lo deseen la elección del candidato a las próximas generales. Esto después de lamentarse de que «otros debates también legítimos» sobre las primarias impidan poner en valor una apuesta «tan valiente» que cambiará la política. «No pasa nada por hablar bien de nosotros mismos. Es más, lo pido», conminó a la militancia ante la que declaró que el PSOE «ha tomado nota de que la política ya no se puede hacer en cerrado».

Después, enfiló una intervención con la que pretendió desmontar que PP y PSOE sean lo mismo o hagan lo mismo y arengó a los suyos para frenar las decisiones de la derecha. Mientras él hablaba en Donosti, a Madrid llegaba el «tren por la libertad» en el que decenas de mujeres progresistas protestaban por la reforma de la ley del aborto y el secretario general del PSOE se subió desde la distancia a uno de los vagones para advertir a Rajoy: «No vamos a parar hasta que la retire». Como con la privatización de la Sanidad madrileña, Rubalcaba cree que la movilización política y sobre todo social pueden también acabar con la reforma de Gallardón y con otros «destrozos del Gobierno». «No somos iguales, no tenemos las mismas recetas y les podemos parar», sentenció convencido de que «esta batalla también la vamos a ganar» y tras llamar a los socialistas a empezar a hablar de «esperanza» porque «no hay nada irreversible» y «la cuenta atrás ha empezado ya».