Pactos electorales
Sánchez agita el fantasma de unas terceras elecciones
Cree que con su «no» a la investidura podrá mantener su liderazgo dentro del PSOE
Cree que con su «no» a la investidura podrá mantener su liderazgo dentro del PSOE
Ni una palabra. Éste es el espacio que Pedro Sánchez dedicó en su discurso del pasado sábado –ante el Comité Federal– a sus esfuerzos para evitar una nueva convocatoria electoral. Lejos de ahuyentar el fantasma, el líder socialista lo invocó todavía más. No hubo compromiso expreso de no abocar de nuevo a los españoles a las urnas, ya que éste sea el destino más probable si la dirección mantiene el posicionamiento de veto inamovible a la investidura de Mariano Rajoy que ha defendido hasta ahora. En Ferraz no se mueven un milímetro de la negativa taxativa –«Jamás facilitaremos un Gobierno del PP», dicen– y alimentan, en su obcecación, las opciones de concurrir a unas terceras elecciones. Es más, desde el entorno del secretario general no se descarta esta opción, que se ve como una salida al bloqueo institucional e interno que vive el partido, porque se confía en que no se podrían empeorar los resultados electorales del PSOE. Una tesis que no comparten los dirigentes territoriales y que les preocupa sobremanera, pues entienden que el líder socialista vuelve a intentar blindarse imponiendo sus intereses particulares sobre los generales.
Lo cierto es que el varapalo electoral ha dejado al PSOE en una situación complicada. Si bien esquivó el «sorpasso», el nuevo tablero político obliga a los socialistas a tomar una decisión casi catártica. Abstenerse en una investidura del PP para ser capaces de recomponerse en la oposición –escenario que no gestionaría Sánchez– o mantenerse fieles a sus ideales y no permitir que Rajoy se perpetúe en el poder, lo que acarrearía un importante coste institucional para el partido y podría volver a llevarle a romper su suelo histórico si concurre a nuevas elecciones. No obstante, desde la dirección se reitera el «no» al presidente en funciones en las dos votaciones de su sesión de investidura y en futuros intentos si fracasa en el primero. «No podemos traicionar a los votantes permitiendo un Gobierno de Rajoy. Y las posibilidades de intentar una mayoría en torno a Pedro se hacen más que imposibles. Por tanto, ir a unas elecciones es una solución a este dilema», relatan a LA RAZÓN desde el entorno del secretario general.
Con esta posición de fuerza, del que no teme unos nuevos comicios, acude hoy el líder socialista a su reunión con Rajoy. Sin, aparentemente, nada que perder. Un encuentro que cambia las tornas respecto al que se vivió en febrero, cuando apenas les bastó media hora para constatar que era imposible cualquier tipo de colaboración entre ambos. «Entonces, nadie criticó que el PP no se abstuviera», repiten desde la dirección del PSOE para descargar presión sobre su decisión de no facilitar la investidura. Hoy Sánchez trasladará al presidente en funciones su actitud de «oposición leal» para llegar a pactos de Estado en materias sensibles como el terrorismo o la unidad de España, pero no se moverá del «rotundo no» que ratificó el Comité Federal.
A pesar de la taxatividad de Sánchez y sus acólitos, serán múltiples las fuerzas centrífugas y centrípetas que presionarán al PSOE en los próximos días. Con la mera abstención de Ciudadanos y Coalición Canaria, el voto del PSOE será decisivo para desencallar la situación. Al contrario de Ferraz, las federaciones socialistas son opuestas a la repetición electoral, de hecho, lo consideran «lo único descartable» de todos los escenarios posibles, porque entienden que favorecería una «mayoría absoluta del PP». Por ello, presionarán a través de los órganos internos para que la deriva que Sánchez ha imprimido al buque socialista no les lleve a un nuevo naufragio electoral.
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