
Guerra
Sánchez hace pinza con Vox para aislar a Feijóo en Defensa
No se prevé llamada ni pacto de Estado y el debate se trasladará al Congreso

Donald Trump ha dado una patada al tablero y ha hecho saltar el orden geopolítico mundial por los aires. La escenificación en el Despacho Oval de la Casa Blanca de una humillación pública y en «prime time» a Volodimir Zelenski ha supuesto una dosis de recuerdo a los europeos de que EE UU no es ya un aliado fiable y obliga a tomar decisiones en lo que respecta a la autonomía estratégica. También en la Defensa. Hasta ahora, el Gobierno de Pedro Sánchez ha mantenido un apoyo inquebrantable a Ucrania basado en un apoyo sostenido: en las formas, con pronunciamientos públicos y muestras de afecto al país agredido, y en el fondo, con sendos paquetes mil millonarios de ayuda militar.
Sin embargo, el convencimiento de que en un futuro inmediato será necesario rearmar a Europa de manera urgente, explicitado por Ursula Von der Leyen este domingo en Londres, cristalizará en la reunión de los 27 prevista para el próximo jueves en Bruselas. Este refuerzo de la defensa europea supone retos también en clave nacional –España está dispuesta a participar en la «coalición voluntaria» de países– y exige un consenso entre los dos grandes partidos. Un consenso que si bien existe, se resisten a explicitar.
En Moncloa aseguran que no está prevista una llamada al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, para informar o mantener un diálogo fluido sobre la convulsa coyuntura internacional. Tampoco consideran que sea el momento de promover un pacto de Estado en materia de Seguridad. «No hay ambiente», dicen. Por el momento, la estrategia gubernamental pasa por confrontar directamente con Vox, haciendo pinza con los de Santiago Abascal, para aislar al PP.
En el Ejecutivo plantean el escenario actual en términos de disyuntiva: entre el posicionamiento que mantienen ellos, alineado con Ucrania, y el de la extrema derecha, a la que ven anclada en un discurso proPutin. Dos posiciones antagónicas en las que buscan dejar sin espacio a Feijóo. Esto, pese a que la posición del líder del PP se incardina nítidamente en el discurso gubernamental, pero en Moncloa asumen que los populares no va a querer visibilizar un cierre de filas con el Ejecutivo, porque esto anegaría su línea de oposición frontal al Gobierno.
Así, quieren que la vía de interlocución se limite al Congreso de los Diputados. Un foro público en el que todos los partidos tengan que retratarse. Se hará en dos comparecencias. El primero en abrir fuego será el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que comparecerá el próximo 12 de marzo. Aunque en un principio su intervención estaba orientada en explicar la posición del Gobierno sobre el plan de EE UU en la Franja de Gaza y el conflicto de Oriente Próximo, la velocidad a la que avanzan los acontecimientos obligará a que la comparecencia se centre en las derivadas de la guerra en Ucrania. Pedro Sánchez también comparecerá a petición propia la última semana del mes, previsiblemente el día 26, para informar sobre el contenido del Consejo Europeo y exponer las decisiones que se están adoptando en Bruselas.
De momento, el presidente evita trasladar a la arena parlamentaria el debate sobre el aumento del gasto en Defensa. Por sistema, el Gobierno ha esquivado al Congreso en las sucesivas inyecciones de fondos en esta materia que ha ido acometiendo a lo largo de los últimos meses. Tal como publicara este diario, este tipo de aumentos puntuales se realizan a través de acuerdos en el Consejo de Ministros, que no requieren aval parlamentario, ya sea a través de créditos extraordinarios o del Fondo de Contingencia. Ahora, este «atajo» resultaría insuficiente y el Ejecutivo defiende que esta inversión se haga a través de mecanismos europeos de mutualización de la deuda –como ocurrió con los fondos de recuperación– y no a cargo de los presupuestos nacionales.
Ejército europeo
Otra de las derivadas es la conformación y despliegue de un ejército europeo para dar garantías de seguridad sobre el terreno, una vez EE UU ya ha dado muestras de que no está dispuesto a desempeñar ese papel. En este sentido, desde el Gobierno se apela a una posición «coordinada» con la UE, pero existen discrepancias entre el grado de implicación de los diferentes actores. El ministro de Exteriores aseguró ayer que es «prematuro» hablar de tropas españolas en Ucrania para garantizar la paz, más cuando esta aún no ha llegado y no está claro si será «un paréntesis entre dos guerras». En una entrevista en Telecinco, Albares llamó a evitar el riesgo de que se den pasos en falso y el agresor pueda «tomarse un respiro para volver a recuperar fuerzas y volver a agredir a Ucrania o a otro país».
Además, añadió que habrá que establecer garantías que lleven a una «paz justa y duradera» en cuya elaboración participen tanto los ucranianos como los europeos, reivindicando así el sitio que les corresponde en la búsqueda de una salida al conflicto. En Moncloa se reafirman en su compromiso: «España está con Ucrania», anticipando los futuros pasos que haya que dar en el futuro. En este sentido, Albares recordó que «España nunca le ha dado la espalda a ninguna misión verdaderamente de paz», recordando los más de 3.000 efectivos desplegados en el marco de la OTAN en el Flanco Este o el contingente de más de 600 soldados que participa en la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (FINUL).
«Por lo tanto, no es un problema del compromiso de España con la paz», sostuvo, sino que se trata del «momento en el que nos encontramos», en el que «todavía no hay paz, en el que se habla de ella, como quiere España, y en el que todos los esfuerzos, que son esfuerzos políticos y diplomáticos en estos momentos, tienen que estar concentrados para estar seguros que llegamos a esa paz, justa y duradera».
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