Choque

Sánchez sostiene el pulso con Milei de cara a las europeas

Moncloa opta por escalar el conflicto para movilizar a la izquierda y atacar al PP. Anticipa una respuesta «acorde a la dignidad» de España

Javier Milei aterrizó en España para apadrinar políticamente a Santiago Abascal y ha acabado haciendo campaña por Pedro Sánchez. Las declaraciones del presidente de Argentina en un acto de Vox el pasado domingo, en las que atacó a su homólogo español, calificándole de «calaña atornillada al poder» y difamó a su mujer, Begoña Gómez, a quien acusó de ser una «corrupta», han propiciado un choque diplomático entre ambos países. La reacción del Gobierno fue inmediata. La Moncloa distribuyó esa misma tarde una declaración institucional del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en la que exigía una petición inmediata de excusas públicas y avanzaba que se llamaría a consultas «sine die» a la embajadora española en Buenos Aires por lo que se interpretaba como un ataque directo a la «soberanía» del país.

Este llamamiento dentro de la acción diplomática escalaba ayer un punto más con la decisión de Albares de convocar al embajador argentino en Madrid. La amplificación de la crisis diplomática es inédita y no ha tenido un reflejo en situaciones controvertidas que se hayan vivido hasta ahora con otros países como Argelia, Marruecos o en las últimas semanas con Israel, a cuenta de los ataques en la franja de Gaza. A pesar de que se acusara al Gobierno de estar alineado con Hamás, se convocara a la embajadora española en Tel Aviv para una «dura reprimenda» o se retirara a la embajadora en España, Exteriores no activó entonces ninguna medida de reciprocidad con Israel. Una circunstancia que los socios de la coalición no tardaron en recordar al Ejecutivo.

Ahora sí se opta por ir al choque. Ante un ataque intolerable e injustificable que, además, transgrede la debida presunción de inocencia de la mujer del presidente, se ha decidido instrumentalizar la polémica en beneficio electoral. En la antesala de la campaña para las elecciones europeas –que arranca oficialmente este viernes–, el PSOE ya utiliza el choque con Milei para exhibir el riesgo del avance de la «internacional ultraderechista» para la democracia. En este contexto, y como ya hiciera en la campaña del 23J, Sánchez se presenta como el freno –o el muro– para ponerle coto. En Moncloa y en Ferraz son conscientes del impacto que tiene el fantasma de la extrema derecha para movilizar a las huestes progresistas, menos receptivas en la contienda europea que en las de corte nacional, y también para debilitar la posición del Partido Popular, a quien asimilan con Vox en cada comparecencia pública.

El presidente del Gobierno aprovechó ayer su intervención en un foro económico para mantener el pulso. Un pulso que sirve para proyectarse como antagonista de Milei de cara al 9 de junio. Sánchez presentó a España y a Argentina como «dos países hermanos» que se «quieren y se respetan» y aunque disculpó que «entre gobiernos los afectos son libres», sí que reclamó que «el respeto es irrenunciable». En este sentido y, acorde a la «dignidad de la democracia y a los lazos de hermandad que nos unen», el presidente español valoró que su homólogo «no ha estado a la altura». En este punto, el jefe del Ejecutivo volvió a exigir una petición de disculpas pública y anticipó que, en caso negativo –desde Argentina ya han declinado cualquier ejercicio de excusas–, la respuesta será «acorde a la dignidad de la democracia española». Desde Exteriores se reservan adelantar qué acciones se tomarán en caso de que no se atienda esta petición de disculpas.

Sánchez también rememoró lo que «vivimos en Madrid» este domingo, en alusión al cónclave de partidos de ultraderecha organizado por Vox en Vistalegre, para alertar «del riesgo de la internacional ultraderechista» de cara a las próximas elecciones europeas. En este sentido, reclamó al resto de partidos un cierre de filas, porque «defender las instituciones de insultos y difamaciones no entiende de peros». «Más allá de la ideología está la educación y el patriotismo», aseguró. El presidente quiso rescatar también uno de los llamamientos que hizo Abascal durante el acto, en el que arengaba a «sacar a patadas y correr a gorrazos» al Gobierno. Un pronunciamiento que, tratándose de un gobierno legítimo, Sánchez censuró como «antidemocrático» y que exige «una condena» porque supone «una apelación explícita a la violencia política».

En la misma línea, se manifestaron desde la sede federal del PSOE, donde lanzaron una carga de profundidad todavía mayor contra el PP, a quien se acusó de desplegar un «patriotismo impostado, falso» y «barato», de «Aliexpress». La estrategia de los socialistas es instrumentalizar la crisis diplomática surgida para presentarse como la alternativa a «ola ultra». «No hay mayor amenaza para Europa», dijo la portavoz del PSOE, Esther Peña.

En rueda de prensa, Peña utilizó esta coyuntura en beneficio electoral, trasladando «la importancia de que la ciudadanía apueste por el PSOE para ganar estas elecciones europeas». Con la misma línea argumental que ya se utilizó de cara al 23 de julio, en Ferraz plantean la cita con las urnas como una disyuntiva entre el «retroceso o el avance» hacia una Europa «con más derechos o con más derechas». Una Europa en la que España se ha convertido en una «referencia» del «jogo bonito» frente a la Europa «de los brazos en alto». «Ya lo hicimos en las generales y lo volveremos a hacer en las europeas», sentenció la portavoz, en alusión a frenar la entente de PP y Vox.

Se espera que la intervención que Sánchez realizará mañana en el Congreso de los Diputados, en forma de comparecencia monográfica, y que servirá de lanzamiento de la campaña del PSOE a las europeas esté marcada por esta cuestión. También se anticipa que éste será el foro elegido por el presidente del Gobierno para avanzar la fecha definitiva del reconocimiento del Estado palestino. Una intervención monopolizada por la política internacional para poner a su formación en órbita electoral.