Estrategia

Sánchez utiliza el «acoso judicial» como activo electoral

En Moncloa creen que un ataque «tan obsceno» les brindará mayor movilización

Pedro Sánchez se abona a la estrategia de la llave de judo: aprovechar la fuerza de tu adversario para utilizarla contra él. El cerco judicial que se cierne sobre el Gobierno se ha convertido en el principal elemento de desgaste y en el Ejecutivo reconocen que les está pasando factura. Sin embargo, la estrategia es resistir, esperar a que amaine el temporal, a que los casos se resuelvan –porque «quedarán en nada», sostienen– y después utilizar ese via crucis judicial como una palanca de movilización electoral. El victimismo por bandera.

El presidente del Gobierno avanzó esta línea de actuación en una conversación informal con periodistas en el marco del Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados. En ella denunció en varias ocasiones el «acoso judicial» que sufre su Gabinete «por tierra, mar y aire», una ofensiva que obedece, según ya ha sostenido en varias ocasiones, a un intento indisimulado de hacer caer al Gobierno. Esta operación «desde la esfera mediática, política y judicial», «este acoso, se volverá en contra de los acosadores», auguró el presidente. Otras fuentes gubernamentales consultadas señalan que la ofensiva es «demasiado obscena» y que, por tanto, provocará el efecto contrario, logrará movilizar a los progresistas en las urnas.

Esta palanca de movilización ya se ha probado con éxito el pasado fin de semana en el 41º Congreso Federal del PSOE en Sevilla. El partido utilizó los ataques externos como pegamento para mantener prietas las filas y destilar una imagen de unidad en el momento de mayor debilidad que atraviesa el liderazgo de Sánchez desde que recuperase las riendas de la formación en 2017. El presidente reduce los frentes que tiene abiertos el Gobierno a una conjunción de «fango» y «bulos» que pretenden derrocar al Ejecutivo: «No van a poder... No nos van a quebrar», reiteró en varias ocasiones para volver a ubicar el horizonte de unas elecciones en 2027 y trasladar la expectativa de que la legislatura se va a agotar y de que la inestabilidad que se proyecta no es susceptible de desestabilizar Moncloa. Ni una palabra de José Luis Ábalos ni de las últimas acusaciones de Víctor de Aldama.

Como ya hiciera ante las huestes socialistas el domingo, Sánchez volvió a recordar sus cinco días de reflexión en abril, cuando amagó con dejar el poder. «En la carta ya advertí de que esto iba a ir aumentando. El fracaso de este acoso es cuestión de tiempo, genera ruido, pero el tiempo pone las cosas en su sitio. Estamos tranquilos porque somos un Gobierno limpio», reivindicó.

En este sentido, Sánchez cree que «el acoso de la derecha política, mediática y judicial» genera «un vínculo de empatía e identificación muy importante» en la ciudadanía y se ve capaz de vehicularlo en las urnas en la próxima convocatoria electoral. «El fango, el ánimo de destrucción y el ruido se va a convertir en un rechazo a quienes lo están provocando. La ciudadanía no está en esa clave. El PSOE está haciendo sus deberes y España vive su mejor momento en décadas», aseguró, de manera que de un elemento de desgaste se logre un importante activo electoral con el que lograr recuperar el poder territorial perdido en 2023.