Política

Elecciones andaluzas

Segundo «round» entre Díaz y Sánchez

Madrid intentará pilotar una salida «transaccionada» y tomar el control del PSOE andaluz.

Segundo «round» entre Díaz y Sánchez
Segundo «round» entre Díaz y Sánchezlarazon

Madrid intentará pilotar una salida «transaccionada» y tomar el control del PSOE andaluz.

El PSOE andaluz tiene por delante una áspera senda que recorrer, lo que implicará grietas en su cohesión, ya que el pegamento de un partido es a menudo el poder institucional que están a punto de perder después de más de tres décadas. Su lideresa, Susana Díaz, se ha echado atrás y ha renunciado a presentar su candidatura a la Presidencia de la Junta de Andalucía, después de que el acuerdo a dos bandas al que ha llegado el PP con Ciudadanos (Cs) de un lado y con Vox de otro garantice la mayoría absoluta que convertirá al popular Juanma Moreno en el sexto presidente desde las primeras elecciones autonómicas. Sólo en el improbable supuesto de que no se formalizara lo rubricado entre las tres formaciones, los socialistas volverían a plantearse un «escenario diferente» en una «siguiente ronda» de contactos con los grupos de la Cámara, según sostuvo ayer su portavoz en la institución, Mario Jiménez, quien se esforzó en dejar sentado también que Díaz ejercerá el «liderazgo de la oposición» en la undécima legislatura. Y es que el paso a un lado en lo institucional de ésta es otro al frente en lo orgánico en el nuevo pulso que distintas fuentes consultadas auguran mantendrá con la dirección federal.

Al contrario de las quejas expresadas por socialistas andaluces en relación a que ni desde Ferraz, sede nacional del partido, ni desde el palacio de la Moncloa, se les ha ayudado a desnudar a Vox, en Madrid aseguran que sí han intentado trasladar en foros internacionales que la incorporación del partido encabezado por Santiago Abascal como actor político fundamental era una «barbaridad» y que no se debía permitir que PP y Cs se apoyaran en él para llegar al palacio de San Telmo sevillano, localización del Ejecutivo regional. Todo con un fin: intentar dinamitar desde el exterior las negociaciones en Andalucía. De acuerdo a ese relato, se ha «implicado» hasta el propio presidente del Gobierno central y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pero ya han asumido que «el acuerdo de las derechas es una realidad» y que en el Sur ha triunfado la caballería del entusiasmo. A partir de ahora se centrarán en dos frentes: trasladar tranquilidad al partido de cara a las elecciones municipales, autonómicas y europeas que se celebrarán el próximo mes de mayo y poner el foco en Ciudadanos (Cs), «en trabajar para hacer patente y visible que los naranjas tiran a la derecha en cuanto pueden». En medio tendrán que afrontar una cuestión afilada: la continuidad de Díaz a los mandos de la que es la agrupación más numerosa del partido. Puede que ambas no se necesiten como el sol y su luz.

Desde Ferraz consideran «evidente», con los resultados electorales del 2 de diciembre en la mano y por otros análisis internos que manejan, que hay «desafección» del votante hacia al PSOE-A y en particular hacia la todavía presidenta del Ejecutivo autonómico en funciones. Entienden además que lo principal es el partido y que éste debe estar por encima de todo. En ese escenario, saben que no pueden «arrancarla de raíz», ejemplifican algunas de las fuentes consultadas por este periódico, pero quieren encaminarse hacia una renovación de líderes pilotada desde Madrid, ya de cara incluso a que en las listas de las municipales de mayo aparezcan rostros distintos, savia renovada. Ahora bien, en Sevilla dan por hecho que la secretaria general del PSOE-A dará la batalla, sobre todo porque cuenta con «el apoyo de los ocho secretarios provinciales de la comunidad y con los cuadros» de la formación a los que ha apaciguado estas semanas, además de que los alcaldes «no quieren asistir a la enésima pelea interna en la antesala de unos comicios en los que se juegan muchísimo».

En su entorno insisten en que la hoja de ruta de Díaz pasa por «quedarse en la oposición en la comunidad» y desde ahí intentar volver a encaramarse a un poder al que los socialistas confían en que deje vía libre «la conflictividad en un Gobierno que querrán manejar tres formaciones de derecha con intereses electorales similares». De vuelta a Madrid avisan de que «el día a día» en la bancada de la oposición va a ser «duro», levantadas las alfombras de la Junta y sin poder apelar continuamente al pasado más lejano para hacer olvidar. Defienden que se equivocará si opta por una confrontación ardiente con Ferraz y abogan por llegar a un acuerdo de forma «transaccionada» para buscar su sitio.