Cataluña

«Tabarnia, una realidad olvidada»; por Jaume Vives

«Tabarnia, una realidad olvidada»; por Jaume Vives
«Tabarnia, una realidad olvidada»; por Jaume Viveslarazon

En las últimas semanas Tabarnia se ha hecho famosa en medio mundo y parte del otro. Una realidad durante mucho tiempo olvidada y silenciada a conciencia y que ahora se ha convertido en la esperanza de cientos de miles de catalanes.

Para conseguirlo no ha hecho falta un solo céntimo de las millonarias subvenciones que reciben las organizaciones del Régimen -ANC y OMNIUM- ni a un expresidente de vacaciones en Bruselas lanzando calumnias por toda Europa. El seny y la rauxa, tan típicos de nuestro pueblo, han sido suficientes.

Y después de muchos meses de victimismo, gritos y lamentaciones ha conseguido responder con humor al fanatismo. Quizás por esto ha sido silenciada por los de siempre. Esta realidad alegre no encaja con la imagen oscura que algunos pretenden darle. Descubrir que la alegría también está fuera de la burbuja separatista - quizás incluso podríamos decir que principalmente se encuentra fuera de ella- es un golpe duro que no todos saben encajar.

Pero dejando sonrisas a un lado, durante muchos años hemos vivido en clandestinidad, fruto de la persecución y estigmatización sufrida por nuestras ideas. De hecho, hasta el pasado 8 de octubre la mejor estrategia a seguir era la discreción. Quienes más se han significado hasta ahora han perdido sus puestos de trabajo, y otros tantos han sido marginados en sus ambientes laborales -profesores, médicos, abogados, funcionarios...- cuando después de años de matraca independentista han decidido alzar la voz y salir a la luz.

Y es que resulta que el Régimen corrupto que nos gobierna desde hace décadas se ha encargado de blindar bien su estructura y utilizar su brazo asociativo y su ministerio de propaganda -con un buen séquito de medios de comunicación a su servicio- para promover el odio a este pueblo y a todo aquel que alzara la voz contra sus delirios. Apartar a la disidencia del espacio público o bien difamarla ha sido su modo de proceder. Y todo esto con nuestros impuestos. Nosotros les hemos pagado el circo del odio.

Un circo que ha tenido consecuencias sociales y económicas graves para nuestra tierra. Han roto familias, caldeado ambientes de trabajo, han logrado que en los bloques de pisos ya no haya vecinos sino rivales, y por si esto fuera poco, han jugado con el pan de la gente.

Pero el ridículo estrepitoso a nivel internacional y la actitud cada vez más despótica con nuestra gente ha sido el punto de inflexión que el pasado 8 de octubre sacó a 1 millón de personas a la calle al grito de Libertad y Respeto. Y esa fue la demostración palpable de la gran farsa y del gran fracaso de toda la estructura nacionalista. La Cataluña silenciada, y a veces silenciosa, se puso en pie y dijo basta. Y desmontó en un día el mantra que ellos no se cansan de repetir desde hace años: un sol poble. Y Tabarnia no es otra cosa que la continuación de eso. Convertida en espejo gigante en el que destapar las vergüenzas del independentismo como objetivo principal, pero dispuesta a llegar hasta el final si el independentismo no frena este suicidio colectivo. Por dignidad. Por pura supervivencia. Porque no vamos a permitir que nada ni nadie, invocando el nombre de nuestra tierra, Cataluña, prostituya su historia, e invocando la Libertad quiera obligarnos a machar de España, nuestra casa.