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Desplante de Torra al Rey ante Sánchez

El presidente catalán acude a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo tras romper relaciones con la Monarquía y participar en una concentración de rechazo a la presencia de Felipe VI en Tarragona.

Felipe VI junto a Pedro Sánchez (2ºi), Quim Torra (2ºd), y Meritxel Batet durante la inauguración de los XVIII Juegos Mediterráneos esta tarde en el Nou Estadi de Tarragona. EFE/Jesús Diges
Felipe VI junto a Pedro Sánchez (2ºi), Quim Torra (2ºd), y Meritxel Batet durante la inauguración de los XVIII Juegos Mediterráneos esta tarde en el Nou Estadi de Tarragona. EFE/Jesús Digeslarazon

El presidente catalán acude a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo tras romper relaciones con la Monarquía y participar en una concentración de rechazo a la presencia de Felipe VI en Tarragona.

Quim Torra usó ayer una fórmula algo contradictoria para escenificar el enfrentamiento que el Govern ha abierto definitivamente con la Monarquía. Tras amagar durante toda la semana con no ir a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo, el president rectificó a última hora y acudió al palco del Nuevo Estadio de Tarragona con el Rey y Pedro Sánchez después de anunciar, eso sí, que la Generalitat rompe relaciones protocolarias con la Casa Real. Un gesto de fuerza del independentismo, que ha encontrado una nueva manera de mantener el pulso contra el Estado en pleno deshielo con el Gobierno del PSOE.

Anoche en la capital tarraconense, Torra sí saludó al Monarca y a Pedro Sánchez, ambos recibidos con aplausos, algún pito y en medio de un clima de expectación por los acontecimientos de la semana, con numerosas banderas españolas en las gradas del recinto. Hubo abucheos a Torra y gritos de ¡viva el Rey! También algunas «estelades» en los aledaños de la mano de los Comités de Defensa de la República, la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium, donde Torra acudió en señal de apoyo. Cabe recordar que la de ayer fue la primera visita del socialista a Cataluña como presidente del Gobierno, a dos semanas de sentarse con Torra en Moncloa para iniciar un acercamiento con la Generalitat.

Por su parte, el Ejecutivo catalán tiene previsto hacer efectiva su decisión de romper con la Monarquía –algo inaudito en tiempos de democracia– con varios gestos de calado: a partir de ahora, ni el president ni los consejeros acudirán a actos organizados por la Casa Real; tampoco invitarán al Monarca a eventos institucionales catalanes; y Torra ya ha dejado su puesto como vicepresidente de Honor de la Fundación Princesa de Girona, cuyos premios se entregan justo la semana que viene en el nuevo escenario del Mas Marroch, el centro de eventos de El Celler de Can Roca, en Vilablareix (Gironès). Una ruptura que el propio president empezó a mostrar públicamente ante el Monarca ayer al aprovechar la inauguración de los Juegos del Mediterráneo para entregarle varios informes del Síndic de Greuges (el defensor del pueblo catalán) sobre la actuación policial del 1 de octubre y el libro de fotografías sobre la misma jornada, «Dies que duraran anys». También para reivindicar la posición del independentismo en un acto que la Generalitat entiende como propio: «Estos Juegos se hacen en Tarragona, en Cataluña, y se han organizado y pagado desde nuestro país. No echarán al president de nuestra casa. La presencia del Monarca no condicionará nuestras decisiones. En Catalunya mandan los catalanes», avisó Torra en un mensaje institucional desde el Palau de la Generalitat emitido a mediodía por TV3 .

En esta comparecencia, el president también apuntaló el discurso del independentismo y volvió a acusar al Monarca de «dar cobertura y apoyo a la represión contra más de dos millones de personas, que causó mil heridos de diversa consideración», en referencia al 1-O y al discurso de Felipe VI dos días después. Además, le reprochó que no haya tenido «ni una palabra de consuelo o de apoyo a ellos o sus familias» y lamentó que «no se haya dejado espacio para el diálogo».

Torra se refería con este último alegato a la carta que tanto él como Carles Puigdemont y Artur Mas –los tres presidentes del procés– reemitieron a principios de semana a la Casa Real reclamando una reunión con el Rey para hablar de Cataluña, una petición tumbada rápidamente por Moncloa. «No somos súbditos, somos ciudadanos», llegó a recriminar el presidente catalán repitiendo la idea de que la Generalitat ha apostado por el diálogo «hasta el final». «Hemos abierto puertas y ventanas pero los esfuerzos solo han venido de nuestro lado», denunció.

Por todo ello, el president asistió a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo sin ningún gesto de proximidad ni voluntad de acercamiento: «No iré a hacerme fotos, no nos interesan las fotografías con los que avalan la represión», resumió antes de acudir al palco del Nuevo Estadio de Tarragona.

La decisión final de Torra de avivar el enfrentamiento y romper relaciones con la Monarquía ha generado un fuerte debate en el seno del Gobierno de Junts per Catalunya y ERC. De hecho, hasta última hora de ayer el equipo del president no ató la postura oficial del Govern, con varios cambios de guión de por medio. Incluso se consultó a Puigdemont, con visita incluida del actual jefe del Ejecutivo a Berlín junto a Elsa Artadi.

La Generalitat veía como la voluntad de las bases del independentismo de mantener el pulso contra la Corona podía chocar con los intentos de distensión que han llegado en las últimas semanas por parte del Gobierno de Sánchez. Un extremo que Torra y Puigdemont han terminado obviando para tensar definitivamente las relaciones con el Rey.