Gobierno de España
Un serio aviso al bipartidismo
La crisis provocada por los separatistas en la región de Cataluña ha conseguido un efecto no buscado por sus instigadores; el despertar del sentimiento adormecido desde la transición de pertenencia a España.
No todos los sediciosos son catalanes, ya que han contado con complicidades en partidos de izquierda de ámbito nacional como Podemos, de forma inequívoca y de otros por omisión.
Pero el comportamiento excesivamente comedido del partido en el gobierno, que no ha aplicado una política preventiva, sino que ha preferido optar por ir un paso por detrás de los independentistas, renunciando a la iniciativa política de confrontación y permitiendo que los secesionistas utilizaran la estrategia de los hechos consumados, ha hecho que buena parte del electorado del PP vea en Cs la opción que puede combatir a los separatistas. Los españoles no son tan partidarios de la vía judicial como lo es el gobierno. Los españoles mayoritariamente quieren contundencia y vías más explícitas de respuesta al desafío independentista.
Hace 125 días que Puigdemont huyó de España. Nadie lo evitó. Una solida mayoría de españoles considera que España no ha presionado lo suficiente a Bélgica para que lo entreguen en la frontera de la Junquera. España cuenta con uno de los cinco mejores servicios secretos del mundo pero no se le deja actuar. ¿Por qué se permitió la fuga de Puigdemont? ¿Cómo se toleró el ingreso en territorio nacional de miles de urnas el 1-O? ¿Ignoraba el Gobierno que los Mossos no iban a reprimir la participación en el referéndum ilegal? Los servicios secretos hicieron su labor pero se ignoraron sus advertencias.
Por otro lado el PSOE, que es el partido político que se supone alternativa al PP, no tiene muy claro lo de asumir la bandera y otros elementos constitucionales de España. De hecho en ninguna de sus sedes autonómicas, provinciales o locales ondea la bandera nacional ni en su interior cuelgan la fotografía del Jede de Estado, el Rey Felipe VI. En su lugar nostálgicas banderas republicanas e iconos internacionalistas o incluso nacionalistas, pero ningún símbolo de España.
Los españoles de 2018 están dando una seria advertencia al bipartidismo al comenzar a modificar el mapa político nacional configurado en junio de 2016. Desde entonces el PP ha transferido 1.235.000 votantes a Ciudadanos y el PSOE 681.000. Es la principal brecha que tienen ahora abierta los dos grandes, a los que CS les sustrae el 15,6% y el 12,3%, respectivamente, de sus votantes. La única forma de acabar con esta sangría electoral es poner fin a la política tibia ante los nacionalistas para que muchos españoles dejen de sentirse huérfanos de acción política gubernamental que acabe con el foco de la rebelión.
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