ERE

Una testigo: Griñán «lo sabía todo»

Una prejubilada declara que ella envió una carta al ex presidente ante los impagos de su póliza.

El ex presidente Griñán
El ex presidente Griñánlarazon

Una prejubilada declara que ella envió una carta al ex presidente ante los impagos de su póliza.

La ex trabajadora de Surcolor Manuela Hurtado señaló ayer como testigo en el juicio por el «procedimiento específico» de los ERE que avisó por carta a Presidencia, cuando ostentaba el cargo Griñán, de la situación de los ERE, ante los impagos de su póliza de prejubilación. Hurtado explicó en el juicio que su empresa «no estaba para cerrar» cuando la prejubilaron. De hecho, «estuvo 5 años después en activo». «Nos propusieron que obligatoriamente nos teníamos que ir» y de «todo» se encargó «CC OO». Oficialmente la despiden «por falta de puntualidad» pero «reconocen que es un despido improcedente». Tampoco «le informan de que la póliza en parte la va a pagar la Junta». Se entera de todo lo que ha pasado a través de la carta que manda al Ayuntamiento, «estando Zoido». Al «sindicato no le interesaba que nos metiéramos en mucho jaleo y menos con la Junta», indicó. «Me lo prohibieron». Cuando hizo llegar la situación de los impagos a Presidencia, que entonces la ostentaba Griñán, «la respuesta fue que tenía la agenda muy apretada». En cualquier caso, le dejó un escrito con toda la información en 2010. Les atendió «Rivera» (ex director de Trabajo) al que vio, «un poco perdido y «dijo que estaba el proceso acelerándose, pero era muy complejo y no podía adelantar más» tras «meses sin cobrar». El Defensor del Pueblo Andaluz, por su parte, dijo «que era tema de relaciones laborales».

El ex consejero de Innovación Juan Martín Soler, sucesor de Vallejo, apuntó ayer en el juicio sobre el «procedimiento específico» de los ERE que en IDEA «el ambiente era quejoso» por «intentar resolver una situación que era de Empleo». «En absoluto era por una cuestión de ilegalidad», explicó. «No lo entendían bien» los trabajadores, señaló. Martín Soler indicó que «había reuniones frecuentes en las que la Dirección de Trabajo e IDEA mejoraban su coordinación». El ex consejero no recibió «nunca copia del control financiero permanente» de la Intervención. La posibilidad de sustituir IDEA por alguna agencia «no se comentó de manera formal, eran simples comentarios». «La apariencia de legalidad era tan evidente que era imposible que alguien pudiera pensar que hubiera algún tipo de ilegalidad», señaló Martín Soler, que aseguró que «no conocía el programa 31L». El ex consejero reseñó que «le tocó estar cuando estaba la decisión tomada» –reconoció, «para ser honesto conmigo mismo porque yo podía estar aquí también imputado– y «se acató la decisión de Intervención»: en 2010 ya aparecen las encomiendas de gestión y después se pasa de convenios a resoluciones «que permitían generar los pagos en IDEA».