Valenciano se perfila como cabeza de lista para las europeas

BILBAO- Hay pros y contras, sin duda. Es una apuesta de alto riesgo y de múltiples lecturas, pero la dirección federal del PSOE está dispuesta a jugársela en las europeas con su vicesecretaria general de cabeza de cartel para las elecciones del 25 de mayo. Es una posibilidad mucho más que probable que Elena Valenciano asuma un reto con el que los socialistas se juegan nada más y nada menos que el final de la travesía del desierto. La decisión está en su mano y pendiente de una última conversación con Alfredo Pérez Rubalcaba, quien está convencido desde hace tiempo de que la candidatura al Parlamento europeo no puede hacerse con «descartes» si el mensaje de la dirección es que las elecciones de mayo son la primera prueba electoral del Gobierno de Rajoy y una oportunidad para la recuperación electoral del PSOE.

Nadie en el partido se opondrá a que la vicesecretaria general encabece la candidatura, si bien Valenciano –que compatibilizaría la tarea europea con la de Ferraz– prefiere testar antes de dar el sí definitivo la opinión de todas las federaciones para comprobar si verdaderamente la que ella esta dispuesta a asumir –pese al desgaste personal– es una apuesta «de todo el partido». Lo que parece más que claro es que si Valenciano asume finalmente el reto, su segundo sería Ramón Jáuregui, a quienes las quinielas de las últimas semanas habían situado como número uno, seguido de Valenciano. Ni tiene sentido que la número dos de Ferraz fuera por detrás del último ex ministro de Presidencia de Zapatero ni éste es visto con buenos ojos en algunos sectores del PSOE. Su candidatura, definen algunos dirigentes, «no molesta, pero tampoco motiva. La apuesta para Europa tiene que ser arriesgada porque el riesgo es mucho».

El diputado vasco es una de las cabezas más bienpensantes del socialismo español, fue artífice del documento marco de la Conferencia Política con la que el PSOE puso a punto su proyecto político y es una de las voces más respetadas entre sus correligionarios, aunque también tiene «peros» para la dirección federal, que le sitúa en el ala más a la derecha del PSOE. Es por eso por lo que todo indica que Jáuregui iría detrás de Valenciano, aunque la decisión no es fácil para Alfredo Pérez Rubalcaba, que estos días sopesa ventajas e inconvenientes y mira de reojo a un PP que en cuestión de horas desvelará su número uno a las europeas. A nadie se le escapa que, aunque la vicesecretaria general compatibilice el Parlamento europeo con Ferraz, habrá quien lea, con razón o sin ella, que su decisión anticipa el futuro inmediato de Rubalcaba. Más claro: que si Valenciano coge el avión rumbo a Bruselas es porque el secretario general no tiene intención de participar en las primarias para la generales de 2015. Todas estas interpretaciones y otras muchas se analizan estos días en la sede de la dirección federal y en las distintas federaciones, que han pedido al secretario general que consulte antes de tomar la decisión definitiva y sobre todo que cuente con los barones para la confección de la lista. Es el eterno reparto de la cuota territorial, que en ocasiones ha obligado a hacer encaje de bolillos para contentar a todo el mundo y que Rubalcaba tendrá más complicado aún en esta ocasión ya que de los 23 eurodiputados que el PSOE logró en 2009, la previsión más optimista para mayo le sitúa en 17, seis menos.

De momento, ayer, Elena Valenciano entró de lleno en campaña de la mano de Martin Schulz en Bilbao, en el primer acto del candidato del SPD y de la socialdemocracia europea para presidir la Comisión Europea. Fue en el marco de unas jornadas organizadas por el secretario general del PSE, Patxi López, con el título «Reflexiones de futuro» y por las que han ido desfilando desde Felipe González, Susana Díaz, Javier Fernández o Emiliano García-Page. Hoy, el ciclo de conferencias, en el que algunos vieron una plataforma de López para las primarias y que ayer destiló europeísmo, será clausurado por Rubalcaba en San Sebastián.

En Ferraz dan por segura una victoria sobre el PP, aunque sea pírrica, y por eso el secretario general quiere una candidatura potente, de peso y creíble que no desmienta el discurso de la dirección de que la apuesta por las europeas es total y que el PSOE se juega nada menos que el final de un ciclo de derrotas y el principio de la recuperación electoral. Sigue empeñado en no hacer de Europa, como en otras ocasiones, un «cementerio de elefantes» y por eso no atenderá la larga lista peticiones de ex ministros. La decisión estaba tomada cuando este diario la adelantó el pasado 16 de diciembre y en efecto no estarán en la lista ni Jesús Caldera, ni Valeriano Gómez ni Trinidad Jiménez. El único que está en duda es José Blanco, y no porque en Ferraz quieran hacerle ningún favor, sino porque quizá es mejor tenerlo fuera que dentro, dada su especial habilidad para el «enredo» y su repentino interés por la candidatura de Carme Chacón en las primarias. En todo caso, en la calle Ferraz esta misma semana insistían en que el ex número dos del PSOE «no aporta nada en Bruselas y puede restar mucho en campaña», más allá de que su apuesta por Europa sea «vital y no política».

De momento, Rubalcaba ha dado por buena la continuidad en la lista del que fuera número uno en 2009, Juan Fernando López Aguilar, de María Badía (PSC), de la nieta del histórico dirigente socialista Ramón Rubial Eider Gardeazabal (PSE), de Iratxe García Pérez (Castilla y León), de Enrique Guerrero Salom (Madrid), de María Muñiz de Urquiza (PSOE Europa), de Sergio Gutiérrez Prieto (Castilla-La Mancha) y de Carmen Romero (Andalucía). En total, con los nombres de Valenciano y Jáuregui serían 10 eurodiputados de los 17 que podrían sumar los socialistas. Quedan ocho para el reparto de puestos de salida, la lista de peticiones es inacabable y Andalucía –un dato a tener en cuenta– incluyó tres nombres en 2009 (Magdalena Álvarez, Carmen Romero y Luis Yañez).