El desafío independentista

Y el Senado hizo historia

La Cámara territorial, relegada hasta ahora en la actividad parlamentaria, reivindica su lugar con la aprobación de las medidas para devolver la normalidad y la legalidad a Cataluña.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareció ayer en el Senado para pedir su apoyo en la aplicación del 155 en Cataluña
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareció ayer en el Senado para pedir su apoyo en la aplicación del 155 en Cataluñalarazon

La Cámara territorial, relegada hasta ahora en la actividad parlamentaria, reivindica su lugar con la aprobación de las medidas para devolver la normalidad y la legalidad a Cataluña.

El Senado. La Cámara territorial considerada irrelevante por muchos españoles durante demasiado tiempo reivindicó ayer su lugar en la historia. Con 214 votos a favor, 47 en contra y una abstención dio luz verde a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. La herramienta del Gobierno para poner freno al desafío ilegal de la Generalitat. El precepto que le faculta para intervenir la soberanía catalana. Salvo algunas ovaciones aisladas de la bancada popular, la gravedad del momento se pudo percibir en el rictus de sus señorías, conscientes de que estaban asistiendo a un momento crítico para la democracia española. Un momento que algunos han llegado a comparar con el 23-F.

El lleno absoluto del Pleno de la Cámara Alta contrastó con el hemiciclo semivacío del Parlament, en sendos debates que se solaparon durante toda la mañana. Tras seis horas de actividad, al filo de las cuatro de la tarde, el Senado votaba la aprobación del artículo 155 con la certidumbre de que en Cataluña sus dirigentes ya habían declarado unilateralmente la independencia. Esta huida hacia delante marcó también el compás de la Cámara Baja, la propuesta de resolución de Junts pel Sí y la CUP en la que se reivindicaba la constitución de una República catalana hizo que a media mañana los socialistas tiraran la toalla y renunciaran a seguir defendiendo la convocatoria de elecciones como freno a la suspensión de la autonomía.

La mayoría absoluta que el PP posee en la Cámara no auguraba muchas sorpresas, pero los populares no se escudaron en esa superioridad y negociaron hasta el final incluir algunas de las enmiendas que proponían los grupos para obtener el mayor consenso posible. En concreto, se incluyó la propuesta socialista de «modular» la aplicación del 155 en función de la evolución de la situación y los populares accedieron a que el control de los medios de televisión y radio pública catalanas sea ejercido por el Parlament y no por el Gobierno. Las horas de negociación le valieron al Gobierno el apoyo de PP, PSOE, Ciudadanos, UPN, Foro y Coalición Canaria que votaron a favor; el rechazo de Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, EH Bildu y Compromís que lo hicieron en contra y la abstención de Nueva Canarias. Antes de la votación final, el Pleno rechazó los votos particulares presentados por Unidos Podemos, PDeCAT, ERC, PNV, Compromís y Coalición Canaria, que en la práctica rechazaban la aplicación del artículo 155 o, en el último caso, que se ejerciera un control previo sobre la actividad del Parlamento de Cataluña.

Con el plácet del Senado y tras la publicación del acuerdo en el BOE, el Ejecutivo ya está facultado para destituir al presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, así como a todos los miembros del Govern y limitar las funciones del Parlament o asumir el mando de los Mossos.

Mariano Rajoy compareció en la Cámara Alta para pedir el apoyo de la misma a las medidas recogidas en el 155, entre ellas la convocatoria de elecciones. «Ya les adelanto que mi voluntad es celebrarlas lo antes posible», dijo. El presidente del Gobierno trasladó toda la responsabilidad de la actuación del Estado a Puigdemont –«sólo él ha decidido que continúe»– y criticó que no hubiera acudido al Senado para explicar su posición ni haya ofrecido un diálogo más allá de «los términos y plazos de la independencia de Cataluña». Tanto PSOE como Ciudadanos secundaron este discurso, aunque los socialistas también marcaron distancias con el Gobierno, criticando su gestión de la crisis territorial. Por contra, el Ejecutivo se encontró con la oposición frontal del resto de partidos que le acusaron de conseguir «por la fuerza» lo que no había logrado el PP en las urnas. También hubo advertencias por parte de Unidos Podemos hacia el PSOE, recordándole que se puede «arrepentir» de su apoyo cerrado al Gobierno en Cataluña.