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Paternidad

Cómo cambia el cerebro del hombre con la paternidad: transformaciones biológicas y emocionales

Según especialistas en neurociencia, el cerebro masculino atraviesa modificaciones que favorecen la empatía, la conexión emocional y la capacidad de respuesta ante las necesidades del bebé

Padre y bebé durmiendo Pixabay

Durante décadas, la ciencia se centró en estudiar los cambios cerebrales de la maternidad. Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que el cerebro del hombre también se transforma con la llegada de un hijo. La paternidad no solo implica un nuevo rol social, sino también una experiencia biológica, emocional y cognitiva.

Según especialistas en neurociencia, el cerebro masculino atraviesa modificaciones que favorecen la empatía, la conexión emocional y la capacidad de respuesta ante las necesidades del bebé. Estas transformaciones son más notorias en los padres que participan activamente en la crianza.

Cambios estructurales en el cerebro del padre

El neuropsicólogo José Antonio Portellano explica que el cerebro del hombre pierde una pequeña cantidad de materia gris al convertirse en padre. Lejos de ser un deterioro, se trata de una adaptación: el lóbulo frontal —responsable de la toma de decisiones y la planificación— se reorganiza para mejorar la función ejecutiva y la respuesta a los nuevos desafíos de la paternidad.

El psicólogo Flavio Calvo agrega que se activan áreas cerebrales relacionadas con la empatía y las habilidades sociales, lo que facilita comprender las emociones del bebé y responder a ellas. Este “cerebro social” se activa especialmente durante el contacto visual, físico y afectivo con los hijos.

Hormonas y emociones: testosterona, oxitocina y dopamina

La paternidad también modifica el equilibrio hormonal. Diversos estudios confirman que los niveles de testosterona en el hombre disminuyen temporalmente tras el nacimiento de un hijo, lo que reduce la competitividad y aumenta la sensibilidad emocional.

En paralelo, se incrementan hormonas como la oxitocina, dopamina y prolactina, que refuerzan el apego, la ternura y el disfrute del contacto con el bebé. De esta manera, el organismo del padre se ajusta para promover una mayor implicación en el cuidado y la crianza.

Una ventaja evolutiva del cuidado paterno

Solo un 5% de los mamíferos machos participa en el cuidado de las crías. En los humanos, este comportamiento representó un avance evolutivo que favoreció la supervivencia y el desarrollo infantil.

La transición de un rol centrado en la conquista hacia uno orientado al cuidado transformó la manera en que los hombres se relacionan consigo mismos, con sus parejas y con sus hijos. Según el psiquiatra José Eduardo Abadi, este cambio psicológico implica “depositar la energía amorosa en otro ser, alguien más importante que uno mismo”.

Paternidad activa: beneficios emocionales y sociales

La psicóloga perinatal María Agustina Capurro destaca que los cambios cerebrales y hormonales dependen de una paternidad activa y comprometida. Los hombres que se involucran en la crianza cotidiana desarrollan una emocionalidad más libre, conectada con la ternura y la empatía, alejándose del estereotipo de un varón distante.

Este nuevo modelo de paternidad favorece la salud mental de toda la familia y contribuye a construir relaciones más igualitarias, afectuosas y libres de violencia. En palabras de la especialista: “Más empatía y corresponsabilidad parental son semillas de una sociedad más saludable y menos violenta”.