Actualidad

Psicología

¿Cómo va el sexo en tu matrimonio?

El sexo (con amor) es un pilar básico en cualquier relación de pareja a largo plazo. Cuidarlo es básico para que todo esté bien engranado.

El sexo con amor, comprometido, tiene una dimensión espiritual que trasciendo lo físico que también es, lógicamente, muy importante
El sexo con amor, comprometido, tiene una dimensión espiritual que trasciendo lo físico que también es, lógicamente, muy importantelarazon

Tener relaciones sexuales dentro del matrimonio o pareja estable es algo fundamental. No cuidarlas haciendo que sean simple rutina es una gran error que no ayuda en nada a la felicidad conyugal

Los actos de amor conyugal, no son algo casual, pasajero y caprichoso que queremos que dure mientras nos gustamos, es algo mucho más profundo y comprometido. El amor humano entre dos tiende a unir a los que se aman de manera natural porque se crea una mutua inclinación repetida hacia ese placer que se obtiene en cada acto sexual. Pero que sea una tendencia repetida y gratificante, no debe ser sinónimo de obligatoriedad ni de derecho adquirido por ninguna de las dos partes.

La tendencia a amarnos es una predisposición a conciliar nuestro cuerpo y nuestro pensamiento de manera integral poniéndose en juego porque nunca mejor que en esa forma de querer, unas veces entregándonos o renunciando en otros por amor, nos puede demostrar a nosotros mismos que no estamos sujetos solo a nuestros deseos de la naturaleza, sino que también somos capaces de poner a nuestro servicio el ejercicio de la voluntad sin tener que tener que perder por ello nuestra libertad. La libertad es básica ya que si no existe se rompería la relación entre iguales. Es tan necesaria en cualquier relación de pareja para que prevalezca la igualdad de trato y así se puedan vivir las relaciones como un “donarse al otro”. El hecho de casarse por amor... es un acto de la voluntad donde “querer quererse” es ser conscientes de que nos hemos entregado cada uno al otro con nuestra anterior biografía para empezar a construir una única historia con dos co-protagonistas principales:

Quien no sabe lo que es compartir el papel co-protagonista en una misma historia conjunta, aunque ame al otro siempre buscará su territorio y lugar de dominio principal donde brillar de manera estelar. Su afán de brillar con luz propia lo limita en la forma de amar iluminando al otro y le llevará también a intentarlo en el campo sexual, donde buscará iluminarse a sí mismo buscando su placer y el reconocimiento egocéntrico a costa del otro, no sabiendo proyectar su luz sensual y sexual hacia el otro sino solo hacia sí mismo.

Si cada relación sexual entre dos personas casadas no se entiende como una suma de renuncias y entregas entre dos co-protagonistas de una historia común comprometida desde cada mañana y para siempre, entonces sucede que las renuncias y entregas entre ambos se traducen en obligaciones a cumplir o en derechos a exigir y es entonces cuando a uno de los dos, por lo menos... no le compensa el matrimonio en toda su amplitud...

El hombre y la mujer se aman libremente y porque les da la gana. En este sentido, el amor es en su origen una liberación afectivo-sexual, un acto libre, una donación del uno al otro. Pero nunca ninguno de los dos debe pensar que en esa donación libérrima. “Uno de los dos está en deuda... con el otro”; “puedes elegir tener sexo por dinero” pero cuando se habla de amor y no solo de sexo y de placer “nadie elige amarse a crédito”.

La entrega entre hombre y mujer por amor es en su origen un regalo, un don tan gratuito como recíproco donde dos personas quedan en un estado de agradecimiento corporal, personal, espiritual y de auténtico equilibrio afectivo. La armonía que se produce en esta unión tiene también un ingrediente de carácter también espiritual porque es también la fusión de dos almas en un solo cuerpo mucho más que la aparente unión de dos cuerpos en una comunidad conyugal .

Debemos erradicar de nuestra mente y nuestro vocabulario la sin razón de:

“El mal llamado débito conyugal”: Porque tú y yo, no nos debemos nada.

Cuando tu y yo nos amamos por compromiso o por obligación nos hacemos un regalo envenenado, porque entonces ya no hay amor solo hay represión y/o rechazo, nuestro amor ha dejado de ser un don, cuando no hay libertad no puede haber agradecimiento.

“El hábito conyugal agradecido”: tú y yo nos agradecemos el don de poder querernos.

Cuando túy yo nos amamos y donamos por amor no solo no nos debemos nada, sino que nos acogemos, valoramos agradecemos, disfrutamos siempre y nos quedamos con ganas de más...donaciones.

Sara Pérez-Tomé es psicóloga con más de 25 años de experiencia profesional en el asesoramiento a familias yparejas.