Gimnasia
Consejos prácticos para recuperar el metabolismo tras las vacaciones
La vuelta de las vacaciones supone el esfuerzo de recuperar buenos hábitos
La práctica de ejercicios y una sana alimentación puede devolver el peso ideal a quienes vieron cambios drásticos después de las vacaciones de verano, pero el cambio de rutina afecta los procesos digestivos y puede bloquear la respuesta del organismo
La práctica de ejercicios y una sana alimentación puede devolver el peso ideal a quienes vieron cambios drásticos después de las vacaciones de verano, pero el cambio de rutina afecta los procesos digestivos y puede bloquear la respuesta del organismo. Ante esto, se recomienda tomar ciertas medidas que aceleren el metabolismo. Un estudio del 2017 determinó que el ejercicio combinado con una dieta nutritiva y alta en fibras puede ayudar a aumentar la cantidad de bacterias “buenas” en el organismo, las cuales ayudan a procesar los alimentos, extraer y absorber sus nutrientes, formar proteínas y eliminar los desechos.
Cuidar del sistema digestivo debe ser una prioridad para prevenir trastornos y sus molestos síntomas como calambres, acidez estomacal y estreñimiento, que además dificultan la realización de cualquier actividad física.
En aras de promover la salud digestiva y el ejercicio, la multinacional especializada en nutrición y estilo de vida saludable. Según los expertos de Herbalife Nutrition, deberíamos seguir cinco consejos prácticos que ayudarán a recuperar el peso ideal:
Consumir fibra de forma regular. Se obtiene en alimentos como las frutas, los vegetales y los granos. Se estima que los adultos deberían ingerir una media de 30 gramos de fibra al día.
Ingerir líquidos. Un adecuado funcionamiento del sistema digestivo requiere que se consuma agua de forma regular, así como antes, durante y después del ejercicio. En caso de sesiones prolongadas de actividad física, se recomienda también consumir bebidas “deportivas” que reponen electrolitos.
Promover la reproducción de bacterias “buenas” en el organismo. Los probióticos o bacterias “buenas” se encuentran en los yogures y otros alimentos fermentados, así como en la soja o los pepinillos.
Controlar lo que se come. Llevar un control diario de qué alimentos se consumen y cuándo se consumen puede ser beneficioso para regular la cantidad de calorías que se están ingiriendo y para detectar el origen de cualquier anomalía en el sistema digestivo.
Aumentar la cantidad y la intensidad de los ejercicios de forma progresiva. Un entrenamiento agresivo solo traerá molestias al sistema digestivo, articulaciones y músculos, por lo que siempre es recomendable optar por un plan de ejercicios de baja intensidad que se puede ir incrementando con el tiempo.
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