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Convertir móviles en juguetes para captar a los niños

Los profesionales del marketing, que trabajan para estas empresas, tienen muy claro que deben influir tanto en los padres como en los niños

Convertir móviles en juguetes para captar a los niños
Convertir móviles en juguetes para captar a los niñoslarazon

Eduardo Delgado, además de CEO de Roams, un comparador de tarifas de telefonía (móvil + internet + tv + smartphones), es experto en políticas de mercado de empresas de telecomunicación. Para él, “hacer que el móvil parezca un juguete es el plan de marketing y publicidad de muchas empresas de telefonía, y también de los fabricantes de gadgets telefónicos, para conseguir que los niños quieran tener su propio Smartphone, tablet o brazalete gps. O sea, para que les pidan uno a sus padres”.

Una de las últimas compañías en poner en práctica esta estrategia ha sido la compañía surcoreana de telefonía SK Telecom. Y el plan parece haberle funcionado, si tenemos en cuenta que, en los nueve días siguientes al lanzamiento del teléfono al mercado, ya se habían vendido 10.000 terminales. Hay que tener en cuenta que el anterior lanzamiento de éxito de SK Telecom, en cuestión de teléfonos para niños, fue el Cookiz Watch Joon 1, del que se vendieron 3.000 unidades en los primeros nueve días de ventas.

El teléfono móvil surcoreano, bautizado con el nombre comercial de Cookiz Mini, está customizado con las imágenes de personajes populares de Disney y Marvel para, de este modo, atraer a los usuarios más jóvenes. Intentando no ser objeto de las iras de padres, profesores y terapeutas, que temen que los Cookiz Mini distraigan a los alumnos en la preparación de los cercanos exámenes finales, los terminales tienen limitado el acceso a Internet (por ejemplo, las descargas de aplicaciones o juegos no son compatibles con el teléfono).

Ganarse a los padres a través de los niños

Los niños no pueden diferenciar el marketing de marca de un terminal del atractivo diseño de un aparato que para ellos es un juguete y que, además, sus amigos y compañeros de clase ya tienen. Los padres, sin embargo, si pueden -al menos, en teoría- captar la diferencia. En palabras del CEO de Roams “es por eso que los enfoques publicitarios más efectivos son aquellos que construyen una relación sólida con los progenitores, ganándose su confianza a través de mensajes como que ese Smartphone les permitirá estar en contacto permanente con sus hijos; que será una ventana a nuevos campos de conocimiento para los pequeños; o que éste u otro modelo son de uso totalmente seguros para sus hijos, ya que permiten configuraciones de control paterno que impedirán a sus hijos acceder a contenidos, o aplicaciones, poco deseables”.

Los padres pueden sopesar estos -u otros- factores a la hora de tomar una decisión de compra. Sin embargo, la ecuación cambia cuando es el niño quien inicia el proceso de compra. Eso lo saben las marcas, las cuales identifican que, si bien es importante apelar a los factores emocionales que alimentan el deseo de un niño, es igualmente importante establecer una relación de imagen de marca confiable con los padres. Eduardo Delgado lo tiene claro “si lo consiguen, aumentarán su probabilidad de cumplir con la solicitud del niño. Esto quiere decir que, los profesionales del marketing, que trabajan para estas empresas, tienen muy claro que deben influir tanto en los padres como en los niños”.

Y es que, a pesar de la influencia que tienen los niños en la compra y los motivos que impulsan a los padres a complacer a sus hijos, son estos últimos quienes tienen la última palabra. ¿Conclusión a la que llegan las marcas? Las transacciones solo serán monetizadas con éxito por las marcas aprobadas por los padres. Y lo

Perfecto. Los padres tienen la última decisión de compra, pero... ¿Cuál es el momento ideal para realizarla? Acerca de este punto, Charo Sádaba, profesora de la Universidad de Navarra e investigadora del Foro de Generaciones Interactivas apunta que “lo importante es que la entrega de ese teléfono móvil al niño responda a una necesidad concreta. Además, que sean los padres quienes decidan, teniendo siempre en cuenta el desarrollo personal de su hijo. Y es que, mientras que, en algunos casos, un menor de 15 años puede no estar capacitado para tener un móvil, en otros, a los 12, puede darse el caso contrario”.

Configurar el móvil para un uso sin riesgos

Ya sea como regalo de Reyes, de cumpleaños, de Comunión o como recompensa de unas buenas notas, el Smartphone o la Tablet suele acabar por llegar, más pronto que tarde, a manos del niño. Pero, ojo: un teléfono móvil es una ventana abierta al mundo por el que puedan entrar todo tipo de contenidos... y no todos buenos para la formación y educación del menor. O sea que, antes de entregarle el terminal al pequeño, el paso previo debería ser configurar el aparato, entrando en su sistema operativo, para restringir así determinados accesos. No hay que preocuparse. Tanto los teléfonos móviles iOS como Android disponen de modos de control parental muy sencillos de activar. En el caso de los iPhones, el control parental lo encontramos en la función Restricciones, desde donde, además, podremos bloquear o eliminar aplicaciones no deseables y, también, impedir compras in-app no autorizadas.

Más controles

Además, si se considera necesario, el control parental podrá reforzarse con la instalación de aplicaciones fáciles de descargar como Mobicip Safe Browser. Dicha herramienta permite seleccionar a que páginas puede acceder y no acceder el niño. Otra aplicación como Qustodio facilita poner límites de acceso a lugares concretos que puedan considerarse especialmente adictivos (como, por ejemplo, las redes sociales o servicios de mensajería instantánea).

¿Y si el pequeño trata de saltarse nuestros controles? En ese caso quizás haya que ser un poco más radical y recurrir a Dinner Time, una aplicación que permite bloquear el uso del móvil del menor desde nuestro propio Smartphone. Un simple click... y el teléfono móvil de nuestro retoño quedará inoperativo hasta que los deberes estén terminados.

En realidad, la instalación y uso de estas aplicaciones en el teléfono de nuestro hijo sólo tiene una pega: que sepamos utilizar el móvil. Y es que, si hemos de hacer caso a un reciente estudio del CIS, siete de cada diez padres reconocen que tienen que pedir ayuda a sus hijos cuando quieren utilizar el móvil... para algo más que no sea hacer llamadas.