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Educación

Estudio a niños que estudiaron en Harvard, Stanford y Princeton: estas son las cuatro cosas que sus padres hicieron desde el principio

La coherencia entre el discurso y la acción es esencial para transmitir valores de manera efectiva

Un padre cogiendo su hijo en un parque © JESUS G. FERIA.© JESUS G. FERIA.

El éxito académico no solo depende del esfuerzo individual de los estudiantes, sino también del papel que desempeñan sus familias en su desarrollo. Detrás de los jóvenes que logran acceder a universidades de élite y destacan en sus actividades extracurriculares, suele haber un entorno familiar que fomenta la autonomía, el pensamiento crítico y la disciplina.

Diversos estudios y experiencias de educadores han permitido identificar patrones de crianza comunes en estas familias. En este sentido, existen cuatro estrategias clave que aplican los padres de los estudiantes más exitosos.

Fomentar la autonomía y la responsabilidad

Uno de los errores más frecuentes en la crianza es la sobreprotección, un fenómeno conocido como 'crianza quitanieves', en el que los padres eliminan cualquier obstáculo para evitar dificultades a sus hijos. Aunque esta actitud puede parecer beneficiosa, en realidad impide que los jóvenes desarrollen habilidades esenciales para la toma de decisiones y la resolución de problemas.

En lugar de resolverles la vida, los padres de los estudiantes más exitosos les permiten enfrentar las consecuencias de sus actos y aprender de sus errores. Actúan como guías y asesores, pero dejan que sus hijos sean los protagonistas de su propio camino.

Respetar y potenciar sus intereses

Muchos padres tienden a orientar a sus hijos hacia actividades que consideran más valiosas o con mayores oportunidades de futuro. Sin embargo, los jóvenes que destacan suelen provenir de entornos donde sus intereses son respetados y potenciados, aunque no sigan rutas convencionales.

El respaldo a las pasiones personales fomenta la creatividad y la motivación. No todas las aficiones deben convertirse en carreras profesionales, pero permitir que los niños exploren sus intereses puede abrirles puertas inesperadas.

Estimular la independencia desde la infancia

En la actualidad, muchos niños tienen horarios tan estructurados como los de un adulto, lo que reduce su tiempo libre y limita su capacidad para desarrollar autonomía. Investigaciones han demostrado que los niños que participan en actividades menos estructuradas tienden a desarrollar una mayor capacidad de resolución de problemas y pensamiento crítico.

Permitir que los niños tomen decisiones sobre aspectos cotidianos, como elegir su ropa o gestionar su tiempo, refuerza su sentido de responsabilidad. Del mismo modo, acciones como ir solos al colegio, cuando el contexto lo permite, pueden fortalecer su independencia y confianza en sí mismos.

Ser modelos de conducta

El comportamiento de los padres influye directamente en los hábitos y valores de sus hijos. Los niños aprenden más por imitación que por imposición, por lo que es fundamental que los adultos reflejen las actitudes que desean inculcar.

Si se quiere reducir el uso excesivo de pantallas, es fundamental que los padres también limiten su tiempo frente a dispositivos. Si se busca fomentar la actividad física, es recomendable que los adultos también mantengan una rutina de ejercicio. La coherencia entre el discurso y la acción es esencial para transmitir valores de manera efectiva.