Conciliación
Pablo Iglesias y su baja de paternidad de quita y pon
los cuidados de los niños nos podemos, y debemos, corresponsabilizar hombres y mujeres. No es tan difícil. Pero de las cosas realmente importantes tienen que ocuparse los hombres. Y si son aliados feministas, mejor. Aparta Irene, que viene El Macho. Sujétame a este niño, que tengo que hacer una cosa y vuelvo.
los cuidados de los niños nos podemos, y debemos, corresponsabilizar hombres y mujeres. No es tan difícil. Pero de las cosas realmente importantes tienen que ocuparse los hombres. Y si son aliados feministas, mejor. Aparta Irene, que viene El Macho. Sujétame a este niño, que tengo que hacer una cosa y vuelvo.
Yo una vez tuve un amigo que era escritor. Se presentaba como tal, hablaba con mucho detalle de su próxima novela (una trilogía, para más señas), de las ideas que tenía en la cabeza, de lo que le inspiraba a la hora de crear sus historias e inventar sus mundos. Llevaba siempre una moleskine encima donde tomaba notas continuamente. Elescritor hablaba con citas de otros escritores famosos, tenía una lista de obras preferidas y otra de autores fetiche, jamás se hacía fotos que pudieran comprometer su futura fama. El día que le pregunté por alguno de sus libros me dijo, mirando al suelo y en voz bajita, que no tenía ninguno publicado. Cuando le dije que seguro que le publicarían en breve, que es cuestión de tiempo y que me dejase leer alguno de sus manuscritos (¿todavía se puede decir “manuscrito” sin convertir una acción en decimonónica? Dejo aquí mi duda) admitió, en voz aún más bajita, que no tenía ninguno acabado. Más tarde, unas cervezas más tarde, reconoció que no tenía ninguno siquiera empezado. “Pero tengo muchas ideas”. Me enseñó un montón de títulos apuntados en su moleskine. Era un escritor que no escribía. Pero era escritor. Porque, para Elescritor, no era necesario escribir para serlo. Bastaba con querer muy fuerte, con saber que lo era. Era escritor sin necesidad de serlo.
¿A qué viene este momento Sophia Petrillo, que solo me ha faltado empezar esta columna con un “Sicilia, 1920”? Pues viene a que no he podido evitar acordarme de mi amigo Elescritor al conocerse que Pablo Iglesias ha mantenido una reunión con Pedro Sánchez pese a encontrarse de baja paternal.
Recordemos que Iglesias defendía y exigía establecer los permisos de maternidad y paternidad como iguales e intransferibles, pues, según él, si son transferibles acabamos asumiendo las mujeres el cuidado de los niños. “Los hombres no estamos para ayudar a nuestras compañeras” argumentaba circunspecto “sino para corresponsabilizarnos”. Parece que, con la corresponsabilidad, Iglesias es bastante laxo.
Ya hizo un paréntesis en su intransferible permiso de paternidad cuando Íñigo Errejón hacía pública su decisión de ser cabeza de cartel con Carmena, en lugar de con Podemos. En aquel momento, con Irene Montero al frente de la formación morada, Pablo Iglesias ya fue quien gestionó la crisis, marcando la postura del partido. Pese a ser un gran momento para alardear de feminismo y que una mujer, la suya, fuese la encargada de liderar ese momento crucial, Iglesias debió de pensar que el feminismo es otra cosa. Que ahora estamos en cosas serias. Era la mayor crisis hasta el momento de Podemos y pensaría que nadie, solo él, podía estar al frente de algo así. Porque de los cuidados de los niños nos podemos, y debemos, corresponsabilizar hombres y mujeres. No es tan difícil. Pero de las cosas realmente importantes tienen que ocuparse los hombres. Y si son aliados feministas, mejor. Aparta Irene, que viene El Macho. Sujétame a este niño, que tengo que hacer una cosa y vuelvo.
Ahora, se repite otra vez la historia. En una reunión secreta... Inciso: otro día hablaremos de las reuniones secretas, que es un concepto que me tiene fascinada. ¿Nadie aquí sabe guardar un secreto? ¿Por qué siempre trascienden las reuniones secretas? ¿Y por qué se empeñan en seguir llamándolas secretas si son de todo menos secretas? Fin del inciso. En una reunión secreta, como íbamos diciendo, Pablo Iglesias, en un cese temporal de la baja intransferible por paternidad, trató con Sánchez el desbloqueo en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. Estoy casi segura de que nos encontramos ante la baja de paternidad intransferible más intermitente de la historia de las bajas de paternidad intransferibles. Lo que la convertiría, automáticamente y a mi juicio, en una baja de paternidad intransferible totalmente transferible. Como dirían las de Objetivo Birmania, vaya lío.
Sería hasta gracioso ver a Pablo Iglesias como pollo sin cabeza: ahora estoy de baja, ahora no, ahora solo la puntita, ahora entro, ahora salgo. Pero no olvidemos que nos vendieron esta baja como un logro del feminismo. Iglesias y Montero, como dirigentes de Podemos, consideran, y así lo han manifestado, que deben dar ejemplo. Y lo están dando. Pero para mal. Y eso ya no es gracioso. Están dejando clarito que un hombre feminista puede compartir perfectamente las tareas en el ámbito privado. Pero cuando en la esfera pública se necesita capacidad de liderazgo, contundencia y determinación, ahí es necesario, nos están diciendo sin decirlo, que El Hombre salga de la cueva y se disponga a cazar. Y que, ante las críticas, salga La Mujer y, con dulzura y buenas palabras, intente calmar los ánimos y justificar lo injustificable. Que Pablo no puede hacer declaraciones, que está de baja por paternidad como ya sabéis.
Pablo Iglesias, como mi amigo el escritor, no necesita que sus actos sean feministas para serlo porque él sabe que lo es. Pablo Iglesias, con este Leticiadolerazo que se ha marcado haciendo lo contrario de lo que predica y desperdiciando un oportunidad maravillosa de dar ejemplo, ha dejado clarísima su postura: ser feminista, para ellos, es una cuestión de teoría. Pero llevarlo a la práctica, ay amigos, llevarlo a la práctica ya que lo hagan otros.
Pablo Iglesias es feminista porque lo es. No porque actúe como tal. No lo necesita. Eso es una vulgaridad. Pablo iglesias es, señoras y señores, miembros del jurado, un escritor que no escribe. Y de este burro no me bajo.
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