Familia
Si te portas mal los Reyes Magos no te traerán regalos
Si eres de los que amenazas así a tus hijos mejor será que leas esto
Si te portas mal los reyes no te van a traer la bici. O el peluche, o la play. Lo que sea que hayas pedido. Esta frase se pronuncia en prácticamente todos los hogares españoles por padres, abuelos, tíos...a los niños como medida preventiva para que se porten bien. Es decir, es una amenaza, un chantaje en toda regla. ¿Es esto bueno? ¿Es bueno educar así? Ramón Soler, psicólogo en Mente Libre (y padre), nos responde a estas cuestiones.
Para el psicólogo, “el mensaje de fondo, el que reciben los niños, es que si eres bueno, obediente y haces todo lo que yo te digo sin protestar, tendrás regalos y mi cariño; en cambio, si eres inquieto, curioso y no me obedeces, serás un niño malo y no te querré”. Para el experto esto es una variante más del maltrato psicológico que pasa desapercibido. Es condicionar el amor a los hijos a que se porten bien, a que no fallen jamás (como si ello fuera posible) “Lo que no sospechan muchos padres es que este maltrato psicológico, precisamente por su invisibilidad, es más destructivo que el maltrato físico”.
Los niños, por encima incluso de las demandas físicas, lo que más necesitan para su supervivencia son el amor y los cuidados de sus padres. Por ello, harán cualquier cosa para conseguirlo, incluso si eso supone enterrar para siempre su alma de niño bajo capas y capas de normas, sumisiones y obediencias ciegas- sostiene Soler.
Crecemos y obtenemos ese aparente cariño de los padres, pero muy en el fondo, aún sigue escondido ese niño que se cuestionaba las cosas, que tenía claro lo que le gustaba y lo que no, en definitiva, ese niño de mente libre. Con el tiempo, esta sumisión del verdadero yo, provocará conflictos internos que afectarán en muchas ocasiones a la persona a nivel psicológico, y en otras, puede incluso llegar a somatizarse en todo tipo de enfermedades físicas.
Ramón Soler está seguro de que “si miramos en nuestro interior y recordamos nuestra infancia, a más de uno le sonará algo de todo esto que estamos comentando. Y si tenemos hijos y nos paramos un poco a observarnos, nos sorprenderemos repitiendo este tipo de tretas engañosas con ellos.
¿Qué hacemos entonces para no influir negativamente en nuestros hijos?
Para liberarnos en profundidad de esta educación –continúa Soler- y no transmitírsela a nuestros hijos, tendremos que pasar por un proceso terapéutico que nos ayude a entender cómo hemos vivido influidos desde pequeños por esta manipulación. Deberemos, además, liberarnos de todos los patrones heredados y bucear en nuestro interior para rescatar a nuestro verdadero yo de debajo de todas esas capas de indefensión donde se escondió. Sólo después de toda esta búsqueda, podremos dejar de influir negativamente sobre los demás.
Para el experto ”mientras nos preparamos y asumimos la necesidad de pasar por este proceso, sí que podemos poner en marcha algunas soluciones. La más rápida, sencilla, y fundamental, la de ofrecerles a nuestros hijos nuestro amor y nuestro total respeto a su individualidad, a sus inquietudes. También, podemos decirles que les queremos por todo lo que son y por todo lo que hacen, no solamente cuando son buenos. Evidentemente, habrá cosas que no puedan hacer porque pueden ser situaciones peligrosas para ellos (respetarles no significa que dejemos que metan los dedos en los enchufes). Siempre podemos explicarles los motivos y ellos lo van a entender. Dejemos ya el “si metes los dedos en los enchufes es porque eres un niño malo y no te voy a querer”, mucho mejor es “vamos a jugar a algo que no sea peligroso para ti”.
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