
Neurociencia
Siete hábitos que revelan que alguien tiene un coeficientes intelectual bajo
El CI no solo depende de la genética, sino también de diversos factores ambientales y hábitos cotidianos

El coeficiente intelectual (CI) es una medida comúnmente utilizada para evaluar la capacidad cognitiva de una persona. Sin embargo, el CI no solo depende de la genética, sino también de diversos factores ambientales y hábitos cotidianos. En este artículo, exploraremos algunos de los hábitos que pueden contribuir a un CI bajo, basándonos en fuentes oficiales que avalan la importancia de ciertos comportamientos para el desarrollo cognitivo.
1. Falta de estimulación mental
La estimulación constante del cerebro es fundamental para mantener y mejorar nuestras habilidades cognitivas. Según un informe de la Fundación Española de Neurociencia, la falta de actividades que desafíen el cerebro puede llevar a un estancamiento cognitivo, afectando áreas clave como la memoria y la capacidad de resolución de problemas. Las actividades como leer, aprender algo nuevo o resolver problemas complejos contribuyen a mantener el cerebro activo y eficiente.
Participar regularmente en actividades mentales desafiantes como la lectura, resolver puzzles, o aprender nuevas habilidades puede ayudar a mejorar el rendimiento cognitivo.
2. Falta de sueño adecuado
El sueño tiene un impacto directo en el funcionamiento del cerebro, especialmente en procesos como la consolidación de la memoria y la capacidad de aprendizaje. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), la privación de sueño afecta significativamente la memoria, la concentración y la capacidad para resolver problemas. La falta de descanso también puede contribuir a un deterioro cognitivo progresivo.
Es esencial dormir entre 7 y 9 horas por noche para garantizar que el cerebro funcione de manera óptima. Mantener una rutina de sueño regular y evitar el uso de pantallas antes de dormir son pasos importantes para mejorar la calidad del sueño.
3. Alimentación poco saludable
Una dieta desequilibrada y pobre en nutrientes esenciales puede afectar negativamente la función cerebral. Según la Fundación Española del Corazón, una alimentación rica en grasas saturadas y azúcares procesados puede contribuir a enfermedades cardiovasculares y problemas cerebrales, ya que el cerebro depende de una buena circulación sanguínea para funcionar correctamente. Además, una dieta deficiente en ácidos grasos omega-3, vitaminas y antioxidantes puede reducir la capacidad cognitiva.
Incluir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (como el pescado azul), antioxidantes (presentes en frutas y verduras) y vitaminas del complejo B (en alimentos como los cereales integrales y las legumbres) es clave para preservar la salud cerebral.
4. Estrés crónico
El estrés constante puede tener un efecto negativo en el cerebro, especialmente en áreas relacionadas con la memoria y la toma de decisiones. Según la Sociedad Española de Psicología (SEP), el estrés crónico activa el sistema nervioso simpático, lo que puede afectar negativamente la memoria a corto y largo plazo y la capacidad de concentración . Además, el estrés elevado prolongado puede contribuir al envejecimiento prematuro del cerebro.
Incorporar técnicas de relajación como la meditación, el yoga y ejercicios de respiración profunda puede ser eficaz para reducir los efectos negativos del estrés en el cerebro.
5. Sedentarismo y falta de ejercicio físico
El ejercicio físico no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también tiene un impacto positivo en el cerebro. La Fundación Española de Medicina del Deporte señala que la actividad física regular está asociada con un aumento en la neuroplasticidad y la creación de nuevas conexiones neuronales, lo que mejora las capacidades cognitivas y previene el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado, como caminar, nadar o andar en bicicleta, puede beneficiar tanto al cuerpo como al cerebro.
6. Falta de Socialización
El aislamiento social y la falta de interacción humana también influyen en el rendimiento cognitivo. Un estudio realizado por la Universidad de Barcelona indicó que las personas que participan en actividades sociales y mantienen una red de apoyo emocional tienden a tener un menor riesgo de padecer deterioro cognitivo en la vejez. La socialización activa el cerebro y puede ayudar a mantener las funciones cognitivas.
Participar en actividades grupales, mantener relaciones sociales y realizar voluntariado son excelentes formas de estimular el cerebro y mantenerlo activo.
7. Exposición a Sustancias Tóxicas
El consumo excesivo de alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas puede afectar negativamente al cerebro. La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) advierte que el abuso de sustancias está relacionado con una disminución de las funciones cognitivas, incluidas la memoria y la atención, e incluso puede contribuir a enfermedades neurodegenerativas.
Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco y reducir el uso de sustancias es fundamental para proteger la salud cerebral a largo plazo.
El coeficiente intelectual no solo depende de la genética, sino también de los hábitos diarios que influencian el funcionamiento del cerebro. Mantener una estimulación mental constante, dormir lo suficiente, llevar una dieta equilibrada, reducir el estrés, hacer ejercicio físico y socializar son hábitos esenciales para mantener un buen rendimiento cognitivo. Tomar conciencia de la importancia de estos factores puede ser clave para prevenir un deterioro cognitivo y mejorar las capacidades mentales.
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