Trabajo

Trabajar en nochevieja

Médicos, farmacéuticos, policías, bomberos y hasta funerarios, una noche como otra cualquiera (casi siempre)

Trabajar en nochevieja
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Los profesionales que trabajan esta noche reconocen que lo que peor llevan es la ingesta de alcohol de las personas que atienden

Mientras usted se toma las uvas, durante toda la noche en la que la mayoría de los españoles disfrutan con amigos o familia de fiesta (y muchos durmiendo), hay una cantidad de profesionales que seguirán trabajando como una noche más puesto que la vida sigue (o incluso se para) y alguien tiene que estar para atender emergencias tipo ingresos hospitalarios, incendios, agresiones...La mayoría de estos trabajos son vocacionales ya que suelen ser de atención a las personas. Y la atención a las personas tiene la parte positiva pero también la negativa, generalmente por la ingesta de alcohol.

¿Hay muchas diferencias entre esta noche y las anteriores? ¿Qué anécdotas suele haber o qué es lo típico? ¿Se paga un extra por esto? Varias personas nos cuentan su testimonio.

Eduard, farmacéutico: “Yo creo que la principal diferencia es que, por ser la noche tan especial, ya intuyes que las dos primeras horas -de las doce y hasta las dos- van a ser más tranquilas que otras. Nunca hay urgencias típicas aunque sí que es una noche de mucha venta de preservativos y de soportar a graciosillos que tocan el timbre para tonterías o para tocarte la moral. Una vez esa noche una señora pretendía que le tomara la tensión metiendo el brazo por la ventanilla de las urgencias de la persiana. Al final, tras su insistencia, tuve que subirla, dejarla entrar y tomársela. Estaba perfecta, de libro. A nivel psicológico estar cara al público y estar siempre sonriente y de buen humor para con los pacientes dejando en casa los problemas es, a veces, duro. A nivel físico estar de pie tantas horas es muy cansado. Eso sí, saber que puedes estar ayudando a la gente es lo más gratificante y estimulante.

En fin de año también se mueren las personas, por lo tanto las funerarias también permanecen abiertas, como cualquier otro día de los 365 del año. Y, a diferencia de otros servicios, como las urgencias médicas, no hay más trabajo que otro día.

Jorge es funerario y lo explica: “Es un día como otro cualquiera, lo único que lo diferencia es que estas deseando que lleguen las 12 de la noche para poder tomarte las uvas con tu familia y celebrar la venida del nuevo año. Para mí es como un día cualquiera salvo por ese hecho. Sí es verdad que por la calle ves a más gente pero por el resto es un día cualquiera. Tienes que aplicar, como cada jornada, la psicología para poder atender de una manera amable a las personas que han perdido a sus seres queridos, un asunto extremadamente delicado”

Jorge reconoce que lo duro de su trabajo no consiste en qué época del año se haga si no en ver “clientes” niños o jóvenes. “Nunca te acostumbras a tener que hacer el servicio de alguien muy joven, y más teniendo tú hijos. Es algo que va contra natura a mi modo de ver y creo que por muchos servicios que hagas de este tipo nunca terminas por acostumbrarte. Gracias a Dios esto es lo menos habitual”.

Sin embargo este trabajo tiene la parte gratificante de recibir el agradecimiento de las personas a pesar del mal momento que están pasando

Javier es policía local y le ha tocado trabajar muchas noches de fin de año, de hecho reconoce que le toca casi todos los años. Para él tiene una pauta casi idéntica, primero se pasa por una calma previa a las 00.00. que es cuando la mayoría están cenando y tomando las uvas y una hora más tarde más o menos comienza el alboroto, la fiesta y la celebración. “Al ser una noche de juerga el alcohol trae, por desgracia, altercados, peleas, agresiones, alcoholemias y demás sucesos asociados a beber”. Por desgracia la parte negativa de mi trabajo es “escuchar las tonterías que mucha gente dice bajo los efectos del alcohol y también la incomprensión de muchos ciudadanos ante la intervención de la policía por muy buena que sea ya que siempre hay alguien que aprovecha para criticarnos y cuestionar nuestro trabajo cuando es una tarea muy difícil y para la que se requiere vocación de servicio y mucho tesón”. Sobre este último punto Javier cree que lo más triste es “cuando vives la muerte de otra persona en directo o agresiones muy violentas donde llegas a ver a víctimas con el rostro totalmente desfigurado”.

Félix es bombero y le ha tocado trabajar muchas veces en fin de año y reconoce que es otra noche más, que no tiene grandes picos de urgencias, “básicamente es otra noche más en la que tienes que estar por si pasa algo y para minimizar las pérdidas humanas o materiales en caso de accidente”. Sí es verdad, reconoce el bombero, “que muchas de las urgencias que atendemos esa noche están relacionadas con el alcohol pero también “gente que se queda colgada en ascensores, algún incendio de vivienda por culpa de los braseros etc...” Como todas las profesiones Félix tiene también sus anécdotas y, en su caso recuerda por ejemplo, aquella Nochevieja que se comieron todos las uvas en el camión, excepto el conductor, claro.

Todos reconocen que su noche de trabajo sería más llevadera si la gente bebiera un poco menos o bebiera y no fuese agresiva y desagradable. Por lo demás reconocen mucha satisfacción en sus trabajos bien hechos y en su ayuda a otras personas