Libros
Verano de historias: cómo encender el hábito lector en los niños durante las vacaciones
Claves y estrategias comprobadas por expertos para que los pequeños descubran el placer de leer este verano
El verano, con su ritmo relajado y tardes interminables, ofrece una oportunidad única para reforzar el hábito de lectura en los niños. Sin embargo, también puede ser la etapa en la que se pierda hasta un 30 % de lo aprendido en lectura durante el curso escolar, especialmente entre quienes carecen de recursos educativos accesibles.Para evitarlo, expertos advierten sobre el fenómeno de la “pérdida de aprendizaje veraniega” y ofrecen estrategias concretas.
1. Establecer rutinas de lectura con sentido
Aunque las vacaciones son sinónimo de descanso, los especialistas recomiendan mantener una rutina diaria de lectura: por ejemplo, leer diez páginas y escribir durante unos minutos sobre lo leído a modo de diario familiar. Este tipo de estructura flexible ayuda a mantener el hábito y ofrece incentivos tangibles antes de acceder a pantallas o juegos digitales.
2. Leer en voz alta, aún cuando saben leer solos
Expertos señalan que leer en voz alta —con entonación expresiva y gestos— capta la atención de los menores y refuerza la comprensión, incluso en niños que ya leen de forma independiente. Es una forma de unión afectiva que promueve el gusto por la lectura.
3. Crear un rincón de lectura acogedor
Tener un espacio dedicado a los libros —bien iluminado, con cojines, estanterías accesibles— favorece el deseo de leer. La Fundación Germán Sánchez Ruipérez, entre otras instituciones españolas, recomienda un ambiente visualmente atractivo con material a mano.
4. Dejar que el niño escoja lo que lea
Autonomía y elección son clave: permitir que los niños seleccionen sus lecturas según sus gustos – cómics, novelas gráficas, no ficción, álbumes ilustrados — promueve la motivación interna. Incluso se sugiere visitar bibliotecas o librerías juntos, para que experimenten ese entorno como divertido y natural.
5. Acceso fácil y variado a la lectura
Los niños necesitan acceso inmediato a materiales de lectura: desde libros adaptados a su nivel hasta revistas, listas de lectura disponibles en bibliotecas o plataformas digitales como Leoteca. Muchas bibliotecas públicas ofrecen programas gratuitos de verano y actividades de animación con incentivos, como “Juego Lector del Verano” en Tomelloso.
6. Convertir la lectura en una actividad lúdica familiar
Vincula la lectura con planes: leer cuentos sobre animales en la playa, hacer un diario del viaje, participar en actividades literarias infantiles o talleres de cuentacuentos.El lenguaje oral se enriquece y los niños asocian la lectura con diversión, no obligación.
7. Ser modelo lector en casa
Si los niños ven a sus padres o cuidadores leyendo (libros, periódicos, revistas) con regularidad, interiorizan que la lectura forma parte de la vida cotidiana y es una actividad valiosa.
8. Lecturas adecuadas: ni muy fáciles ni demasiado difíciles
La “regla de los cinco dedos” —leer una página y levantar un dedo por cada palabra desconocida; más de cinco indica que el texto es demasiado complejo— ayuda a elegir libros adecuados que construyan confianza lectora.
9. Apoyarte en los educadores
Consultar con el maestro al final del curso permite detectar dificultades y niveles lectoras adecuados para cada niño ElHuffPost. Además, muchos centros recomiendan listas de lectura adaptadas al nivel ajustado de cada alumno.
10. Actividades comunitarias con recompensas simbólicas
Iniciativas como la carrera de lectura en Binéfar —leer diez libros y tener opciones a premios como una bicicleta o camisetas — incentivan el compromiso lector desde la colaboración local . También el proyecto “Pequeños Gigantes de la Lectura” en Madrid, basado en lectura en voz alta escolar, refuerza la expresión oral y la confianza desde el colectivo.
¿Por qué todo esto importa?
Combatimos el “summer slide” o retroceso académico que puede hacer que los niños pierdan aprendizajes esenciales, especialmente en entornos vulnerables.
La lectura fortalece habilidades cognitivas (vocabulario, comprensión, creatividad), emocionales (empatía, reflexión) y la autoestima.
Además, la investigación afirma que los niños crean hábitos de lectura cuando ven a adultos hacerlo regularmente.
Con sentido, sin presión y con apoyo, este verano puede ser el punto de partida para un cambio duradero: no solo que lean más, sino que les encante leer.