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Díaz amenaza con "consecuencias democráticas" si Sánchez prorroga las nucleares

La vicepresidenta segunda no amenaza con romper, pero en Sumar confían en que el PSOE está débil y que podrán corregir el rumbo de los socialistas.

Yolanda Díaz durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados.
Yolanda Díaz durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados. Alberto R. RoldánLa Razón

Ahora mismo en España hay un calendario vigente para cerrar de manera progresiva todas las centrales nucleares del país. El cierre, si todo sigue según lo previsto, comenzará a finales de 2027 con la central de Almaraz, en Extremadura. Ese mismo año, además, habrá elecciones autonómicas en la mayoría de comunidades, y se celebrarán también municipales y, salvo sorpresa, generales.

Si el debate de la energía nuclear ya es proclive a complicarse y enconarse, la perspectiva de que pueda afectar electoralmente dificulta todo aún más. Y esto no es algo que se circunscriba sólo a las dinámicas entre el Gobierno y la oposición, sino que también tensa las relaciones dentro del propio Ejecutivo... y dentro también de los partidos.

El debate del cierre nuclear amenaza con convertirse en un gran cisma dentro de la coalición de Gobierno a la vuelta del verano. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, puso ayer pie en pared ante los signos de que el ala socialista estaría dispuesto a renegociar el cierre de las centrales nucleares, tras pedírselo algunas empresas.

Díaz, en una entrevista en RNE, amenazó con que habría "consecuencias democráticas" si el Gobierno accede a prolongar la vida de las nucleares. Según la vicepresidenta, acceder a algo así implicaría "violentar" el acuerdo de coalición y esto es "algo que nunca ha sucedido".

Sin embargo, Díaz no quiso verbalizar la amenaza de romper el Gobierno y fuentes cercanas a la vicepresidenta descartan que vayan a llegar tan lejos. Son perfectamente conscientes de que no pueden romper con el PSOE, menos aún por algo así, pero sí pueden escenificar su enfado para marcar perfil propio, presionar con fuerza a los socialistas y anotarse un tanto cuando consigan meter en cintura a Pedro Sánchez.

El Gobierno de Sánchez, desde que Teresa Ribera era vicepresidenta, siempre se ha mostrado en contra de las centrales nucleares y a favor de apostar por las energías renovables, considerando ambos modelos incompatibles.

Incluso tras el gran apagón del 28 de abril, cuando muchos lo achacaron a una sobredependencia de las renovables, Sánchez dijo que las centrales nucleares "lejos de ser una solución, habían sido un problema" ese día, porque hubo que redirigir electricidad hacia ellas para evitar peligros. Sin embargo, la predisposición del PSOE a renegociar el cierre de las nucleares, algo que están pidiendo algunas empresas del sector, no es nueva.

En el Pleno que se celebró el pasado 7 de mayo en el Congreso de los Diputados, en el que Sánchez compareció precisamente para hablar del gran apagón, el presidente del Gobierno ya expuso tres condiciones para prorrogar la vida de las centrales.

La primera es que la prórroga garantice la seguridad de los ciudadanos, cumpliendo los requisitos que determine el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La segunda, que sea algo económicamente viable y que el coste lo asuman las empresas que las gestionan. Es decir, que esa prórroga no tenga ningún tipo de reflejo en la factura de los ciudadanos. Y la última condición es que se garantice la seguridad de suministro, según exija Red Eléctrica.

Sánchez dijo que el Gobierno no pidió el cierre inmediato de las centrales, que estaba dispuesto a escuchar a las empresas del sector y que, de todas formas, esos requisitos estaban todavía muy lejos de cumplirse. Y sus palabras ahí quedaron, sin que nadie les prestara demasiada atención, pero ahora esto se ha convertido en una especie de conflicto dentro de la coalición por los signos de que se está intensificando la posibilidad de la prórroga.

La semana pasada, el diario El País publicó que Iberdrola y Endesa habían pedido al Ejecutivo que se replantease el calendario de cierre pactado en 2019 y que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, contestó abriéndose a revisar el calendario. Aagesen no se salió de las tres condiciones, pero las compañías parecen estar valorando positivamente esta posibilidad.

El secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, también aseguró la semana pasada que las condiciones no se estaban dando pero que, de darse, se estudiaría la propuesta. Y el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, volvió a mostrarse dispuesto el domingo en una entrevista.

Todo esto ha despertado una profunda preocupación en Sumar. En el pacto de coalición que firmaron Sánchez y Díaz, se puede leer explícitamente que ambos partidos acordaron lo siguiente: "Haremos un cierre de las nucleares planificado, seguro, ordenado y justo socialmente, escalonando el cese de la operación de todas las centrales españolas entre 2027 y 2035, continuando con los instrumentos ya desarrollados en la Estrategia de Transición Justa".

El texto del acuerdo no da lugar a segundas interpretaciones y por eso en el entorno de Yolanda Díaz están molestando los signos que vienen de su compañero de coalición. "Los acuerdos de coalición no se pueden incumplir. No concebimos que el PSOE incumpla el acuerdo de coalición, que aboga por las renovables y no por las nucleares", aseguran fuentes cercanas a la vicepresidenta. "Si esto avanza, se hablará en el seno del Gobierno", añaden.

En Sumar notan que el PSOE está relativamente débil por los numerosos escándalos de corrupción que han salpicado al entorno del presidente del Gobierno y tras comprobar Sánchez que sus socios parlamentarios han puesto su confianza en él en cuarentena. Desde la formación reconocen que están cansados de ser el hermano pequeño de la coalición y quieren usar este momento a su favor.

La propia Díaz se regodeó ayer en la entrevista de que Sánchez había incluido en su plan contra la corrupción en la Administración diez de las 15 medidas que Sumar le propuso. También presumió de que se habían activado cuestiones como el Estatuto del Becario o la ampliación de los permisos parentales, cuestiones en las que el PSOE arrastraba los pies, gracias a su "fuerza democrática". Esa misma fuerza democrática esperan que sirva para reconducir la postura del Ejecutivo si Sánchez se sale del carril marcado por el pacto de coalición y amplía la vida de las centrales nucleares.

Para Sumar, este debate de las centrales nucleares es de vital importancia, además de por motivos ideológicos, por su constante batalla con Podemos. En el último Pleno del curso político, la formación morada contribuyó a tumbar el decreto contra los apagones del Gobierno, argumentando que podría haber sido redactado por empresarios como el CEO de Iberdrola. Si el PSOE se abre a prorrogar la vida de las centrales y Sumar no hace nada al respecto, Podemos pasaría a capitalizar el discurso antinuclear en la izquierda.