Copa del Rey

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La Copa del Rey: «¿Ganar? Improbable, no imposible»

El torneo de los humildes: estudiantes, becarios y un aparcacoches se enfrentan, a partido único, a equipos de LaLiga Santander en la nueva Copa del Rey

Chupe celebra el gol que dio al C. F. Intercity el pase a la final de los Playoffs de ascenso a Tercera
Chupe celebra el gol que dio al C. F. Intercity el pase a la final de los Playoffs de ascenso a TerceraTXIKIC. F. I

A cinco días del sorteo de Lotería de Navidad, el gordo caía ya hace semanas en tres localidades españolas. Los bombos del nuevo formato de Copa del Rey repartían especial fortuna a tres equipos, entre otros, de Tercera División que intentarán la gesta de ganar a equipos tan históricos en este torneo como Sevilla o Athletic de Bilbao. Así, futbolistas amateurs vivirán la experiencia del fútbol de élite, al menos, por un día.

Chupe es segundo entrenador y exjugador del Intercity, equipo alicantino que se mide hoy al Athletic de Bilbao después de conseguir dos ascensos consecutivos en tres años de existencia. Antes se conocía como el San Juan. Hace tan sólo unas jornadas, justo antes de conocer su rival en el sorteo, Chupe colgaba las botas: «Aunque da rabia perderse este partido no me arrepiento. Me sigo sintiendo igual de partícipe de esto». El técnico del Intercity reconoce alguna de sus armas motivacionales para intentar la odisea: «Trataremos de autoengañarnos y aferrarnos a un ‘Alcorconazo’». El Intercity es uno de los equipos que no podrán vivir el sueño «copero» en su estadio. Sus instalaciones no cumplen los requisitos que exige la RFEF, por lo que jugarán la eliminatoria a partido único en Elche. «Da mucha rabia, se había generado demasiada ilusión», se lamenta Chupe porque los bilbaínos no visiten San Juan.

Todavía más decepcionado se mostraba el Presidente del Bergantiños, otro de los equipos perjudicados por las exigencias de la RFEF sobre las infraestructuras: «Nos han quitado el caramelo de la boca. Lo que era una fiesta en Carballo se ha convertido en casi un funeral». Los gallegos jugarán ante el Sevilla en Riazor, estadio del Deportivo.

El Álamo (Comunidad de Madrid), que se enfrenta mañana al Mallorca, es uno de los clubes que mejor reflejan la realidad de estas categorías, semiprofesionales, en el mejor de los casos. «Somos unos enfermos del fútbol, jugamos por pura afición. A algunos hasta les cuesta dinero entre gasolina o desplazamientos», confiesa Rubén, capitán del equipo madrileño que compagina el balón con su verdadera profesión, aparcacoches. «Soy consciente de que es algo pasajero, pero este partido sí es una oportunidad para los que están empezando. No hay mejor escaparate que este», reconoce el futbolista de 28 años. Rubén recuerda la victoria ante el Pedroñeras, que les clasificó para esta ronda, como uno de los momentos más emocionantes de su vida. «Tenía tanta tensión acumulada que esa noche no pegué ojo. Vinieron a vernos 1.400 personas, cuando lo normal son 300». Este madridista confeso espera intercambiar la camiseta con Kubo.

Su compañero Adrián, de 24 años, pasará de narrar historias a protagonizarlas. Es becario en un medio de comunicación deportivo, y como tal, analiza el revuelo que generó el cruce con el Pedroñeras, en el que sonó por error un himno inconstitucional: «Sales de haber ganado el partido de tu vida y lo único que lees es lo del himno. Al final lo que brilla es la anécdota». El entrenador de estos dos jugadores del C.D El Álamo no se deja llevar por el optimismo: «De 1.000 partidos nos ganarían 999».

La trayectoria del nuevo técnico del Bergantiños es la más curiosa de esta edición de la Copa. Ocupaba el puesto de entrenador hace unas jornadas, reemplazando al que había sido su entrenador meses atrás. Sólo unos días después el destino le cruzaría con el conjunto de Julen Lopetegui, provocando un duelo de banquillos entre un debutante en Tercera y un exseleccionador nacional. «Es casi surrealista. Bromeo con los amigos de que me voy a poner en el once», reconoce el entrenador del conjunto gallego. Además, Borja vivirá una noche cargada de nostalgia. Volverá al estadio del Deportivo tras haber militado varios años en su filial y se reencontrará mañana con un excompañero. «Coincidí con Sergio Escudero (capitán del Sevilla) en el filial del Murcia. Luego él subiría al primer equipo para irse después al Schalke». «Es un partido en el que duele especialmente dejar a alguien en el banquillo, es un sueño que todos se merecen disfrutar. ¿Ganar? Improbable, no imposible», concluye el técnico de los gallegos.