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Religión

Así es la capilla gallega que honra a la primera mujer crucificada del mundo

Tras años cerrada al público, la iglesia despierta en días señalados el interés de vecinos y visitantes por su valioso legado arquitectónico y el sobrecogedor relato que encierra

Así es la capilla gallega que honra a la primera mujer crucificada del mundo Turismo de Galicia

En el casco histórico de Baiona, en una plaza que lleva su nombre, se alza la capilla de Santa Liberata, un templo que guarda tras sus muros una historia tan legendaria como trágica. Construida a finales del siglo XVII por iniciativa popular, esta iglesia de estilo plateresco italiano fue concebida para acoger los restos de Santa Liberata, una figura venerada por generaciones y considerada la primera mujer crucificada por su fe.

La capilla, cuya construcción comenzó en 1695 y finalizó en 1709, destaca por una fachada imponente, flanqueada por dos torres coronadas con pináculos y una hornacina central que alberga la imagen de la santa crucificada. Junto a ella, dos escudos de piedra representan al Reino de Galicia y a la villa de Baiona. En su interior, el retablo principal muestra una escena del martirio de Liberata y sus ocho hermanas, retratadas en medallones en alto relieve. Además, se conserva una reliquia de la santa: un hueso de su brazo, traído desde Sigüeza en 1689.

Santa LiberataDescubre cada día

Según la leyenda que ha perdurado durante siglos, Santa Liberata nació en el año 119 en Baiona, entonces conocida como Balcagia. Su madre, Calsia, dio a luz a nueve hijas gemelas y, temiendo ser acusada de infidelidad por su esposo, el gobernador romano Lucio Catelio Severo, ordenó a su nodriza Sila que las arrojara al río Miñor. Pero la nodriza, desobedeciendo la orden, confió las niñas a distintas familias cristianas de la región. Años más tarde, durante una persecución religiosa ordenada por el emperador Adriano, las hermanas fueron descubiertas, encarceladas y llevadas ante su propio padre, quien, al reconocerlas por su parecido con su madre, intentó persuadirlas de renunciar al cristianismo. Al negarse, fueron condenadas al martirio.

El trágico destino de Liberata y sus hermanas (cuyos nombres figuran en una placa de la fachada: Liberata, Xenebra, Victoria, Eumelia, Xermana, Xena, Marciana, Basilia y Quinteria) alimentó una devoción popular que perdura hasta hoy. Aunque existen versiones que sitúan su crucifixión en Portugal, en la localidad de Castraleuca, otras fuentes indican que murió junto a su hermana Marina en las cercanías de Sigüeza, en el año 139.

Imagen de Santa LiberataConcello de Baiona

Pese a su relevancia histórica y patrimonial, la capilla permaneció cerrada durante muchos años, salvo para las celebraciones litúrgicas de Santa Liberata (20 de julio) y las fiestas de San Cosme y San Damián (26 y 27 de septiembre), cuando se celebran romerías con procesiones y puestos de comida.