
Historia
Así es el misterioso santuario olvidado en la Ribeira Sacra que nadie se atrevió a terminar
Erigido en la década de 1940 por un sacerdote con contactos en las altas esferas, este templo nunca logró completarse, pero su misteriosa atmósfera y legado siguen siendo un enigma

En el corazón de Galicia, en la parroquia de San Xurxo de Asma, cerca de la aldea de Centulle (Chantada), se erige una construcción que, aunque desmoronada por el paso del tiempo, aún conserva la huella de un sueño ambicioso: el Santuario de la Virgen de Fátima.
Este monumento, incompleto y abandonado, fue un proyecto ideado por el sacerdote Emilio Francisco Eyré Lamas, quien, tras su paso por Lisboa, quedó profundamente impresionado por la devoción portuguesa hacia la Virgen de Fátima. Su sueño de replicar ese fervor en su tierra natal lo llevó a iniciar la construcción de un templo monumental en 1944. Sin embargo, el destino no fue favorable para su obra, que se detuvo en 1957 debido a la falta de recursos.
Hoy, este santuario se ha convertido en un enigma, envuelto en misterio y abandono, siendo testigo mudo de una historia marcada por la ambición, la religión y la política.
Un sacerdote con un sueño
Emilio Francisco Eyré Lamas, nacido en Chantada en 1910, dedicó su vida a la iglesia, aunque su interés por la arquitectura y la devoción lo llevó a emprender un proyecto fuera de lo común. Durante su estancia en Lisboa, fue testigo de la devoción popular por la Virgen de Fátima, lo que despertó en él el deseo de crear un santuario similar en Galicia. En 1944, a la edad de 34 años, Eyré comenzó a trabajar en el proyecto, soñando con un templo que rivalizara con los más grandes de la cristiandad.
El sacerdote, con una profunda fe en la Virgen de Fátima, quería rendir homenaje a la figura religiosa que, según la tradición, había aparecido en Portugal en 1917. Así, convencido de la importancia de erigir un lugar de culto en su tierra natal, se lanzó a la ardua tarea de construir el santuario. Decidió ubicarlo en Centulle, sobre los restos de un antiguo castro celta, creando una conexión simbólica entre la tradición cristiana y la prehistoria gallega.
La ambiciosa arquitectura del santuario
El diseño del Santuario de Fátima es una de las características más fascinantes de este proyecto. La estructura, que comenzó a levantarse en 1944, es una mezcla de estilos arquitectónicos única y curiosa. Eyré se inspiró en diversas tradiciones arquitectónicas, incluyendo el prerrománico, el visigótico, el románico de línea asturiana, el gótico y estilos de influencia irlandesa-céltica. Esta amalgama de estilos le otorgó un aire particular, que, aunque incompleto, refleja el afán de Eyré por crear una obra monumental que destacara por su originalidad.
El templo contaba con una gran nave central, adornada con columnas y arcos de reminiscencias románicas, y un altar mayor que nunca llegó a erigirse. Las paredes, originalmente de una tonalidad cálida, se fueron viendo deterioradas por la humedad, lo que les otorgó un aire verdoso que refuerza la atmósfera de abandono que predomina hoy en día.
La construcción del santuario se detuvo en 1957, tras la falta de fondos para continuar la obra. Aunque la iglesia fue inaugurada parcialmente en 1945, las ambiciones de Eyré no pudieron cumplirse, y el proyecto quedó inconcluso. La falta de recursos y el cambio de las circunstancias políticas de la España franquista no permitieron que el santuario alcanzara el esplendor que su creador había imaginado.

La muerte de Eyré Lamas y el abandono del santuario
El sacerdote Emilio Francisco Eyré Lamas murió en 2002 a la edad de 92 años y fue enterrado en el propio santuario, tal y como él había solicitado. Sin embargo, a pesar de su empeño, el santuario nunca tuvo el impacto que Eyré deseaba. Durante años, el edificio permaneció cerrado, sin ser utilizado para su propósito original de adoración. La maleza creció alrededor del templo, cubriendo el acceso y rodeando las paredes exteriores, lo que contribuyó al deterioro de la estructura.
Dentro, el ambiente era aún más desolador: columnas rotas, suelo deteriorado y un aire húmedo y turbio invadían el interior del edificio, que se encontraba vacío y desprovisto de muebles o imágenes religiosas. La tumba del propio Eyré también se encontraba en mal estado, víctima de la falta de cuidado y, más tarde, de actos de vandalismo. En su tumba, la lápida fue objeto de destrozos, lo que causó gran indignación entre los descendientes de Eyré y los habitantes de la zona. La iglesia, que en sus primeros años había sido un lugar de culto, pasó a ser un refugio de la desidia y la desolación.
En el ojo de la controversia
A lo largo de los años, el Santuario de Fátima se convirtió en un lugar de polémica. En 2018, la asociación ultraderechista Colectivo España Unida sugirió que la iglesia albergara los restos del dictador Francisco Franco, una vez exhumados del Valle de los Caídos. Aunque repartieron folletos explicando su propuesta, la idea fue rechazada por la mayoría de los vecinos de Chantada, quienes se opusieron rotundamente a esta iniciativa.
Además, el santuario fue utilizado en varias ocasiones como escenario de películas y vídeos musicales, lo que atrajo a curiosos y cineastas en busca de lugares únicos. El grupo de música Liviao de Marrao, conocido por su estilo transgresor, grabó allí el videoclip de su canción "Cantiga de Feto", que abordaba temas controvertidos como el aborto. Este tipo de uso, sin embargo, no hizo sino aumentar el aura de misterio y abandono que rodea al santuario.
El futuro
El futuro del Santuario de Fátima es incierto. Aunque varios grupos han sugerido su restauración, los esfuerzos por recuperar el edificio han sido escasos, y el santuario sigue siendo un símbolo de lo que pudo haber sido una obra maestra de la arquitectura religiosa en Galicia. La comunidad local, aunque consciente de su valor histórico y arquitectónico, no ha logrado encontrar una forma efectiva de salvarlo del olvido.
El lugar sigue siendo un punto de interés para los amantes de lo inusual, los curiosos y aquellos que sienten fascinación por los lugares olvidados por la historia. Sin embargo, su estado de deterioro es cada vez más evidente, y el paso del tiempo sigue reclamando su cuota de la memoria de este santuario olvidado.
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